Como era de esperarse tras el anuncio del Grupo Alfa, de México, y Harbour Energy, de Estados Unidos, que dieron por terminada su intención de quedarse con Pacific Rubiales, el título de la compañía retrocedió hoy estruendosamente. En la Bolsa de Valores de Colombia cayó 39 % y se sitúa en 6.700 pesos, por debajo de los más de 11.000 pesos que había registrado en los últimos días. En la bolsa de Valores de Toronto el comportamiento fue similar, con un descenso de 38 % hasta llegar a los 3,21 dólares canadienses. En el mercado bursátil se esperaba una reacción de esta naturaleza ante la noticia que se conoció ayer en el sentido de que el negocio para la venta de la petrolera se había cancelado por la decisión de los interesados. Aunque en el comunicado emitido ayer no se dieron las razones por las cuales se suspendía la operación es claro que el ruido generado por un grupo de inversionistas venezolanos, encabezados con O’Hara Administration, que se oponía a la venta, tuvo mucho que ver en la decisión final de Alfa y Harbour. Se temía que en la asamblea que se celebraría en Canadá el próximo 28 de julio muchos inversionistas se opusieran a la venta por considerar que el precio ofrecido por Alfa de 6,5 dólares canadienses por acción (alrededor de 13.000 pesos) era muy bajo. De esta manera se abre un nuevo capítulo para Pacific que pasó de vivir momentos gloriosos con un precio de la acción que superó los 40.000 pesos, a una situación compleja debido a su alto nivel de endeudamiento y a la caída de más del 50 % en el precio internacional del barril de petróleo que en unos meses descendió de más de 100 dólares a niveles de 50 dólares. Esta caída impacto a las grandes petroleras mundiales que vieron reducir sustancialmente sus ingresos. Y Pacific no fue ajena a esta situación. Ahora se espera un pronunciamiento de los directivos en torno a que rumbo tomará la compañía, es decir, si seguirá en la búsqueda de un nuevo comprador, centrará sus esfuerzos en la búsqueda de petróleo de México y seguirá con un drástico plan de recorte de gastos y venta de activos que no son cruciales para el desarrollo del negocio petrolero.