Camerún y Egipto definieron este miércoles el primer finalista de la Copa de África, dos seleccionados que habían llegado a esta instancia tras superar las difíciles fases previas, hasta meterse entre los cuatro mejores del torneo, donde Egipto, al igual que Camerún, eran los grandes favoritos y solo uno podría quedarse con el cupo de finalista.

El compromiso en su trámite futbolístico no tuvo muchas emociones, tanto así que el juego se mantuvo en igualdad a cero durante los noventa minutos reglamentarios y posteriormente, en el tiempo de adición, se mantendría de la misma forma, obligando a la definición por penales.

Los dirigidos por Carlos Queiroz, exentrenador de la Selección Colombia, fueron sorprendidos por el dominio del balón que tuvo su rival, superándolos con un 52 % ante el 48 % que tuvo el equipo del atacante del Liverpool, Mohamed Salah. También se vio evidenciado lo parejo que fue el juego por las aproximaciones, quien oficiaba de local (Camerún) generó tres remates a puerta, ante tan solo uno de su rival.

Antes de finalizar los noventa minutos del tiempo reglamentario, fue cuando se vivió la situación más apasionante del encuentro, pues ante la importancia del juego, empezó a imperar la molestia por parte de los protagonistas sobre las decisiones del juez central, Bakary Gassama, quien desde antes del juego había sido señalado por la delegación de Egipto como mal garante de justicia para el importante duelo.

Cuando el reloj marcaba el minuto 89, y ante una decisión que para el estratega Queiroz no fue la adecuada, este perdió los papeles y arremetió de manera fuerte contra el juez central. Las imágenes de la transmisión dejan ver al técnico salido de sus casillas, con muestras claras de molestia por cómo se estaban llevando las decisiones del juego. Tal fue el enfado que encaró a Gassama, y tuvo que ser retenido por uno de sus asistentes para no ir en contra de la humanidad del juez, quien tomó la decisión de manera sencilla de mostrarle la tarjeta roja y decretar su expulsión del juego.

Ante la determinación, se pensaba que Queiroz únicamente saldría del campo rumbo a los vestidores, pero no fue así, por el contrario tomó rumbo hacia el juez asistente para recriminarle también por la tarjeta roja, en una audio bajo se alcanza a escuchar algunas palabras con la que se dirige al cuatro árbitro, donde continua siendo frenado por uno de sus colaboradores de camerino para que la situación no pase a mayores.

Tras dar la vuelta y sentirse derrotado por la determinación, termina la fuerte escena con una patada a una botella de agua que se encuentra a la altura de la raya del banco técnico, un gesto poco habitual en un seleccionador que se caracteriza por su calma a la hora de dirigir.

Tras el pitazo final en los noventa minutos, la polémica siguió y se vio al capitán del equipo egipcio en una situación muy similar a la que vivió Queiroz minutos antes y contra el mismo “rival”, el árbitro Gassama.

Salah no se contuvo del desempeño que tuvo el árbitro central, para ir en busca de él en la mitad del campo, y con muestras de desagrado absoluto mostrarle su malestar por cómo había dirigido el juego en el tiempo reglamentario. Para que no se entendiera lo que se decía, el atacante se tapaba la cara pero sus expresiones faciales, daban a entender que nada de lo expresado era positivo.

Ante esto, el central respondió de la misma manera, con muestras de rabia manoteo al atacante egipcio y le señalo en reiteradas oportunidades la salida hacia los vestidores, en donde finalizó la polémica de las semifinales por la Copa de África 2022.