Los que saben de inversión conocen el concepto del costo de oportunidad: ponerle precio a la alternativa no escogida para tener más claro el panorama en una transacción. El costo de oportunidad de la nueva vacuna contra el SARS-CoV-2 tiene agobiados a todos los Gobiernos del planeta. Sin vacuna aprobada, cualquier decisión puede resultar muy costosa y, peor aún, mortal. Los empresarios saben mucho sobre costo de oportunidad. Por eso, el Gobierno apoyó y promovió una coalición de representantes del sector privado que participarán del proceso por lograr el mejor resultado posible en la tarea de inmunizar a la población colombiana. El trabajo de coordinación está a cargo de Gabriel Jaramillo, un empresario y filántropo, quien, además, fue el CEO del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. Así que es uno de los más capacitados para ayudar en la tarea. La idea surgió hace unas tres semanas durante una conversación que varios de los más importantes cacaos del país tuvieron con el presidente del BID, Luis Alberto Moreno. En ese encuentro virtual, Moreno puso énfasis en la necesidad de que Colombia se pusiera las pilas para lograr un buen puesto en la fila de espera por la vacuna. De no hacer una buena gestión, la nación podría quedar rezagada, un escenario indeseable.

Gabriel jaramillo, Empresario. Entre los empresarios que escucharon el mensaje estaban Nayib Neme, Gabriel Jaramillo, Miguel Cortés, Bernardo Vargas, Manuel Santiago Mejía, Antonio José Ardila, Juan Carlos Mora, Harold Éder, Eduardo Pacheco y Gonzalo Pérez. Casi todo el notablato empresarial colombiano. Todos ellos entendieron la gravedad del asunto. Por eso se pusieron en la tarea de crear una coalición del sector privado para dinamizar el tema. Ellos no solamente ayudarán a conseguir recursos. También le facilitarán al Gobierno su experiencia para diseñar una estrategia que garantice un buen lugar en la fila de espera. No es solo plata El Gobierno, según lo explicó el ministro de Salud, Fernando Ruiz, estima necesario vacunar al menos al 60 por ciento de la población. Esto podría costar entre 575.000 millones de pesos y 2,3 billones de pesos, según la vacuna escogida. En un primer momento, estos empresarios, más todos los que se sumen a la convocatoria, aportarán recursos para pagar el mejor tiquete en esa fila. Escoger la mejor vacuna, es decir, la más efectiva posible, es tal vez la más importante decisión para el futuro de Colombia e implica un arduo proceso de negociación con laboratorios y Gobiernos. Un proceso, además, muy particular porque implica un elevado nivel de incertidumbre. Nadie sabe con certeza cuál producto garantizará la inmunización de la población. Escoger la vacuna es toda una empresa en las actuales circunstancias. Durante un debate en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, Ruiz explicó que “hay una visión errada cuando se piensa que con una vacuna esto inmediatamente se soluciona. Esto no es así. Tener claro que las vacunas tienen un margen de efectividad, que su desarrollo y producción tienen ciertas complejidades y que tampoco el proceso de vacunación se va a lograr de un momento a otro. Lo primero que debemos tener en cuenta es que el desarrollo de vacunas se caracteriza por un alto nivel de fracaso (93 por ciento)”. Recordó que en condiciones normales desarrollar una vacuna desde su fase de laboratorio hasta su distribución puede tomar diez años. Y que en el caso de este coronavirus se está tratando de resolver en año y medio.

Aquí queda en evidencia que escoger la potencial vacuna en las actuales circunstancias es toda una ciencia. Si un país decide adoptar, por ejemplo, la de Rusia y resulta que no tiene los efectos deseados, habría perdido los recursos destinados a la compra, al igual que tiempo y vidas. La situación es tan compleja que el escenario contrario (no adoptarla y que sea eficaz) tendría exactamente el mismo resultado, pero al revés. El ministro Ruiz explicó los dos caminos para conseguir el producto que inmunice a la población colombiana. Uno es el multilateral, a través del Covax, un fondo internacional rotatorio en el que varios países suministran recursos y, por medio de la Organización Panamericana de la Salud, centralizan las compras de las vacunas, lo que reduce el precio. Ese mecanismo ya está en marcha y por esa vía el país podría inmunizar al 20 por ciento de la población. Las prioridades en este frente ya están claras: recibirían la vacuna, en primer lugar, 813.000 personas del sector salud, 6,8 millones de adultos mayores de 60 años y 6,7 millones de personas con comorbilidades. Pero queda una parte importante de la gente pendiente de una solución. Se trata de 23 millones de personas económicamente activas. Allí, hay que inmunizar al menos 15 millones de personas. En total, el Gobierno quiere llegar con el programa de vacuna anticovid a un grupo de entre 28 millones y 30 millones. El otro camino es el de los empresarios. Ellos participan a fin de asegurar el pronto acceso a una vacuna efectiva, lo cual incluye la posibilidad de conseguir recursos y reducir el riesgo de detrimento patrimonial en las negociaciones directas, es decir, con el menor costo de oportunidad posible. En este frente son importantes las redes de trabajo, el manejo de riesgos, la logística, y la evaluación y el monitoreo, actividades en las que los empresarios pueden contribuir mucho.

Que el sector privado aporte recursos es clave, porque la normativa nacional prohíbe destinar dinero del presupuesto de salud a productos de eficacia no confirmada. Así que solo saldrán recursos públicos cuando la vacuna ya haya sido aprobada con todas las de la ley. Si el Gobierno usa plata del presupuesto nacional y la vacuna no resulta efectiva, los funcionarios que tomen la decisión tendrán que responder fiscalmente. Muchos empresarios del mundo entienden la importancia de su papel. El magnate mexicano Carlos Slim anunció que su Fundación firmó un acuerdo con AstraZeneca para impulsar la producción de la vacuna, si resulta efectiva, en Argentina y México para distribuirla por toda América Latina. En total se trataría de 150 millones de dosis en la región, excepto Brasil, que ya tiene un acuerdo gubernamental con el laboratorio. En el mismo plan han estado Bill y Melinda Gates, el argentino Hugo Sigman y muchos otros que han donado recursos para impulsar las vacunas. Jaramillo explicó que el sector privado tiene una filosofía puramente filantrópica a fin de lograr la mejor negociación posible para Colombia. En el estricto sentido, este esfuerzo del sector privado ayudará para que las dos terceras partes de la meta de inmunización se cumplan. En la lucha contra la pandemia existen muchas incertidumbres. Pero los cacaos colombianos pueden contribuir a reducir el margen de error en la más importante decisión que deba adoptar el país en los próximos meses.