Para Drummond, 2023 fue un buen año, con una producción superior a 29 millones de toneladas y un entorno, en medio de la transición energética, en el que el carbón sigue teniendo un espacio protagónico.
Como señala José Miguel Linares, presidente de la empresa, los precios y la dinámica en los mercados tienen varias razones que los explican: una situación geopolítica agitada en los últimos años que empezó con la pandemia y siguió con la invasión de Rusia a Ucrania y luego con los conflictos internacionales que generaron una carestía. “Además, muchos países cambiaron sus metas para empezar a reducir la utilización de carbón; las aplazaron, algunos por varios años y otros en forma indefinida. Eso generó, en ese momento, una escalada de precios bastante importante que a todos nos benefició, aunque a unos más que a otros”, dice.
En años anteriores, incluso antes de la pandemia, se registraron precios de entre 70 y 80 dólares por tonelada. Y, en 2023, el valor estuvo alrededor de los 145 dólares la tonelada, en promedio. Este hecho refleja la situación del carbón en el mundo, al que Linares califica como “año récord en consumo”.
Este 2024 arrancó para Drummond con una meta de producción de alrededor de 31,5 millones de toneladas, y espera que las exportaciones estén en el mismo nivel, aunque con unos precios menores que los del año pasado, que hoy se ubican entre 100 y 105 dólares por tonelada.
“Nosotros no definimos los precios, nos adaptamos a ellos. Y en la medida en que estos van bajando, tenemos que hacer ajustes en nuestros costos de producción. Hasta el momento, no hemos tenido que hacer ninguno, pero sí constantemente estamos revisando esos costos para buscar las mayores eficiencias”, dice Linares.
‘Era inconstitucional’
El carbón y el petróleo ganaron, recientemente, una batalla en los altos tribunales en lo que respecta a la prohibición de la deducibilidad de las regalías, “algo que en realidad nos parecía que era, como efectivamente lo decidió la Corte, inconstitucional, pero además algo que no sucede en ningún otro país del mundo”, agrega Linares. Y añade: “Es claro que es un costo directo y necesario de la producción. Es importante tener en cuenta que, especialmente en los momentos de precios altos, la regalía viene a ser un costo muy importante. Con unos precios bajos, trayendo unas regalías que vienen con un retraso, como se calculan con respecto a meses anteriores, pues fácilmente puede hacer que las compañías den pérdida y que sea inviable la continuidad de las empresas”.
Según Linares, actualmente está en trámite el recurso de insistencia que presentó el Ministerio de Hacienda frente al incidente fiscal que busca aminorar el efecto, por un plazo de unos años.
Este momento favorable del sector contrasta con la posición del Gobierno contra la minería de carbón y petróleo, actividades productivas que el mismo presidente Gustavo Petro ha comparado con la producción de coca.
Ahora, los ministerios de Ambiente y Minas y Energía impulsan grandes transformaciones en el sector minero, como reglamentaciones vía decreto en materia de reservas ambientales, y con proyectos de ley en el Congreso, como la creación de Ecominerales –la Ecopetrol del sector minero– y cambios en el Código de Minas, entre los que se encuentra la prohibición hacia el futuro de la explotación del carbón térmico.
Para Linares, en relación con el decreto 044 sobre las Reservas Ambientales Mineras, la preocupación radica en la forma en que se genera y se declaran estas áreas, sin haberse adelantado unos estudios técnicos. Considera que, aunque existan contratos en ejecución y estos no vayan a ser afectados, sí pueden serlo en el mediano plazo. “Muchos de esos contratos mineros existentes tienen unas expectativas de larga ejecución, que se suman a los temas de la ley minera que el Gobierno va a radicar próximamente en el Congreso”, dice.
Precisamente, frente a este proyecto de ley, que advierte que no habrá nuevos otorgamientos de títulos mineros de carbón térmico, Linares señala que el Gobierno debería pensarlo una vez más. “Consideramos que no es la decisión adecuada. Dejemos que sea el mundo el que determine esa demanda de carbón y por cuánto tiempo se va a requerir más. Porque si tenemos ese mineral en Colombia, si es apetecido y si nos está generando recursos económicos, empleos y desarrollo, pues aprovechémoslo”, manifiesta.
Linares afirma que un país como Colombia no debería perder este tipo de oportunidades, porque esto permite apalancar el surgimiento de nuevas industrias en esas regiones, “donde queremos que, en esa transición energética, en el futuro tengamos nuevas industrias que reemplacen a la industria minera, o específicamente a la industria del carbón”. Y piensa que es un artículo que se debería retirar, como sucedió en los borradores del Plan Nacional de Desarrollo, donde se había incluido y luego se quitó.
Los contratos mineros
En cuanto a las prórrogas de los contratos, porque se habla de que los contratos terminarán en 2030 o 2032 y que no habrá más contratos mineros, Linares señala: “Eso es cierto para algunos contratos, pero para otros no, en el sentido de que el actual Código de Minas establece que todo contrato minero tiene una posibilidad de prórroga hasta por 30 años más”.
Agrega que la mayoría de estas inversiones, que estima en miles de millones de dólares, se han realizado con la expectativa de que, si vienen haciendo una minería responsable desde el punto de vista técnico, ambiental y social, tengan derecho a esa prórroga de los contratos bajo unas condiciones que sean obviamente buenas para el país. Señala que eso ya sucedió con el contrato de La Loma en 2019, en el que se negoció una prórroga favorable para el país y para la empresa. “Eso mismo debe suceder con los contratos de Drummond y los de las demás empresas de carbón que tengan todavía esa expectativa de prórroga, porque además eso es lo que nos va a permitir aprovechar adecuadamente este recurso”, concluye.
Con la creación de Ecominerales, cuyo trámite está vivo en el Congreso, a Linares le preocupan las condiciones en las que se pretende hacer competir a esta naciente empresa por los títulos mineros con las otras compañías mineras, “donde pareciera ser, por lo que hemos visto, que el otorgamiento de los nuevos títulos mineros sería preferentemente con Ecominerales, quien podría luego entrar a hacer acuerdos de colaboración, trabajar conjuntamente o realizar joint ventures con otras empresas mineras privadas. No nos parece que ese sea un modelo adecuado. Pensamos que, si va a competir, debe hacerlo total y abiertamente con las demás empresas en igualdad de condiciones”, advierte.
Frente a la reciente decisión del presidente Gustavo Petro de suspender la venta de carbón a Israel, Linares dice: “No me quiero meter, obviamente, en los temas políticos, porque no me corresponde. Sin embargo, lo que sí vemos es que el carbón que Colombia no le vende a Israel, este país rápidamente le va a encontrar otro proveedor en el mundo que se lo venda”. Se trata de cerca de 3 millones de toneladas que representan ingresos por 300 millones de dólares.
Explica que, en este momento, Israel está en planes de retomar el suministro de energía a la franja de Gaza, lo cual es importante desde el punto de vista humanitario. “¿En cuánto tiempo lo va a hacer? No sé, pero estoy seguro de que Israel está en capacidad de conseguir otros proveedores de carbón. No sé si con la misma calidad o con los mismos precios que consigue de Colombia, pero definitivamente para el país sí es una pérdida porque ese carbón que vamos a dejar de venderle a Israel no sé qué tan fácil ni qué tan rápidamente logremos venderlo en otros destinos”.
Están a la espera del decreto final, después de los comentarios que se han hecho, para definir si toman una decisión jurídica al respecto.
Según sus cálculos, el acumulado de la inversión extranjera que tiene registrada Drummond desde que inició la operación en 1987 hasta 2023 “alcanza casi 53.000 millones de dólares”. Señala que en la actualidad la inversión extranjera que está llegando “no es nueva, sino que es el mantenimiento de las operaciones”. Y agrega que “la incertidumbre es lo que nos tiene con la expectativa de si tenemos oportunidad de seguir creciendo o no”.
Insiste en que “hay que prepararnos para esa transición energética. Pero es una transición que debe ser bien planeada y en los tiempos adecuados. Acelerar una transición no le hace bien a nadie. Y, por el contrario, es importante aprovechar lo que tenemos, que es carbón, para generar el surgimiento o el potenciamiento de otras industrias”.