Como héroes, así fue el recibimiento de Argentina en el aeropuerto de Ezeiza en la madrugada de este martes 20 de diciembre. El conjunto albiceleste, que el domingo fue campeón del mundo tras vencer en los penales a Francia, aterrizó sobre las 2:30 a. m. (hora de Argentina) y se encontró con una multitud de personas a las que no les importó ni la hora ni el frío.
El primero en salir del avión fue Lionel Messi, acompañado del técnico Scaloni, que lo acompañó en ese primer contacto con sus compatriotas. Una sonrisa en el rostro y la mano derecha con la copa hacia el cielo fue suficiente para que el ‘10′ desatara la locura de una fiesta que se suponía iba a ser al mediodía de este martes.
Fue tal la marea albiceleste que los jugadores no tuvieron otro remedio que subirse al bus descapotado, ese que usarán nuevamente en horas de la tarde para viajar hasta el obelisco, sitio elegido por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para llevar a cabo la celebración oficial de la tercera corona en su historia mundialista.
Pero en ese trayecto del aeropuerto al predio, la selección tuvo un momento de nerviosismo que pudo causar una tragedia. Leandro Paredes, Rodrigo de Paul, Leo Messi, Ángel Di María y Nicolás Otamendi, que viajaban en lo más alto del bus, estuvieron cerca de chocar con un cable de alta tensión que les pasó rozando por encima de la cabeza.
Mientras todos iban mirando la multitud de hinchas que los acompañaba, Otamendi fue el único que se percató de lo que estaba por suceder. Con un grito les avisó a sus compañeros, que, simultáneamente, se agacharon para evitar el cable.
Al final lo único que se perdió fue la gorra de Paredes, el último en reaccionar al grito de su compañero. A pesar del desagradable momento, todo continuó con normalidad y los jugadores pudieron llegar a la sede de la AFA, donde descansaron antes de prepararse para otra caravana más por las calles de Buenos Aires.
La albiceleste no solo volverá a desfilar con la copa, sino que tendrá tiempo para interactuar con los aficionados, que seguramente colmarán las cercanías al obelisco, sitio que antes y después del título fue el epicentro de la ‘locura’ por ese triunfo. Para hacer la fiesta aún más multitudinaria, el presidente Alberto Fernández decretó día festivo este martes, todo con el objetivo de que sus compatriotas puedan acercarse a darle la bienvenida a los campeones y hagan aún más masiva la celebración que ya le ha dado la vuelta al mundo.
Problema de todos los festejos
Esto que le sucedió a la selección no es nuevo en las celebraciones en Argentina, incluso se dio antes del Mundial en medio de los festejos de Belgrano por su regreso a primera división.
El ascenso desató la celebración en la provincia de Córdoba, que se volcó a las calles para recibir al equipo. Sin embargo, la fiesta estuvo a punto de tornarse en tragedia cuando el autobús descapotado, habitual en este tipo de festejos, pasó rozando por debajo de un puente.
Los jugadores que se encontraban en la parte superior del vehículo tuvieron que agacharse para evitar un golpe en la cabeza. Incluso se ve en los videos aficionados que uno de los futbolistas le avisa a su compañero segundos antes de pasar bajo la estructura, evitando así lo que hubiera sido el fin de la celebración.
Afortunadamente, ninguno de los miembros del equipo salió lastimado y la caravana continuó sin problemas su desfile por la ciudad, con una anécdota que servirá para tener más cuidado a la hora de elegir la ruta en próximos logros deportivos.