Croacia estará en los octavos de final del Mundial tras empatar contra Bélgica (0-0) en la tercera y última jornada del Grupo F, en un duelo en que Croacia dejó jugar a unos diablos rojos que fueron a más, pero que no tuvieron acierto, sobre todo en las incontables ocasiones de Romelu Lukaku, y que se marchan a casa entre rumores de brecha interna.

La selección de Croacia empezó mejor, buscó el gol que no llegó y entendió que su partido era fácil con la tenencia del balón y organizados atrás. El empate les valía y el paso del tiempo hizo que Bélgica estuviera cada vez más nerviosa, que atacara con corazón y no cabeza, y ahí Croacia estuvo cómoda.

Tuvo varias ocasiones Bélgica para lograr el único gol que le hacía falta para seguir viva en esta cita de Qatar 2022. Pero, sin acierto, Croacia cada vez se enrocó más atrás, gozó incluso de alguna contra para poner un 1-0 que sellaría su pase, y bien es cierto que al final también tuvieron que rezar y respirar.

El técnico español de Bélgica, Roberto Martínez, cambió el esquema al descanso y con la entrada de Jeremy Doku y Romelu Lukaku logró intimidar a Croacia. El extremo encaró y se fue de sus defensores por la izquierda y la derecha, y el delantero del Inter de Milán creó ocasiones y también se topó con otras, pero no metió ninguna.

Lukaku tuvo el pase. El mejor, en global, fue un Kevin De Bruyne que dibujó pases mágicos que solo él, y otros pocos, ven. Pero al final, fue el delantero quien, más fresco, las tuvo en sus pies y cabeza. La más clara, un palo en el 60′ y dos remates forzados, inesperados, en la frontal de la línea de gol que inexplicablemente no hicieron mover el marcador.

Al ver todas las ocasiones que rompió es apenas normal que su reacción hubiera sido de decepción y luego de furia, desquitándose con uno de los banquillos mientras se dirigía al túnel de vestuarios.

Dos clasificados

Lo cierto es que tantas opciones de gol fueron producto del repliegue de Croacia sabiéndose clasificado. La buena colocación de la defensa y el trabajo bien hecho, aunque fuera poco, de Livakovic hicieron el resto. No fue la mejor noche para Luka Modric, pero el genio del Real Madrid puso a prueba en un par de ocasiones a su compañero Thibaut Courtois.

Hubo pulso Modric-Courtois, claro que sí. Sin embargo, la mejor parada del belga fue ante Brozovic, al poco de la reanudación. Por entonces, el portero dejaba viva a una Bélgica que estaba sufriendo y que poco después lograría hacer el cambio de chip, aunque sin premio.

Courtois durante el partido entre Bélgica y Croacia | Foto: Reuters

En la primera parte, sin tantos nervios a flor de piel, Croacia sí quiso jugar y atacar y de hecho probó en varias ocasiones a un Courtois que cumplió con nota su papel. Que se lo digan a Perisic, Modric o Brozovic. Tuvo alivio, eso sí, cuando el VAR anuló un penalti en el minuto 15 que Anthony Taylor pitó inicialmente.

Los rumores sobre la ruptura interna en el vestuario de Bélgica seguirán, seguramente, a esta eliminación con empate. El equipo le puso ganas, aunque seguramente demasiado tarde. Si bien que, en cualquier otra tarde-noche, Lukaku habría metido bien el pie o la cabeza en alguna de esas jugadas de llevarse las manos, precisamente, a la cabeza.

Pero quien se mete en octavos de final es Croacia. Lo hará como segunda de grupo, por detrás de una sorprendente Marruecos que ganó su partido ante Canadá (1-2), y siendo una posible rival para España si la Roja pasa a octavos como primera de grupo.

*Con información de Europa Press.