“De eso tan bueno... no dan tanto”. Ese adagio, tan popular en Colombia, le cae a la perfección por estos días al América de Cali, que se ilusionó con un negocio multimillonario junto a un grupo inversor italovenezolano, al cual le tuvo que terminar diciendo ‘no’ por las alarmas generadas sobre la proveniencia de los dineros.
Quienes pretendían venir a capitalizar en el cuadro rojo eran los hermanos Recine, desconocidos en el fútbol colombiano y mundial, pero que garantizaban a través de su empresa, Grupo Caltac, hacer una gran inyección económica a los americanos para traer jugadores de alto nivel, desarrollar el proyecto del estadio propio y hasta competir de tú a tú con las grandes potencias por la Copa Libertadores.
Tanta maravilla que plantearon de parte y parte luego del comunicado surgido a principios de julio de 2024, en el que decían: “Uno de los clubes más famosos e históricos de Colombia se complace en anunciar una nueva alianza con el Grupo Caltac, liderado por los hermanos italovenezolanos José Antonio y Carlos Recine”, terminó más pronto de lo esperado.
Desde SEMANA, a Tulio Gómez, máximo accionista del cuadro escarlata, se le hicieron todos los interrogantes sobre el negocio, si consideraba que estas personas eran las idóneas para realizar un trato en el que tendrían que dejarle una buena parte de su patrimonio familiar y, de ahí en adelante, tomar decisiones en conjunto.
A esta casa periodística, el empresario que cuenta con más del 90 % de las acciones del club le aseguró que sí estaban convencidos. Sin embargo, ese futuro soñado para el América no tenía el respaldo necesario y acabó en un nuevo comunicado firmado por Gómez, en el que señaló: “Protocolos del Sistema Integral para la Prevención y Control de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo (SIPLAFT) arrojaron la imposibilidad de continuar con la negociación”.
Es decir, el tiempo terminó dando la razón a todo aquel que cuestionó ese negocio extraño que se iba a producir en uno de los clubes más importantes del fútbol de Colombia. Además de que esa denuncia terminó salvando al equipo de verse en líos legales como los que ya logró superar en años pasados, cuando lo vincularon con los Rodríguez Orejuela y que lo tuvieron en la Lista Clinton.
Y es que la sombra del narcotráfico en el fútbol colombiano, y para instituciones como América de Cali, es un capítulo que, aun cuando quiera dejarse en el olvido, los perjudicó montones en su momento. Además de que, en cierta medida, dejó manchada a la institución a la que, por eso hoy, se le pone la lupa de cualquier negocio que haga.
Tulio Gómez dio la cara a SEMANA para responder por qué las cosas no salieron en ese negocio que parecía tan prometedor. Certero, dijo: “Se creó cierto malestar, el ambiente se puso maluco y decidimos cortar por lo sano. Negocio no concretado, no como robo o estafa”.
A pesar de múltiples pruebas que no daban fiabilidad sobre el trato con los Recine, el dirigente se mantuvo en que consultaron, “Y no está relacionado con lavado de activos, ni tengo conocimiento de que sea un estafador, nada”, simplemente, “las condiciones no eran favorables”.
SEMANA, con la intensión por recopilar reacciones de ese negocio frustrado para el onceno escarlata, hizo contacto con protagonistas como el periodista deportivo Jaime Dinas, quien criticó de manera fuerte la gestión errada de Tulio Gómez y dijo de manera certera: “No tiene idea en su manejo como tal y por eso, su incapacidad”.
Sobre el negocio en particular, indicó que los hermanos Recine se vanagloriaron y hablaron más de la cuenta, pero se olvidaron de que el fútbol tiene manejos sumamente diferentes a los petróleos, de los cuales decían ser conocedores en profundidad. “Los magnates son muy reservados, y este dijo muchas bobadas”, sumó a sus críticas.
Para terminar, manifestó que América de Cali, en cabeza de su máximo accionista, de cara al futuro cercano, deberá limpiar su imagen antes de pensar en seguir trayendo dinero o inversores, pues la percepción del empresario ante el mundo del fútbol no es favorable.