Todo comenzó con las críticas. Como en las pasadas ediciones del Tour las primeras semanas se caracterizaban por no tener muchos ataques, la A.S.O. –la empresa organizadora del evento– decidió darle a la competencia más importante del ciclismo un giro radical. Por eso, este año, modificaron el recorrido y agregaron varios puertos de montaña de primera categoría desde el principio. Pero esta disposición no sirvió de mucho. Esta año la carrera también ha recibido duros cuestionamientos porque no ha habido emociones y los favoritos llegan agrupados en todas las etapas sin la emoción de los ataques.
Flourish Un ejemplo sucedió el jueves, durante la etapa 6 del Tour. Había una escalada de primera categoría con algunas de las rampas más empinadas de la competencia. Sin embargo, en el pelotón de favoritos, controlado por el Team Ineos Grenadier (el del actual campeón del Tour, Egan Bernal), solo tuvo un ataque de Fabio Aru que fue controlado posteriormente. Alexei Lutsenko, que tuvo presencia en la fuga inicial, fue el ganador de la etapa. Pero su triunfo no impactó en lo más mínimo la clasificación general. El Ineos y la defensa del Tour Esta situación, de nuevo, ha generado críticas. Se dice que el equipo de Egan Bernal no ha mostrado la fortaleza de otros años y ha desaprovechado las escaladas que se han presentado hasta ahora para marcar una diferencia frente a Primoz Roglic y Tom Dumoulin, dos corredores que tienen la ventaja de rendir mejor de cara a la contrarreloj de la etapa 20.
Sin embargo, frente a estos comentarios, Egan se ha mostrado tranquilo. Él lo ha repetido al final de cada una de las jornadas: su objetivo es guardar fuerzas de cara a la tercera semana de la carrera, en la que habrá tres jornadas seguidas de alta montaña en las que podría marcar distancia suficiente para tener la camiseta amarilla en París: “Se sube muy rápido, fue un día bastante duro, bastante rápido. Y aunque no hubo ataques, no fue nada fácil. Esto se va a sentir de cara a la última semana“, dijo el jueves Egan, que marcha quinto a 13 segundos del líder, Adam Yates. Pero se especula con otra razón que podría explicar la falta de agresividad del campeón defensor del Tour: existe la posibilidad de que siga recuperándose de una lesión de espalda que lo viene afectando desde el Critérium de Dauphiné, que se corrió dos semanas antes del Tour. "De mi espalda, un poquito mejor, me sentí mucho mejor, pero hay que tener paciencia y recuperar lo que más se pueda”, agregó el ciclista colombiano.
Los acuerdos del pelotón Por otro lado, hay otra razón para la falta de ataques. Parece que en el pelotón hay un consenso sobre el gasto de energías innecesarias en la primera semana de la competencia. "Hemos ido a toda velocidad y así poco se puede hacer. Es posible que haya un poco miedo de precipitarse y pegarte un calentón que no solo no te hace ganar tiempo, sino que lo puedes perder –dijo el corredor del Bahrain McLaren, Mikel Landa–. En un final como el de hoy era difícil hacer diferencia". El español se caracteriza por ser uno de los ciclistas más agresivos del grupo. En ese mismo sentido habló el líder Adam Yates, quien señaló que la escalada del jueves al col de la Lusette se hizo a un ritmo fuerte y que las pendientes no eran tan duras como para hacer una selección de favoritos. "En el final había una subida muy dura, pero fue difícil intentar una gran ofensiva. La última montaña [el monte Aigoual] no era lo suficientemente dura. Atacar hubiera sido un gran esfuerzo a cambio de un pobre resultado, por eso he preferido ahorrar fuerzas para los próximos días", agregó. Por otro lado, Enric Mas, el nuevo líder del Movistar tras la salida de Nairo Quintana dijo: "Si los que nos critican estuvieran encima de la bici y vieran la velocidad a la que se rueda se les quitarían las ganas de decir eso". Mas señaló que la subida a Orcières-Merlette, el primer final en alto de la edición, se hizo "a 30 o 35 kilómetros por hora", lo que hacía "imposible arrancar". "Hoy ha sido igual, se ha puesto (Jonathan) Castroviejo a tirar y o estás muy bien o atacas pero te vuelves para atrás enseguida", dijo en una frase que recuerda lo que le sucedió a Aru.
"Está siendo un Tour muy rápido y, no sé por qué, pero corremos con más cabeza que otros años. Ya en Pirineos y Alpes, todos los equipos lo van a intentar", concluyó el ciclista. Este fin de semana se llegará a los Pirineos y habrá que esperar si los corredores se animan a atacar y animar una carrera que hasta ahora ha recibido un adjetivo popular: el de ser una competencia “aburrida”.