Motores
Administración pública. Este sector se beneficiaría del mayor gasto público que se espera para 2024, en medio del segundo año del Gobierno Petro. Aunque hay dudas sobre las cifras presupuestales, debido a que no se detallaron bien algunos usos, lo cierto es que fueron aprobados 502,6 billones de pesos, lo que implica 18,9 por ciento más recursos que en 2022.
Sector financiero. Estaría favorecido por la política fiscal contracíclica y las reducciones en las tasas de interés, lo que podría beneficiar la demanda de créditos.
Agricultura. Los menores costos de producción derivados de la baja inflación, así como el impacto marginal del fenómeno de El Niño sobre la producción agrícola y ganadera, serían los propulsores de esta actividad en el presente año.
Frenos
Construcción. Seguiría siendo el sector más rezagado de la economía. Por el lado de la infraestructura, por un contexto de menor ejecución de obra pública y desaceleración de la ejecución de los proyectos 4G y, por el lado de las edificaciones, se prevé también un crecimiento negativo como reflejo del mal comportamiento de las ventas de vivienda en el último año.
Industria. Aunque menores a las del año pasado, es probable que las tasas de interés se mantengan altas frente al promedio histórico, lo que hará que el consumo no levante cabeza tan rápido como se necesita. Igualmente, el menor crecimiento global afectará a la industria.
Minero-energético. Seguirá afectado por la incertidumbre regulatoria, así como por el deterioro de la confianza inversionista. Las definiciones sobre la transición energética son vitales para este sector, que además ahora tiene una mayor carga impositiva.
Un aumento necesario
El desmonte de los subsidios a los combustibles es una de las decisiones económicas del actual Gobierno que más han destacado los analistas. Ya se concretó con la gasolina, pero está pendiente con el ACPM y es allí en donde hoy están las apuestas. Actualmente, la mayor parte del déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (Fepc) corre por cuenta del diésel y por eso hay consenso sobre la necesidad de ajustar el valor de dicho combustible.
“La buena noticia es que gracias a los menores precios del petróleo y a la apreciación del peso colombiano respecto al dólar, el ajuste requerido es menor al previamente estimado”, señalan en el Banco Agrario. En eso coinciden en Credicorp, comisionista de bolsa en la que consideran que seguramente el ACPM subirá, aunque a menores ritmos a los deseables ante el riesgo de inestabilidad social.
“Las cuentas fiscales del Gobierno nacional no están del todo organizadas y postergar hasta 2025 el proceso de incrementos implica que continuará una presión relevante debido a los subsidios de los precios de los combustibles. Dados los objetivos de gasto social, incrementar los precios del diésel va a ser una necesidad para lograr esas metas”, dicen en Bancolombia.