El comercio exterior completó dos años de dificultades y solo en los últimos meses de este 2024 empieza a mostrar variaciones positivas. Aunque no todos los destinos ni todas las mercancías se mueven al mismo ritmo o en la misma dirección, es importante resaltar que, mientras las ventas externas de petróleo e hidrocarburos continúan disminuyendo, las exportaciones no tradicionales, que incluyen los bienes producidos por la industria manufacturera nacional, están en aumento. Esta sería una de las explicaciones para el buen desempeño de las exportaciones hacia Venezuela, país que compra principalmente productos de valor agregado colombianos, y que tras tocar piso en 2020 se han venido recuperando.
Según el Dane, entre enero y octubre de este año el país exportó 40.954 millones de dólares, 0,4 por ciento menos que un año atrás. A Venezuela, con todo y sus dificultades económicas, se exportaron 792 millones de dólares, más de lo que se le vende a España o a Canadá.
Esa gran variación no tendría mucho mérito, pues parte de una base baja y no sería comparable con el 8 por ciento que crecieron las ventas a Estados Unidos, las cuales totalizaron a octubre 11.966 millones de dólares. Sin embargo, el comercio con Venezuela es muestra de la resiliencia del sector privado de ambos países. Entre 2021 y 2022, cuando se reabrieron las fronteras, subió 102 por ciento, luego en 2023 avanzó 3,7 por ciento acorde con una economía nacional que casi no crece este año, pero en 2024 volvió a acelerarse (48 por ciento), pese a que la industria colombiana está resentida.
Javier Díaz, presidente de Analdex, explica que Venezuela es un mercado natural para Colombia y que en la medida en que ellos cuenten con recursos, el país tiene la posibilidad de incrementar allí sus ventas, las cuales aún están lejos de los 6.000 millones de dólares registrados en 1998. Asimismo, la dolarización de su economía ha facilitado el comercio.
Juan Gabriel Pérez, presidente de la Cámara Colombo Venezolana, asegura que el actual ha sido el mejor periodo de los últimos años para el comercio binacional. Su expectativa es que estas exportaciones cierren 2024 por encima de los 1.000 millones de dólares. “A pesar de los retos económicos, los exportadores han mantenido y diversificado su presencia en Venezuela. Esto se refleja en la variedad de productos exportados, que pasó de 1.779 en 2022 a 2.245 en 2024”, precisa.
Empresas como Alpina, Levapán y Mario Hernández, que llevan varias décadas en Venezuela y que no han cerrado sus negocios ni en los peores momentos del régimen, están un poco más optimistas o al menos estabilizando su operación.
Mario Hernández, quien tiene 150 empleados y 18 tiendas en el vecino país, dice que hoy vende 15 por ciento de lo que vendía en el pasado, pero que no se va por su compromiso con sus trabajadores y clientes venezolanos. No es optimista ante un posible cambio de Gobierno en Caracas.
A esto se suma lo que podría implicar para Venezuela el regreso de Trump al poder. Díaz dice que la incertidumbre estaría en las sanciones, que hasta ahora han estado dirigidas a algunas empresas públicas y a funcionarios del Gobierno, pero lo grave sería que se extendieran al sector privado, con el que comercian los exportadores colombianos.
Los avances en ese mercado podrían retroceder ante cualquier paso en falso de la geopolítica.