SEMANA: Tras un remate de año complicado en términos de crecimiento y pronósticos de un primer trimestre de 2024 con un dato negativo, ¿qué expectativa tiene?, ¿qué es lo que más le preocupa?
RICARDO BONILLA: Las proyecciones más recientes para 2023 apuntan a que el año no terminó con un cuarto trimestre negativo, porque en noviembre y diciembre hubo un mejor comportamiento. Se vio, por ejemplo, en el buen resultado de la Feria del Automóvil y en las festividades de diciembre las familias estuvieron muy dispuestas a gastar en centros comerciales, en madrugones y en otras actividades promocionales. Todo indica que el cuarto trimestre no debe terminar negativo, y que arrancamos 2024 en unas condiciones de comienzo de recuperación de la economía.
SEMANA: Para la reactivación es muy importante la infraestructura. ¿A ese componente le alcanzaron a poner el acelerador en el último trimestre de 2023 o la tarea quedó para 2024?
R.B.: El PIB mide la infraestructura de vías 4G y 5G. Las 4G se están terminando. Solo quedan pendientes obras siniestradas, como Mulaló-Loboguerrero. En cuanto a las obras 5G, que son concesionadas, la expectativa es que hayan alcanzado cierres financieros y arranquen en el primer trimestre de 2024. Y las vías secundarias y terciarias pueden estar andando, pero tienen muy bajo impacto en la medición del PIB. Sin embargo, lo que se espera es una activación mayor en las vías terciarias.
SEMANA: ¿Cree que lo lograrán aun si esas vías se hacen con cooperativas?
R.B.: Sí. La idea es que se pueda contratar más fácilmente con cooperativas y organizaciones comunitarias, porque la Ley 80 crea muchas restricciones en ese sentido. La idea es generar facilidades para que se pueda contratar con ellas, y no solo con grandes constructores. Son vías de menor tamaño que pueden ser hechas por las comunidades asociadas con la ingeniería militar.
SEMANA: ¿Y la plata?
R.B.: Esas vías están financiadas dentro del presupuesto. Esa plata la pone el Estado. Pero ojo, que los recursos para vías 4G y 5G finalmente las termina pagando el Estado bajo la figura de vigencias futuras.
SEMANA: La inflación no ha bajado a la velocidad que la gente quisiera; además de las medidas ya aplicadas, ¿hay algo más para acelerar ese proceso?
R.B.: La inflación va a terminar 2023 entre 9,5 y 9,7 por ciento. Lo que ya se demostró es que, si no hubiéramos tenido la necesidad de tocar el precio de la gasolina, esta habría concluido el año entre 7,5 y 7,7. Es decir, que la gasolina tuvo un impacto final de 1,9 por ciento en la inflación de 2023. Para 2024 tenemos claro que ya la brecha de gasolina está cerrada, no vamos a seguir tocando ese tema. Queda por mirar qué hacemos con la crisis que tiene más complicaciones, la del diésel, porque impacta el transporte de carga y el transporte masivo de pasajeros.
SEMANA: ¿El aumento del diésel podría revertir la reciente tendencia en la que las clases de menores ingresos tienen una menor inflación que las clases más favorecidas?
R.B.: En 2023 vimos un fenómeno de inflación consolidada contrario al de 2022, cuando subía más la de hogares bajos; ahora son los hogares de mayores ingresos los que tienen el indicador más alto y eso se debe a que ellos son grandes consumidores de gasolina. Mientras que los hogares de ingresos bajos o pobres se mueven más en transporte público que funciona con diésel, por lo que hay que tener cuidado. Efectivamente, los hogares pobres fueron los que recuperaron más poder de compra en 2023.
SEMANA: ¿El reciente descenso del precio internacional de la gasolina abre la posibilidad de descartar un último aumento doméstico, pues el precio interno ya habría equiparado al internacional?
R.B.: No. La gasolina tiene un incremento más y ya con eso se cierra la brecha. De ahí en adelante queda flotando. Habíamos previsto dos ajustes, pero tras mirar el comportamiento del precio del petróleo y el de la tasa de cambio, que se ha estabilizado alrededor de 4.000 pesos, no se requiere sino un último ajuste.
SEMANA: Y con relación al precio del diésel, ¿cómo se dará su incremento?
R.B.: Ese es un tema que debemos sacar concertadamente con todos los gremios y por eso sigue funcionando la mesa, que continuará en enero y febrero, antes de tomar cualquier decisión.
SEMANA: ¿Va a presentar un proyecto de ley para modificar la regla fiscal?
R.B.: No hay ningún proyecto sobre regla fiscal. Lo que hay es un debate que queremos continuar. Tenemos a los académicos buscando alternativas hacia adelante, porque ya nos preocupa 2025, año en que sí tendríamos problemas para financiar la inversión.
SEMANA: La inversión cayó, en parte, porque los de la plata perdieron la confianza, algo que es difícil de recuperar. ¿Qué se hará para recuperarla?
R.B.: En esa caída de la inversión lo que más pesa es una disminución de inventarios. Ese punto es clave en el análisis de lo que pasó en vivienda, porque los subsidios se entregaron, se distribuyeron más de 50.000, que sirvieron para reducir inventarios, pero no para hacer nuevas iniciaciones. Esperamos que en este año, que ya se redujeron los inventarios, las iniciaciones empiecen a andar.
SEMANA: Con el famoso plan de choque que se ha reclamado desde distintos frentes, pero especialmente en vivienda, ¿qué vendrá en 2024?
R.B.: Ya hay subsidios planillados para vivienda en 2024, alrededor de 50.000. Pero el tema fundamental para mirar con los constructores –aquí también vale la observación– es que el Estado no construye vivienda, sino que asigna los subsidios. Entonces esperamos que los constructores realmente nos empiecen a mostrar los sitios en los que van a construir y dónde se darán esas nuevas iniciaciones.
SEMANA: Tras la caída de algunas medidas tributarias como la no deducibilidad de las regalías minero-energéticas, ¿cómo pinta la situación financiera?
R.B.: Sí vamos a tener unas limitaciones frente a la expectativa de recaudo en 2024, porque la decisión de la Corte (sobre prohibición de deducción de regalías del impuesto de renta) nos reduce el ingreso en 6,8 billones de pesos. Esa disminución se daría en dos partes: 3,8 billones en recaudo en 2024. Y la diferencia es en lo que se obtuvo en 2023 por vía de retención en la fuente. Las empresas energéticas pedirían su reintegro en 2024. Pero nosotros le estamos pidiendo a la Corte que module la sentencia. Y vamos a esperar el resultado de esa solicitud con el argumento del impacto fiscal, porque finalmente lo que se recaudó ya estaba recaudado. La modulación solicitada sería para que lo recaudado no se tenga que devolver. Esperaremos a ver qué sucede.
SEMANA: Es decir, ¿no hay posibilidad de una nueva reforma tributaria?
R.B.: Vamos a mirar frente a las expectativas que tenemos. Si la economía se empieza a recuperar, como esperamos, el ingreso tributario comienza a crecer. Miraremos en el primer semestre qué tanto ha mermado el recaudo, para ver si necesitamos buscar más fuentes de recursos.
SEMANA: En el Congreso avanzan las reformas sociales, ¿cuál es finalmente la realidad de su costo?
R.B.: En nuestras cuentas sobre la reforma de la salud tenemos claro que en el corto plazo sí va a demandar unos recursos adicionales que en 2024 serían cerca de un billón de pesos, sencillamente porque hay muchas cosas de la infraestructura de salud que se descuidaron y que hay que recuperar. Eso hay que hacerlo con o sin reforma. En buena parte de los municipios 4, 5 y 6 esa infraestructura de salud se dejó abandonada.
SEMANA: El presidente Petro habló de una alianza entre Ecopetrol y PDVSA. ¿En qué va eso?
R.B.: Hoy hay una cierta flexibilidad de parte de Estados Unidos hacia Venezuela, lo cual genera la alternativa de que sí podemos pensar seriamente en reforzar las relaciones económicas binacionales. Al Gobierno le interesa abrir esas relaciones, independientemente de que sea en el campo de petróleo u otro. En cuanto a PDVSA, es simplemente recordar una deuda que tiene Venezuela con Colombia, que se dio en el pasado cuando Colombia le entregó el gas que necesitó y si en el fenómeno de El Niño necesitáramos gas, Venezuela nos lo podría aportar.
SEMANA: ¿Qué piensa cuando ve la caída de la popularidad del presidente?
R.B.: Es algo que siempre ha existido en todos los Gobiernos. Siempre hay un desgaste que se va sintiendo poco a poco y se va reflejando en esos indicadores. La expectativa del Gobierno es cada vez sacar más obras adelante, más resultados y mostrar así que el programa se está cumpliendo. Nosotros solo llevamos seis meses con el Plan de Desarrollo.
SEMANA: En consejos de ministros y reuniones privadas, ¿siente que lo califican como el polo a tierra del Gobierno?
R.B.: He escuchado ese comentario por el lado de los gremios y esa debe ser mi labor.
SEMANA: ¿El desempleo seguirá bajando en 2024?
R.B.: Tuvimos una reducción del desempleo en 2023. Volvimos a un dígito y ha estado sostenido durante varios meses. Esperamos mantenerlo en 2024 con la recuperación económica.
SEMANA: ¿Le ha gustado estar en el Gobierno más que en la academia?
R.B.: En la academia la expectativa es qué hacer, aquí es hay que hacer.