El ‘submarino amarillo’ ha sabido salir victorioso en las duras aguas alemanas frente al Bayern Múnich. Los dirigidos por Unai Emery, tras hacerse un lugar en la Europa League durante las más recientes temporadas, ha logrado ahora conseguir la épica en Alemania tras doblegar al todopoderoso equipo bávaro en los cuartos de final de la Champions League y clasificar a las semifinales del torneo más importante de clubes en el mundo.
Sin duda alguna, un planteamiento de una llave que es de admirar para un equipo sin las estrellas de nombres rutilantes de su rival, pero que no se ha dejado pasar por encima y en lugar de ello, ha podido ser inteligente para dar golpes certeros en los momentos precisos.
El Villarreal escribió este martes una de las páginas más brillantes de su historia tras eliminar al Bayern Múnich (1-1 y 1-2 en el global) en los cuartos de final de la Liga de Campeones gracias a un gol salvador de Samu Chukwueze a tres minutos para alcanzar el tiempo reglamentario en el Allianz Arena.
El equipo de Unai Emery hizo historia y estará entre los cuatro mejores de Europa por segunda vez tras la hazaña de 2003. Este martes, pese a la dificultad de la empresa, el ‘Submarino Amarillo’ estuvo a la altura y desarrolló un plan que salió a la perfección. Inmejorable, el guion soñado por su técnico.
La noche fue difícil en todos los sentidos, no podía ser de otra manera ni por el rival, ni por el escenario, que presentaba una entrada rozando el lleno. Más de 70.000 espectadores, 20.000 más que toda la población de Vila-real, un hito que ha sobrepasado fronteras y que devuelve a los castellonenses a la élite europea.
Los alemanes mandaron sin pudor con muchos jugadores en los metros finales, una presión asfixiante y una nómina interminable de centros al área. El cuadro amarillo aguantó como pudo entre puños de Rulli y despejes de Raúl Albiol, fundamental con su experiencia en territorio muniqués. Kimmich comprometió en varias ocasiones a la zaga española y también Muller con algún lanzamiento lejano.
Sin embargo, el Villarreal supo condurar con oficio la renta mínima conseguida en La Cerámica. El único acercamiento fue una jugada en largo de Danjuma que ni tan siquiera acabó entre los tres palos. En resumen, la primera parte fue total y absolutamente de los pupilos de Julian Nagelsmann, venidos a más en la reanudación.
Lewandowski, algo desesperado por el marcador, avisó con un remate de cabeza pero fue minutos después, merced a un pase filtrado de Muller, cuando llegó el 1-0 y el éxtasis al coso bávaro. La definición del delantero polaco estuvo a la altura de unos cuartos de final de la Champions. Ahí renació el Villarreal, que ganó metros con Parejo a los mandos.
El centrocampista de Coslada se hizo dueño de la medular, pausó el partido cuantas veces quiso y comenzó la jugada del empate. Una jugada que vale muchos millones y un pase a semifinales. Entre medias, Coman y Muller mancharon una vez más los guantes de Rulli pero el plan siguió vigente hasta el último suspiro. Fue entonces cuando golpeó el equipo de Emery.
Una contra magnífica, con Parejo de líder, acabó en los pies de Gerard Moreno, que supo encontrar a Chukwueze libre de marca en la banda derecha. El delantero nigerino no falló dentro del área y cerró una noche a la que todavía le quedaron minutos interminables de sufrimiento. Pero se pasaron y el Villarreal logró el premio gordo.
Su rival en las semifinales será el ganador del Liverpool-Benfica en lo que será una ronda histórica para el ‘Submarino’. La posibilidad de vengar a Román Riquelme y aquel penalti que impidió la final de París. El fútbol le debe una a este Villarreal que ya ha tocado el cielo en Múnich.
*Con información de EuropaPress.