Las diferencias suelen ser odiosas, pero en el caso de las pensiones de las mujeres, el argumento del Ministerio del Trabajo con el fin de sustentar un beneficio en semanas para la población femenina es válido, pese a que hay analistas que están pidiendo revisar a fondo los posibles efectos, para alertar y evitar que la ayuda termine causando un daño peor.

En Colombia, solo 13 por ciento de las mujeres logra completar las 1.300 semanas para pensionarse a los 57 años en el régimen público, que es al que ahora pasarían todos los cotizantes, para ahorrar allí hasta 2,3 salarios mínimos de su ingreso laboral, según lo aprobado hasta ahora.

Gloria Inés Ramírez, Ministra de trabajo | Foto: Guillermo Torres Reina

Ellas poco logran pensionarse

La mayoría de mujeres no se pensionan porque llegan a la edad de retiro y aún les faltan entre tres y siete años para cumplir el requisito de las semanas, según expresó la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez.

Parte de esa situación se debe a que ellas asumen más la responsabilidad del cuidado de los hijos, lo que, a su vez, en muchos casos, las saca del mercado laboral o las mantiene allí, pero intermitentes.

Teniendo en cuenta ese fenómeno, en la reforma pensional se introdujo un diferencial con el cual se empiezan a reducir las semanas de cotización requeridas para la mujer, hasta llegar a 1.000 semanas en 2036, año en el que estaría en plena vigencia una sentencia de la Corte Constitucional que apuntó al mismo objetivo: ayudarlas a que logren pensionarse.

De igual manera, en el texto de la reforma está incluido el llamado bono pensional, que implica abonarle a la mujer 50 semanas de cotización por cada hijo a su cuidado, hasta tres hijos.

Juan Miguel Villa, expresidente de Colpensiones.

Salen más fácil del mercado laboral

Para Ramírez, estos diferenciales “amplían en 22 por ciento la probabilidad de que una mujer logre la pensión”, pero no faltan opiniones que ven riesgos para ellas. Juan Miguel Villa, expresidente de Colpensiones, expresa que “cuando se da un beneficio a la mujer por su condición de género, a veces termina causando un efecto no deseado, a pesar de que la intención sea buena”.

Con la licencia de maternidad, recuerda que ellas resultan perjudicadas porque “se les enviaron señales a los empleadores de que la mujer, en parte de su vida laboral, trabajaría menos, lo que lleva a que la discriminen”.

Se trata de sesgos invisibles, según argumenta Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad, porque “los hombres no se levantan un día y dicen: ‘Hoy voy a ser más machista’”. Sin embargo, en la realidad, “muchas veces, al reducir requisitos, nos volvemos más costosas para el empleador y más susceptibles de ser sacadas de la fuerza laboral”.

Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad, durante el congreso de Asofondos 2024. | Foto: Cortesía Asofondos

Villa, entre tanto, si bien es partidario de que se explore más para establecer qué tanto le conviene a la mujer ese beneficio pensional, expresa que “la única forma en la que puede funcionar es que las condiciones estén igualadas con los hombres, para que no haya lugar a ningún tipo de discriminación”.

El expresidente de Colpensiones pone en el debate el hecho de la existencia de carreras más largas y las exigencias para llegar a cargos directivos son de alta experticia, lo que se logra con los años. Por lo tanto, “dar la señal de que la mujer se puede retirar más temprano, con 57 años y 1.000 semanas, indicaría al empleador que no va a tener una carrera extendida. Eso puede que no le convenga a las mujeres”.

Las sacan cuando empiezan a tener salarios más altos

Los mensajes que impulsan la idea de que las mujeres lleguen cada vez más a puestos de liderazgo quedan frustrados con las reglas pensionales, agrega Maiguashca. “La mujer tiene cinco años menos que el hombre, que se pensiona a los 62, para llegar a esos cargos. Ahí es cuando uno dice: no nos ayuden tanto”.

De hecho, Juliana Morad, investigadora de la Universidad Javeriana, afirma que afirma que en las circunstancias del mercado laboral para la mujer, el incremento de la edad de pensión “puede ser interesante”.

“Cuando la mujer alcanza la edad mínima de pensión (57 años), cumple el requisito para tramitar el derecho pensional y los empleadores pueden desvincularla con justa causa. Eso les frena la posibilidad de tener una mayor base de cotización, porque los salarios más altos se obtienen a medida que uno va envejeciendo. Y como la pensión se calcula sobre los últimos 10 años de trabajo, ellas quedan con mesadas inferiores en comparación con los hombres”.

Juliana Morad, directora del Departamento de Derecho Laboral de la Universidad Javeriana y codirectora del Observatorio Laboral de esa institución privada de educación superior. | Foto: Pontificia Universidad Javeriana.

Hay otros caminos

Para Clara Elena Reales, vicepresidenta jurídica de Asofondos, la misma sentencia de la Corte Constitucional, que contiene el diferencial para mujeres en materia pensional, “confirma que el Congreso y el Gobierno pueden buscar fórmulas más adecuadas que solo bajar el número de semanas para la pensión, pues esa medida las condena a pensiones muy bajas, con un alto costo para el Estado y para la sociedad, sin corregir problemas de desigualdad y baja cobertura”.

La vicepresidenta jurídica del gremio de fondos privados manifiesta que existen otras alternativas más efectivas y sostenibles para mejorar las pensiones femeninas y aumentar cobertura. “Por ejemplo, el bono por hijo, consignado en una cuenta de ahorro a nombre de la mujer proporciona una solución más inclusiva, ese bono generará rendimientos por años y permitirá beneficiar a más mujeres, tanto para que logren alcanzar los requisitos de pensión con un sistema de equivalencias, como para mejorar su mesada pensional, con un menor costo para el Estado”.

La Cámara de Representantes, a donde llega ahora la reforma, tendrá mucho por analizar.

Clara Elena Reales, vicepresidente jurídica de Asofondos | Foto: Cortesía Asofondos