Aunque en Colombia prevalece la inseguridad alimentaria en el nivel de moderado o grave, durante 2023 mejoró el acceso a los alimentos.
Según la medición de este indicador, que fue presentada por el Dane y la FAO en este 24 de mayo, el país pasó de una cifra de 28,1 % en 2022, a 26,1 % en 2023, con profundas diferencias entre lo urbano y lo rural. Mientras en las cabeceras urbanas la inseguridad alimentaria moderada o grave es de 24,7 %, en territorio rural es de 31,2 %.
El problema más grave con el hambre en el país está situado en la Guajira, donde el indicador se trepa a ser mayor o igual a 45,3 %.
El Chocó tuvo un impresionante avance, al pasar de 43,2 % de inseguridad alimentaria en 2022, a 18,9 %. Por el contrario, departamentos como Vichada registran un gran retroceso, pues los habitantes de esa zona del país tenían el indicador -el año pasado- en 30,7 % y ahora lo subieron a 39,7%.
La lucha contra el hambre es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de Naciones Unidas, con el cual, las naciones miembros buscan terminar con todas las formas de hambre y desnutrición de aquí a 2030 y velar por el acceso de todas las personas, en especial los niños y los más vulnerables, a una alimentación suficiente y nutritiva durante todo el año.
En 18 de los 33 departamentos, incluida la Isla de San Andrés, la inseguridad alimentaria aumentó, mientras que en los restantes 15 mejoró. Sorprenden los incrementos en el hambre en Quindío (aumentó en 7,2 %) y Cauca (ahora tiene 6,7 % más inseguridad alimentaria).
Bogotá, la capital del país, redujo el indicador en 4,2 %, y se mantiene por debajo del total nacional (21,2 % en 2023, versus el 26,1 % en la media nacional).
La estadística evidencia que Colombia tiene que acelerar el cumplimiento de este, el segundo de los objetivos de desarrollo sostenible. Y más aún, en las zonas rurales, donde no solo está más profundizado el problema, sino que afecta mayormente a los jóvenes, según destacó Agustín Zimmermann, representante de FAO en nuestro país.
Hogares más grandes sufren más
Dentro de los resultados del estudio hay que destacar que la prevalencia de la inseguridad alimentaria es mayor en los hogares con mayor número de integrantes. Es así como, familias con 5 o más personas tienen un indicador de 35,5 %, mientras que baja a 22,4 % cuando son unipersonales.
Un tema realmente preocupante es que el hambre acecha mucho en familias con menores de 5 años, donde la prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave es de 32,8 %, versus el 24,8 % en los hogares donde no hay niños en la primera infancia.
Si hay vivienda padecen menos
Otra de las relaciones que hizo el Dane con el indicador de inseguridad alimentaria fue con la vivienda. Familias que están en déficit habitacional tienen un 38,6 % de prevalencia de inseguridad alimentaria, en comparación con el 20,7 % de los que no padecen ese déficit.
Y un dato que hay que resaltar es el que muestra que en casas beneficiaria de subsidios sociales, la inseguridad alimentaria es del 39,1 % y entre los no beneficiarios de ayuda es del 23,2 %.
Lo hallado en el estudio tendrá que ser insumo para la formulación de la política pública alrededor de ese objetivo de desarrollo.