Egan Bernal está a menos de una semana de completar su primera carrera de tres semanas luego del grave accidente que sufrió en enero del año pasado, lo que significa una gran victoria para su familia, sus entrenadores y el Ineos Grenadiers, que depositó toda la confianza en el gran aporte que podía hacer la presencia de excampeón del Tour de Francia en la nómina de convocados.
Ahora, 16 etapas después de haber comenzado ese periplo, Egan se muestra listo para confesar lo mal que lo ha pasado por el ritmo infernal que han imprimido en el pelotón las velocidades con las que ruedan Jonas Vingegaard (Jumbo-Visma) y Tadej Pogačar (UAE Team Emirates).
Este martes, en la única contrarreloj de la presente edición, Vingegaard dio una muestra de fortaleza que no estaba en los planes ni del más optimista. El danés le pasó por encima a Pogačar, ganó la etapa y sacó una diferencia de 1′48″ en la clasificación general que parece prácticamente sentenciar el título a favor del Jumbo.
Egan acabó en la posición 135 de la etapa a 7′41″ del líder, una muestra clara del gran tramo que hoy separa a los colombianos de la disputa de un título como el que el propio zipaquereño consiguió en 2019. “Este Tour ha sido una experiencia muy bonita para mí. Al inicio creo que el equipo me dio toda la confianza y la libertad de hacer mi carrera hasta donde pudiera”, dijo luego de terminar su turno en Combloux.
Desde antes de afrontar el Tour, Egan había avisado que no disputaría la general, aunque llegó a ilusionar con su fantástico nivel en las primeras etapas.
Las cosas cambiaron y al interior del bus se tomaron decisiones que el colombiano sacó a la luz. “Me dieron la oportunidad de intentar estar ahí en la general y en el momento que nos dimos cuenta que iba a perder más tiempo y no iba a estar para la general, pues digamos he estado al servicio del equipo”, añadió.
“Estaba reventado”
Desde entonces, el colombiano ha ido batallando con las duras etapas de montaña y el desgaste acumulado que se traduce en un dolor insoportable en las piernas. Para rematar, sufrió una caída el domingo y perdió mucho más tiempo del que estaba presupuestado en las cuentas del Ineos.
Terminada la segunda semana, Egan llamó a la tranquilidad, pero ocultaba un secreto que les reveló a sus directores cuando pretendían que saliera a rodar en el día de descanso. “Este Tour ha sido muy duro, siempre he creído que la recuperación iba por afrontar el día a día, aguantar la carrera. Es mi primera grande en casi dos años. La fatiga se siente. El lunes no salí a entrenar. Estaba reventado y le dije al entrenador que me dejara recuperar, que quería estar un día totalmente sin bicicleta”, dijo el colombiano.
Ahora, el trabajo pasa por culminar la carrera en buenas condiciones y aportar en lo posible a lograr el podio de la clasificación general en los pedales del español Carlos Rodríguez. “Es bonito igual estar aportando al equipo y estamos hablando del Tour de Francia, la carrera más dura del mundo y en especial este Tour de Francia. Creo que ha sido uno de los más duros. El hecho de poder estar acá y poder aportar algo al equipo para mí es suficiente”, afirmó.
“Espero estar lo suficientemente bien para poder mañana apoyar a Carlitos. Va a ser una de las etapas decisivas. Estos últimos días he estado pensando en eso, en aportar en el equipo”, insistió Egan.
La lucha por el título está fuera del alcance, pero para el Ineos será una gran noticia acabar en uno de esos tres cajones. “Tiene todo el mérito del mundo porque está luchando contra Pogačar y Vingegaard, que son dos de los corredores más fuertes del ciclismo. Me trae muchos recuerdos y en el equipo tratamos de apoyarlo lo más que se pueda”, completó el colombiano.