La violencia en los estadios volvió a apoderarse de la Copa Libertadores. Antes y durante el partido de Rosario Central vs. Peñarol se presentaron incidentes que acabaron con un jugador herido por una piedra que voló desde la tribuna en el estadio Gigante de Arroyito, casa del elenco argentino dirigido por el extécnico de Millonarios, Miguel Ángel Russo.

Poco más de una hora antes del comienzo del partido se registraron violentos cruces entre ambas hinchadas, ya que la barra de Peñarol arrojó bombas y petardos a los fanáticos de Central desde la parte baja de la tribuna.

Alojados en la bandeja superior, los seguidores del equipo rosarino aprovecharon la ausencia de policías en ese momento, tomaron tres vallas metálicas de protección y las lanzaron hacia la tribuna baja, sin alcanzar a ninguno de los hinchas del club carbonero.

La policía intervino de inmediato con algunos disparos a modo de disuasión y un grupo de efectivos realizó un cordón para evitar que los hinchas de Central se acercaran a la parte baja, y la calma se restableció en medio de un clima hostil.

En principio, el choque no registró heridos de gravedad, mientras que algunos hinchas de Peñarol que saltaron al campo de juego fueron capturados por las autoridades.

Hinchas de Peñarol se enfrentan a la fuerza pública en el estadio Gigante de Arroyito | Foto: AFP or licensors

Producto de esa tensión que se sentía en las graderías, argentinos y uruguayos protagonizaron primer tiempo deslucido, con varios duelos ásperos, y en un contexto parejo, en el que ninguno de los dos lograba asumir el control del juego, aun cuando el local parecía mostrarse algo más decidido.

Cuando parecía que la primera parte finalizaba en cero, el ‘canalla’ abrió la cuenta en un tiro de esquina de Malcorra que cabeceó Mallo, la pelota dio en el travesaño, y Quintana, con una pirueta en el aire, capturó el rebote para enviar el balón al fondo de la red.

Rosario se replegó en la segunda mitad y permitió que Peñarol tomara el control del juego sin suficiente chispa de cara a la portería. Los minutos transcurrieron así hasta el pitazo final en el que se desató otro escándalo por un proyectil que cayó desde la tribuna local e impactó en el rostro del futbolista Maximiliano Olivera.

Con sangre en su mejilla izquierda, el defensor tuvo que ser atendido por los servicios médicos y dirigido a los vestuarios donde, según el club uruguayo, se desmayó por el dolor del golpe que en su versión fue producto de una piedra, aunque medios argentinos aseguran que se trató de un encendedor.

Olivera fue suturado en el camerino y luego salió del estadio con la zona recubierta por una gasa. “Estoy bien, gracias por los mensajes. Más allá del dolor y unos puntos de sutura, todo bien. Dolido por el resultado que creemos merecíamos algo más. Pero con mucha bronca por el pésimo trato que recibió nuestra hinchada, nuestra gente”, escribió en su cuenta de Instagram.

“Una vergüenza. Pero todos juntos, vamos a dar pelea en todos lados. Peñarol y nada más. Esto sigue, vamo y vamo”, completó el afectado. A partir de estos hechos de violencia, el club argentino quedó expuesto a la posibilidad de una fuerte sanción de parte de la Conmebol.

Todo dependerá del informe que el árbitro colombiano Wilmar Roldán entregue a la Conmebol, junto a las declaraciones de ambas partes. La confederación sudamericana reafirmó su compromiso este año para erradicar la violencia del fútbol y garantizar que los hinchas y equipos visitantes podrán trasladarse a cualquier ciudad sin el temor de ser agredidos.

Durante la primera semana de Copa Libertadores, el balance es negativo por situaciones de violencia que se presentaron en varios estadios.

*Con información de la AFP.