SEMANA: Luego del anuncio de la empresa Colmotores, cuya matriz es General Motor, de Estados Unidos, ¿cómo está viendo el futuro de la industria automotriz en Colombia?

Javier Díaz (J. V.): El mercado colombiano es pequeño para los carros. Y ha venido cayendo en los últimos años. Y con las alzas en las tasas de interés se deterioró mucho más.

La gente empezó a decir: yo no cambio mi carro, yo me aguanto otro rato, uno o dos años más. Creo que eso llevó a que las cifras de ventas de carros nuevos se fueran al piso.

Y para estas empresas resulta mucho más rentable atender un mercado como el de Colombia o el de Ecuador, con sus plantas en México o en Brasil, que tienen unas economías de escala, porque están diseñada para unos mercados mucho más grandes.

Finalmente, tomaron la decisión, pensando en que acá no hay nada que hacer, solo cerrar la planta y competir con la importación. Estaban utilizando esa planta al 10 %.

Independientemente de la política del Gobierno, cuando usted tiene TLC con México, con Brasil, es más atractivo aprovechar eso, si se trata de atender un mercado pequeño. Yo creo que se había demorado. Eso lo había hecho la CCA hace unos años. Económicamente, la decisión es racional.

Tenía sentido una planta cuando la economía estaba cerrada, pero luego vino la globalización y se firman tratados de libre comercio, pues ese tipo de bienes se produce donde usted tenga el mercado más grande, que en este caso es México.

Emsambladora de carros. | Foto: Colprensa

SEMANA: Ya casi no quedan más empresas ensambladores acá en el país...

J. D.: Queda Renault, que está produciendo un modelo también. Está exportando carros pequeños y está trayendo los carros grandes.

Producir o importar, ¿qué conviene más?

SEMANA: ¿Cómo podría verse afectado el consumidor? ¿Es más barato traer de fuera en vez de producir acá?

J. D.: Hoy en día, por economía de escala, resulta mucho más barato traer de afuera, porque es que usted allá está produciendo un volumen mucho más grande y entonces, por unidad, la producción le resulta más barata.

SEMANA: ¿Cree que de alguna manera la idea de una transición energética ya le está pegando a esa industria? La gente prefiere esperar para comprar un carro que encaje en ese contexto.

J. D.: Soy de los que cree que eso se demora un poquito. Aquí lo que hemos visto es que la tecnología más adecuada es la de los híbridos, que han tenido mayor aceptación, porque se sigue combinando la gasolina con la electricidad. En el eléctrico se carga el carro con una energía que se produce con hidráulica o con térmica. El carro eléctrico no lo han acabado de inventar.

Esa tecnología, desarrollarla internamente cuando usted tiene un mercado tan pequeño, pues tampoco resulta atractivo.

Ahora, Colombia se está moviendo es en producir –y en Barranquilla lo están haciendo– las baterías para los carros eléctricos e híbridos. Y es a lo que se le debería apostar. Sería mucho más atractivo para Colombia especializarse en componentes para esos carros (uno de los temas es baterías), que pretender producir el carro totalmente. Desde los años 80 ya no se producen bienes finales, se participa de un proceso de producción y de una partecita. Es una manera más eficiente de producir y de hacer comercio.

Barco con contenedores. | Foto: Facebook/malikvr

Importar exportadores

SEMANA: En Colombia se viene hablando de potenciar la industria local. ¿Qué tan posible y viable es? Porque para eso también se necesita importar...

J. D.: La clave está en cómo nos conectamos con esas cadenas de valor. En ese sentido, para exportar hay que importar exportadores.

Traer empresas ancla, de las que ya están vinculadas con esas cadenas globales de valor. De esa manera, aquí hacernos parte del proceso. Ya no se fabrican bienes finales, se fabrican procesos. Para ello, hay que participar de esos procesos.

Desaduanar tarda días y en Panamá minutos

SEMANA: Suena bien, ¿por qué cree que no se ha hecho?

J. D.: La manera de vincularse a esas cadenas es la dificultad. Máxime cuando se tiene un país cerrado como Colombia, en el que el tema aduanero no es fácil, donde desaduanar un contenedor le toma 6 días, y en Panamá, que está a la vuelta de la esquina, lo hacen en minutos.

Yo tengo el caso de una compañía que vino a instalarse aquí (la matriz está en Francia). Al desarrollador le indicaron desde Europa que pusiera el centro de distribución en Panamá. Pero él dijo: no, yo conocí Cartagena y eso es igualito al centro de distribución que tenemos en Marruecos. Yo lo voy a poner en Cartagena.

Y cuando va a sacar el primer contenedor lo demoraron 45 días. Casi pierde la cabeza (el puesto). He ahí el problema. Para que un país pueda participar en una cadena global tiene que importar y exportar muy rápido.

La Dian busca volver obligatoria la declaración anticipada para todas las importaciones, como parte de su batalla contra el contrabando. | Foto: Bani Gabriel Ortega

SEMANA: Estamos en contravía del mundo, si todos los países lo que hacen es agilizar. ¿Qué pasó con el Estatuto Aduanero que iba a ser la solución?

J. D.: Primero, voy a decir que nos preocupa la declaración anticipada de importación que se creó, porque va a ser mucho más demorado, va a hacer mucho más dispendioso el proceso. Entonces sí, vamos en contravía de lo que el mercado está exigiendo, que es flexibilidad, rapidez, dinamismo en las operaciones. Y acá la Dian inspeccionando, sin sistema, pues no va a poder funcionar en la economía moderna.

SEMANA: El director de la Dian habla de que el Estatuto Aduanero está hecho como si lo hubieran redactado contrabandistas. ¿Qué opina?

J. D.: El señor de la Dian, con esa teoría, está desconociendo al operador económico autorizado (una especie de sello para que la persona dedicada al comercio exterior pase por las aduanas sin mucha revisión, debido a la pulcritud de su comportamiento con el ingreso y salida de mercancía legal).

El sistema de gestión del riesgo de la Dian debe servir para diferenciar a los usuarios; hay unos usuarios que generan confianza. Así funciona el sector privado. El tratamiento no es igual. Y acá meten a todos en la misma bolsa.

Contenedores

Ojo con la inversión forzosa de los bancos.

SEMANA: ¿Por qué usted manifestó preocupación por la llamada inversión forzosa que anunció el presidente Petro?

J. D.: Si se le mete inversión forzosa a los bancos van a tener que cobrar más por los créditos a los clientes. Se mete en riesgo a toda la economía para prestarle a unos señores que no tienen acceso al crédito, porque no pasan la prueba de riesgo. El Gobierno podría hacer esa inversión forzosa con la banca pública, que tiene los recursos y podría ser respaldado con el Fondo Nacional de Garantías.

SEMANA: ¿Algo similar hicieron en Venezuela?

J. D.: Sí. Pero en Colombia lo hicieron con el Banco Agrario y se perdió la plata. En su momento lo hicieron en el Banco Central Hipotecario: se perdió la plata.

Ahora, el Gobierno habla de que quiere que el Banco de la República baje las tasas en cifras más grandes, pero por esta vía (la inversión forzosa), sube los intereses. Entonces, ¿cuál es la racionalidad de esa política?

Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda. | Foto: Transmisión Youtube

Sobre Israel

SEMANA: En el sector del comercio exterior, donde están las empresas asociadas a Analdex, ¿hay incertidumbre con la economía y el Gobierno?

J. D.: Así es. El gobierno hace muchos anuncios y finalmente uno no sabe qué va a concretar. Muchos de los anuncios no se concretan, o se echan para atrás al otro día. Solo los anuncios hacen daño. Muchas veces no pasa nada, pero el daño está causado, porque la gente se paraliza.

SEMANA: ¿Qué efecto económico podría darse con la ruptura de las relaciones con Israel?

J. D.: El TLC que tenemos con Israel se mantiene. Creo que es necesario dejar algún canal de comunicación y no hacer como Venezuela, que cerraba todas las puertas sin dejar ninguna ventana abierta. Esperamos que el tema comercial, que tiene vida a través del TLC, se logre mantener.