Vehículos incendiados, saqueos, riñas y disturbios se tomaron la previa del partido entre Botafogo y Peñarol por las semifinales de la Copa Libertadores.
Las calles de Río de Janeiro se convirtieron este miércoles, 23 de octubre, en un campo de batalla en el que resultaron capturados un gran número de hinchas identificados con camisetas del conjunto visitante, que viajaron desde Uruguay para presenciar el partido de ida.
Las autoridades tuvieron que intervenir ante el llamado de comerciantes y personas afectadas por los desmanes que se presentaron desde tempranas horas del día. Con bombas aturdidoras se logró disipar a la multitud, aunque más tarde fueron reportados buses y motocicletas quemados por hinchas de Peñarol.
La prensa brasileña asegura que la afición de Botafogo no ha estado envuelta en los disturbios y todo se produjo por intentos de saqueo en quioscos y tiendas cerca de la playa.
La Conmebol aún no se ha pronunciado al respecto de lo sucedido en Río de Janeiro y se espera que el partido se dispute tal como está programado a las 7:30 de la noche (hora de Colombia) en el estadio Nilton Santos.
“Todo comenzó luego de que un uruguayo robara un celular de un quiosco. El delincuente fue identificado y detenido por la Policía Militar. Poco después comenzó toda la confusión. La pelea comenzó en la arena y se extendió por los dos carriles que conducen a la playa. Los fanáticos de Peñarol se enfrentaron tanto con policías como con bañistas brasileños”, informó UOL.
La fase semifinal de la Copa Libertadores ya había tenido problemas de orden público en la previa al partido que jugaron el martes Atlético Mineiro y River Plate en Belo Horizonte. Hinchas de ambos equipos se enfrentaron en las calles, aunque los hechos no se escalaron al punto que muestran las imágenes desde Río.
Botafogo vs. Peñarol: la ida
Si es que el partido se disputa con normalidad pese a los disturbios, la Policía brasileña tiene diseñado un dispositivo de seguridad para controlar a los hinchas uruguayos que ya habían protagonizado este tipo de desordenes en visitas previas por torneos internacionales.
Botafogo disputará su tercera semifinal, la primera desde 1973, días después de tropezar en la liga de Brasil al empatar en casa 1-1 con el Criciúma y permitir que el Palmeiras le respire en la nuca.
El verdão ahora está a un punto de los cariocas a falta de ocho jornadas para el final, un acecho que recuerda el tropiezo histórico del Botafogo la temporada pasada, cuando dilapidó una ventaja de trece puntos y los paulistas acabaron alzando el trofeo por segundo año consecutivo.
Pero en el seno del equipo que dirige Artur Jorge se fomenta el optimismo. El pasado es pasado, y en 2024 el Botafogo espera firmar un doblete desconocido para sus colores: ganar el Brasileirão y la Libertadores.
“Somos líderes, estamos en la semifinal de la Libertadores. ¿Quién está mejor que nosotros? ¿Quién? Nadie (...) La dificultad muestra de lo que estamos hechos”, dijo el entrenador portugués el fin de semana.
Los cariocas tendrán a disposición a todas sus piezas en el Nilton Santos, así como el respeto de un equipo de historia pesada: Peñarol, cinco veces campeón de Copa Libertadores (1960, 1961, 1966, 1982 y 1987).
“Para mí, Botafogo es el mejor equipo de la Libertadores. Es el principal favorito al título”, dijo el técnico uruguayo Diego Aguirre al portal de la Fifa.
El Manya aterriza en Rio cargado de confianza tras eliminar al poderoso Flamengo en cuartos, con ‘maracanazo’ incluido, y compartiendo el liderato del Clausura de Uruguay con su archirrival, Nacional.
*Con información de la AFP.