Varias encuestas ya lo habían advertido: la confianza de los colombianos en sus instituciones, incluidos los empresarios, registra un fuerte deterioro. El año pasado Invamer y Datexco lanzaron las primeras alarmas cuando indicaron que la imagen negativa de los empresarios superaba con mucho la positiva. Eso solo había ocurrido una vez en la historia. Luego el Barómetro de la Reconciliación, que mide Acdi/Voca, dio una cifra dramática: a la pregunta de qué tanta confianza tiene en los empresarios, el 87,3 por ciento dijo que poca o ninguna. Pero algunas de estas encuestas salieron en la época del paro del 21 de noviembre, convocado por organizaciones sociales para mostrar su descontento frente al rumbo del país. Por eso, en el sector empresarial tenían la esperanza de que se tratara de un problema de mera percepción. Al fin y al cabo el año pasado resurgieron los escándalos de Odebrecht, de corrupción electoral y líos políticos, que nublaron la imagen de varias instituciones.
Escuche el pódcast sobre la crisis en la industria musical y aérea
Ahora, Reconciliación Colombia acaba de revelar una encuesta elaborada por el Centro Nacional de Consultoría con 1.101 ciudadanos. Ese estudio ofrece nuevas pistas sobre qué piensan los colombianos de su sector empresarial. Sergio Guarín, director de Reconciliación Colombia, explica que quisieron ponerle la lupa al tema para saber qué significa que haya caído la confianza en empresas y empresarios, por qué se presenta el fenómeno y qué quisieran los colombianos de las empresas. “Como otras encuestas preguntaban en términos generales si los colombianos tenían buena o mala imagen de las empresas, decidimos enfocarnos y entender por qué la mala imagen, si era un asunto de coyuntura o algo más estructural, y si es el preludio de la tesis del antiempresarismo en Colombia, para iniciar un diálogo constructivo”, anota.
Sergio Guarín, director de Reconciliación Colombia, cree que este ejercicio ofrece una oportunidad para que las empresas examinen los retos y mejoren su imagen frente al ciudadano. Aunque ratificaron algunos resultados previos, también encontraron cinco mensajes clave. El primer resultado muestra que los colombianos valoran altamente a las empresas y a los empresarios como motor del país y que no hay una visión antiempresarial del desarrollo. Guarín explica que esto ocurre porque de manera consistente los encuestados respondieron que los industriales son muy importantes e incluso muchos quisieran imitarlos.
A la pregunta de si están de acuerdo con la frase de que los empresarios son el verdadero motor del país, el 71 por ciento respondió afirmativamente. Les preguntaron también por su papel en esta fase de posacuerdo y el 74 por ciento lo consideró importante o muy importante. Frente a la inquietud de si creen que a los empresarios les toca duro, el 55 por ciento estuvo de acuerdo. Al consultarles por las palabras que se les vienen a la mente al hablar de empresarios, contestaron repetidamente “emprendedores y generadores de empleo”. Y a la pregunta de si quisieran ser empresarios, el 64 por ciento dijo que sí. “Esto indica, en un primer mensaje, que los colombianos tienen una alta estima del valor, el aporte de los empresarios en el desarrollo en Colombia”, asegura Guarín. Sin embargo, pese a la alta valoración que recibieron, también les cuestionan algunos comportamientos porque algunos creen que las empresas no hacen lo suficiente por el país. Esta segunda lección se explica por respuestas a temas como si los encuestados creen que hay corrupción en las empresas: 78 por ciento dijo que sí. Y a la pregunta de si consideran que los empresarios son indiferentes con el país, el 50 por ciento está de acuerdo.
Cuando les preguntaron si se puede contar con los empresarios en situaciones de emergencia, solo 34 por ciento respondió sí. Incluso, un dato preocupante surgió al consultarles si los industriales suelen incumplir las normas, pues 48 por ciento respondió afirmativamente. Un tercer mensaje señala una brecha entre lo que la gente percibe que aportan las empresas y lo que consideran que deberían hacer. Al invitarlos a describir las tres cosas que mejor hacen los empresarios por el país, mencionaron la generación de empleo (54 por ciento), la de ganancias para los dueños (45 por ciento) y el pago de impuestos (33 por ciento).
FUENTE: ENCUESTA CENTRO NACIONAL DE CONSULTORÍA PARA RECONCILIACIÓN COLOMBIA Pero al requerírseles por los tres temas en los que más deberían esforzarse los empresarios, respondieron generar más empleo (74 por ciento), seguido por contribuir al cuidado del medio ambiente (55 por ciento) y contribuir al desarrollo de las regiones y los territorios donde están las empresas (33 por ciento). Esto se explica, dice Guarín, en la discrepancia entre las expectativas de los colombianos frente al papel que cumplen las empresas y el que quisieran que cumplieran. Y es un llamado de la gente hacia un compromiso mucho mayor con el desarrollo, el medio ambiente y el empleo digno.
El cuarto mensaje de esta encuesta señala que los colombianos no consideran muy positiva la cercanía de los empresarios con el Gobierno. Incluso, para la mayoría es inconveniente este ‘matrimonio’, que explica en buena medida por qué la imagen de los empresarios ha caído al mismo tiempo que cae la del Gobierno. De manera explícita la encuesta les preguntó a los participantes por la principal función del Estado frente a las empresas. Entre las opciones, tuvo mayor número de respuestas (36 por ciento) la que apunta a que este debe generar las mejores condiciones para que los empresarios produzcan más y mejor. Y en los últimos lugares (14 por ciento) está la que indica que el Estado debería generar estímulos para los industriales. En otras palabras, creen que debe mejorar el ambiente para la inversión empresarial, pero no están a favor de aprobar más beneficios a las compañías.
Además, la encuesta consultó si consideran que empresarios y políticos están aliados en la defensa de sus propios intereses. El 63 por ciento dijo que sí, una cifra muy alta que refuerza la idea de que la gente no ve con buenos ojos la relación estrecha entre poder empresarial y poder político.
El último mensaje de la encuesta muestra de alguna manera que los colombianos tienen claro que este no es un país de grandes compañías, sino que reconocen que el tejido empresarial está dominado por pequeñas y medianas empresas. Al preguntarles por el tamaño de las compañías del país, el 64 por ciento cree que en su mayoría son micro, pequeñas y medianas. Esta cifra, aunque no coincide del todo, se acerca a la realidad. En efecto, según Confecámaras, el 95 por ciento de las empresas que operan en el país tienen estos tamaños. Hay una discrepancia, pero los colombianos no creen que el país está lleno de compañías enormes. ¿Qué tan probable es cambiar las percepciones erradas? Para Guarín, el empresariado debe tener en cuenta que el país está en un momento crítico para consolidar la imagen de los empresarios. Revertir esas percepciones a veces equivocadas dependerá mucho de lo que hagan en el futuro. Por lo pronto, toda la sociedad observa con cuidado y quiere ver mayor compromiso con empleo, el desarrollo y el medio ambiente. En un momento de cambio de la sociedad colombiana, en la que hay una clase media más amplia y exigente, los empresarios están bajo una lupa no necesariamente antiempresarial. Se trata más bien de las expectativas de una sociedad que confía en ellos y los valora como un impulso a su desarrollo.