La finalidad de las dietas no siempre es perder peso. Ese es el caso de La dieta de Matusalén, un régimen propuesto por el sicólogo Patricio Uribe, quien pretende demostrar que el envejecimiento prematuro se puede reducir mediante el consumo de productos orgánicos. Se ha comprobado que los malos hábitos alimenticios no sólo generan trastornos en el sistema digestivo sino que pueden promover la aparición de enfermedades como osteoporosis, obesidad, hipertensión, hipoglicemia, insomnio y alteraciones en el estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión.Uribe pudo comprobar estas carencias emocionales en los propios pacientes que asistían a su consultorio y llegó a la conclusión de que muchos de sus problemas tenían raíces en una alimentación deficiente. “El libro es un resumen de las distintas investigaciones que se han hecho sobre vitalidad en distintas culturas a lo largo de 20 años. Es un plan alimenticio para optimizar la energía y que la gente aprenda por sí misma a preparar y consumir productos que lo revitalicen”, señala el autor.Pero aprender a comer como Matusalén —el hombre más longevo según la historia bíblica— requiere un cambio de mentalidad. Lo primero es desintoxicar el organismo mediante un corto ayuno y luego dar paso a una dieta en la que predominen frutas, vegetales, leguminosas, granos y cereales. Del régimen se excluyen todos los productos elaborados con azúcar blanca o morena, las harinas refinadas, las grasas animales, las carnes, los embutidos, los fritos, los lácteos y los alimentos que incluyen preservativos y colorantes artificiales. En este plan de nutrición se recomienda consumir preferiblemente agua filtrada ya que hervir el líquido no garantiza la eliminación de los residuos de metales pesados. La elaboración del menú también tiene su ciencia y lo ideal es no utilizar utensilios de aluminio, consumir la mayor cantidad posible de alimentos crudos y cocinar al vapor.A simple vista las reglas para aumentar los niveles de energía pueden ser muy difíciles de seguir, sobre todo en un país como Colombia cuya cultura gastronómica descansa en el consumo desequilibrado de harinas, azúcares, fritos y comida rápida. “Lo más duro, según Uribe, es convencer a la gente de que una dieta rica en frutas, vegetales y semillas no sólo es sana sino apetitosa. No se trata de que todo el mundo se vuelva vegetariano sino que aprendan a equilibrar el menú. Si a una persona le gustan los fritos puede consumirlos siempre y cuando contrarreste su acción tóxica ingiriendo germen de trigo y antioxidantes. Si le gusta la carne puede combinarla con porciones generosas de vegetales y fibra”.En cuántos años se aumenta el promedio de vida con una dieta es algo difícil de calcular pero lo cierto es que los pueblos orientales, que siguen un régimen más frugal, tienen mayores posibilidades de envejecer sin tantos achaques.