La fecha 13 de la liga de Brasil estuvo protagonizada por los momentos de tensión que se vivieron en el Estadio José Pinheiro Borda de Porto Alegre. Internacional y Botafogo, dos rivales directos en la disputa por el cupo a Copa Libertadores, terminaron a los golpes tras un partido repleto de polémicas arbitrales.
El Inter, equipo que en este caso oficiaba como local, arrancó ganando el partido apenas a los 9 minutos gracias al penal convertido por Edenilson. El primer gran debate se dio por la expulsión de Philipe Sampaio por esa supuesta mano en el área que se demoró más de 6 minutos en ser decretada tras la revisión en el VAR.
Botafogo se quedó con 10 jugadores y además sufrió el segundo tanto en contra a los 13′ con un remate cruzado de Fabricio Bustos para estallar el grito de gol en la hinchada colorada. El 2-0 prometía una goleada del conjunto local, sin embargo, la valentía del Fogão desencadenó en el tanto del descuento que les daría una leve esperanza de salir bien librados en Porto Alegre.
Luego de una serie de rechazos, rebotes y cabezazos, la pelota le quedó servida a Vinicius Lopes para que marcara de volea a la salida del portero, decretando así el 2-1 con el que se fueron al descanso.
En el segundo tiempo, Botafogo lució mejor desde el arranque y logró el empate rápidamente antes del primer cuarto de hora. Otra vez los rebotes estuvieron del lado visitante, dejando a Erison debajo del arco para definir de cabeza y silenciar las tribunas del Beira-Rio.
Producto de la cantidad de veces que se detuvo el partido por decisiones arbitrales, terminaron añadiendo 10 minutos más en el segundo tiempo. Cuando el marcador ya superaba el último minuto de descuento, Kayque ganó una pelota entre dos defensores del Inter e intentó definir de primera, pero fue interceptado por el arquero. No obstante, el balón quedó vivo dentro del área, favoreciendo a Hugo para que eludiera al guardameta y anotara de esta manera el tercero definitivo para la remontada.
Todos los jugadores de Botafogo corrieron hacia su banquillo para celebrar el gol a rabiar, algo que molestó a algunos jugadores del equipo local. De ahí en adelante todo fue descontrol con empujones, puños y hasta patadas voladoras de lado y lado. Algunos miembros del cuerpo técnico colorado intentaron mediar en la discusión, pero los ánimos ya estaban caldeados por el 3-2.
La gresca concluyó con la expulsión de dos jugadores del Inter, David y el argentino Gabriel Mercado, y uno por el lado de Botafogo, el extremo izquierdo Lucas Piazón. Evitando nuevos conatos de pelea, el juez central decidió señalar el final del partido y enviar a ambos equipos a los vestuarios.
Luis Castro, entrenador del Fogão, culpó a la terna de lo sucedido en el epílogo del compromiso. “El arbitraje debe ser siempre un agente pacificador del juego y no un agente que potencie todo el malo. Creo que hubo una confusión de criterios que perjudicó a nuestro equipo”, indicó en rueda de prensa.
André Mazzuco, directivo del Botafogo, echó más leña al fuego tras las decisiones del juez. “Este partido que puede ser una de las cosas más lamentables que hemos pasado, un arbitraje no preparado, terminaría el partido en tres minutos, en una conducta totalmente desprevenida. Esto no puede pasar y esperamos que no se repita ni se repita con el Botafogo, o con cualquier otro club, porque invertimos mucho y el fútbol necesita profesionales preparados”, lanzó.
“Botafogo tomará las medidas correspondientes con la CBF y la comisión de arbitraje. Lo que pasó aquí fue una vergüenza”, advirtió en nombre de la institución, que salió contento por una valiosa victoria a pesar del polémico desenlace.