La primera semana de julio, el presidente Iván Duque se reunió con su gabinete en Hato Grande para unos ‘retiros espirituales’. Con formato de corte de cuentas, repasaron los resultados del primer año de gobierno y definieron las metas para los próximos. Los ministros pasaron al tablero y, en términos generales, el jefe de Estado se mostró satisfecho. Pero algunos recibieron jalón de orejas por no comunicar bien sus resultados, tener poca exposición mediática y política –la mayoría de colombianos y de congresistas todavía no los conocen– e, incluso, por ‘falta de pasión’ al ejecutar sus tareas. En el círculo más cercano al presidente tienen la teoría de que la baja popularidad del Gobierno se debe a que los ministros no comunican suficientemente bien los resultados. El componente programático de la reunión dejó claro que al presidente le quitan el sueño algunos temas económicos. Se trata del aumento en la tasa de desempleo, el hueco en las finanzas del Estado y el crecimiento. Le recomendamos: Confianza del consumidor no levanta cabeza Más allá de qué tan bien se comunican el Gobierno y los ministros con el país, persiste un ambiente de incertidumbre. En efecto, las expectativas de reactivación no se han concretado y, mientras tanto, crece la polarización política. Una mezcla explosiva.

"Es muy importante que al Gobierno le vaya bien, porque es la única forma de que al país también le vaya bien. Esto es válido para la oposición y para los amigos del Gobierno": Bruce Mac Master Presidente de la Andi Hasta ahora, la arriesgada apuesta del Gobierno de cambiar la forma de relacionarse con el Congreso ha tenido algunas victorias, pero también muchas fricciones por no ejercer un liderazgo claro. Por eso preocupa la suerte de los proyectos clave que presentará al Legislativo en el segundo semestre, entre ellos, regalías y pensiones, que podrían acelerar la reactivación y reducir el hueco fiscal. O provocar más incertidumbre si crecen y se hacen realidad las propuestas populistas de derecha y de izquierda, que en vez de solucionar problemas los crean. En este escenario, los buenos resultados han pasado a un segundo plano, y el pesimismo se ha exacerbado. Lea aquí el artículo completo.