Hasta febrero pasado, la historia de Casa E era de éxito: tenían llenos totales, nuevos proyectos y una dinámica de crecimiento. Eso es lo que recuerda Alejandra Borrero, reconocida actriz y directora que a lo largo de estos 12 años ha sacado adelante este espacio de cultura y arte, muy posicionado en el competido circuito bogotano.

“Nos estaba yendo divinamente”, recuerda Borrero, lo que hace que el contraste con la situación actual sea tan duro. “La Casa estaba a reventar. Teníamos todas las funciones llenas. Febrero fue realmente un mes muy especial y tuvimos llenos casi todo el mes en todas las funciones”, explica.

La economía naranja formaba parte de la apuesta fuerte de este gobierno y había razones de sobra para ver en este sector enormes posibilidades de crecimiento: eran muchos los proyectos e iniciativas que venían fortaleciéndose y mostrando una dinámica muy interesante. El año pasado este sector ya representaba tres puntos del PIB colombiano.

“Estábamos desarrollando muchos proyectos. Con la Cruz Roja teníamos uno que tenía que ver con la migración y con todo el tema de discriminación”, explica la artista.

Pero llegó la pandemia y todos se detuvo en seco; la situación cambió casi de manera instantánea.

“Tuvimos que cerrar de una semana a otra. La cosa se puso muy compleja y lo más terrible fue la incertidumbre: pensábamos que reabriríamos en 15 días, que en 20 días, que en un mes, que a los 15 días después del primer mes y cada vez era una decepción más grande y una angustia peor”, recuerda.

Lograron mantener el staff del teatro por dos meses y ya en ese momento entendieron que la única salida era cerrar.

“Así empezó este hueco -dice- que se ha creado. Yo soy la voz de todos los artistas que están teniendo que entregar sus espacios a los cuales nadie les para bolas. Realmente ha sido muy complejo y no hay un peso, no hay una solución seria y verdadera”.

Alejandra Borrero y su equipo lograron sacar adelante Casa Ensamble en los últimos 12 años.

Borrero es enfática en que Casa E no se acaba, pero el espacio que ocuparon hasta el momento en el Parkway de Bogotá ha sido puesto en venta como una forma de cubrir el déficit que tiene el proyecto. Eso significa prácticamente volver a empezar. El esfuerzo de un creador artístico debería estar concentrado en sus obras, pero la gestión se le lleva la mayor parte del tiempo y los recursos, así que perder una sede para presentarse es volver al principio.

Uno de los temas sensibles es el de la deuda, pues Borrero explica que tiene muchos créditos que está tratando de renegociar. “Esto es un trabajo de ir hablando con la gente, ir haciendo negociaciones para ver cómo logramos salir de este impasse”.

Las principales deudas son con proveedores y dice que no ha pensado en acudir a los programas de crédito con garantía porque no tiene cómo: “yo no puedo pedir un crédito más. No puedo seguir poniendo mis cosas en riesgo”, dijo.

Acerca del papel del Estado frente a la situación de los emprendimientos culturales, Borrero fue tajante: “Mucha palabra y poca acción. Se que hay gran preocupación. Subieron a 30% el dinero que se le entregaba a las salas concertadas, pero eso no alcanza. Es muy triste, al arte se le han dado centavos y además se le ha quitado todo el presupuesto a la cultura”.

Pidió a los empresarios que consideren invertir en proyectos artísticos, porque por lo visto antes de la pandemia, si se administran bien pueden resultar rentables.

Uno de los desafíos es lograr abrir con el mayor aforo posible, pues por cuenta del virus, las aglomeraciones siguen prohibidas. Así las cosas, la reapertura con un aforo de apenas 50% hace inviable a cualquier proyecto.

“Nos tocaría subir los precios de la boletería, pero eso tampoco es posible en las actuales circunstancias de crisis”, dijo.

Explicó que hay costos que se han aumentado como los asociados a los protocolos de bioseguridad y que eso vuelve más gravosa la operación.

La Casa E muestra que los proyectos culturales y artísticos venían registrando un comportamiento muy positivo antes de la pandemia. Pero con el aislamiento obligatorio todo lo logrado durante la última década se vino abajo. Es claro que la situación de crisis es generalizada en la economía naranja.