Debut amargo para Lionel Messi en el que, al parecer, será su último Mundial. Lo que parecía encaminarse desde temprano con el tanto de penal, terminó convirtiéndose en una pesadilla tras la remontada de Arabia Saudita en el arranque de la segunda mitad.
Para el ‘10′ era un partido clave en el camino a la clasificación y así lo había dicho en la rueda de prensa previa al primer examen. “Esperamos un partido difícil por lo que significa el comienzo del Mundial, porque para muchos es su primera Copa del Mundo y cada uno va poder manejar la ansiedad y los nervios como pueda”, dijo la ‘Pulga’ sin saber lo que vendría más adelante.
Arabia no le fijó una marca personal a Messi, como lo han hecho otras selecciones, pero le hizo un cerco zonal que terminó desactivando muchas de sus cualidades y que también le quitaron protagonismo a sus compañeros en ataque, como Ángel Di María y Lautaro Martínez.
Hervé Renard, técnico del cuadro saudí, había adelantado que no tendrían especial atención sobre el delantero del PSG, aunque lo calificó como “una leyenda del fútbol” que le da un estatus mucho más grande al Mundial.
“Sigue jugando a un nivel altísimo. Pero no podemos olvidarnos del resto de jugadores de su selección, porque son de una altísima calidad. Cristiano y Messi son leyendas del fútbol y gracias a ellos el fútbol es diferente. Es un honor estar aquí y jugar contra ellos. Cuando hay un combate, hay que estar motivado al cien por cien para ganar a los mejores. Esa es la belleza del deporte”, agregó.
Le celebraron en la cara
Pero esas declaraciones del técnico francés no fueron sino una demostración de respeto, pues dentro del campo tomaron a Messi como un rival al que debían detener a como diera lugar. Arabia planteó un juego físico, con el equipo bien corto entre sus líneas y sin espacio para la genialidad de los argentinos.
En el primer tiempo fallaron en un par de marcajes, pero en términos generales lograron cortar todos los circuitos desde el centro a la zona ofensiva. Ese fue el gran valor que les permitió llegar a la parte complementaria con posibilidades de remontar, aunque nadie esperaba que se diera tan rápido.
Al Shehri marcó al 48′ y solo 5 minutos después llegó el segundo de la mano de Salem Al-Dawsari, que mandó la pelota al ángulo desde la izquierda, dejando sin respuesta al ‘Dibu’ Martínez.
Las cámaras de la transmisión oficial se quedaron con la celebración del número 10 de los saudíes, pero más adelante se conocería una curiosa imagen que hasta al propio Messi sorprendió. Ali Al-Bulaihi, defensor central marcado con el dorsal 5, se acercó al astro argentino y lo encaró para restregarle el segundo tanto de su equipo.
Messi le puso atención a cada movimiento de Al-Bulaihi, pero después de un cruce de palabras, se retiró de la conversación con un gesto extrañado por la actitud de su rival.
Después de los dos goles de Arabia, la albiceleste intentó reaccionar con el ingreso de Julián Álvarez por el costado izquierdo, pero no encontró el camino para romper el cerrojo árabe. El árbitro llevó el partido hasta los 13 minutos de reposición, sin embargo, la cuestión no era de tiempo, sino de un rendimiento desconocido en los dirigidos por Lionel Scaloni.
Cuando llegó el pitazo final, jugadores y cuerpo técnico de Arabia Saudita se encontraron en medio de abrazos y manos al cielo por una histórica victoria, que además corta una racha de 35 partidos consecutivos sin perder para los argentinos.
Messi decidió irse en silencio con un gesto de decepción por una derrota que, claramente, no estaba en las cuentas.