A pocas semanas de que comience oficialmente la carrera para elegir al gerente del Banco de la República, crecen las especulaciones sobre los candidatos, las campañas y sus movidas. Se trata de una de las instituciones más poderosas del área económica y cualquier desplazamiento allí refleja una compleja partida de ajedrez.
La Corte Constitucional se pronunció hace unas semanas sobre la edad de retiro forzoso de los miembros de la junta del Banco y abrió el camino para la reelección del gerente actual, Juan José Echavarría. Pero todo indica que eso no desanimó a otros candidatos. Ya hay cerca de una decena de interesados en iniciar campaña para la elección de diciembre.
De hecho, en los últimos días tomó fuerza la versión de que el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, se postulará al cargo. Al igual que los otros cinco codirectores, podrá aspirar o presentar candidatos. Esto ha desatado una gran polémica y algunos califican esta candidatura como una ‘jugadita’ del Gobierno para quedarse con otro cargo clave del Estado, luego de ubicar sus fichas en la Fiscalía, la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo.
Con frecuencia, la elección del gerente del Banco de la República levanta ampolla. Las suspicacias sobre el papel del Ejecutivo para poner o quitar sus alfiles en una de las entidades más poderosas en el manejo de la economía siempre aparecen. Pero la autonomía de los codirectores siempre se ha mantenido.
En 1993, el Emisor estrenaba su nueva estructura con autonomía reforzada por la Constitución y hubo una dura batalla entre el candidato del entonces presidente César Gaviria, su director de Planeación Nacional –Armando Montenegro– y el académico Miguel Urrutia. Todos tenían grandes méritos, pero al final la junta eligió a Urrutia pese al intenso lobby del Gobierno.
También en 2016, luego de que José Darío Uribe cumplió los tres periodos reglamentarios, hubo una fuerte batalla por el cargo. En ese momento, los candidatos eran Juan José Echavarría, director programático de la campaña de Juan Manuel Santos a la presidencia; el subgerente del Banco de la República, Hernando Vargas; el presidente de Anif, Sergio Clavijo; y Leonardo Villar, director de Fedesarrollo. Incluso se especuló que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas Santamaría, aspiraba al cargo. Resultó elegido Juan José Echavarría, considerado uno de los escuderos de Santos, pero cuyos méritos destacó la junta.
Ahora todo apunta a que Carrasquilla buscará esa posición. Quienes lo conocen aseguran que es su mayor anhelo porque se formó en el Banco, en una carrera que terminó como gerente técnico en 1997 –tras su salida, lo reemplazó José Darío Uribe, luego nombrado gerente del Emisor–. También por el prestigio técnico que da esta posición, después de haber ocupado dos veces el Ministerio de Hacienda y altos cargos en entidades internacionales.
Otros dardos apuntan a que Carrasquilla estaría usando su cargo para influir en algunos integrantes de la junta. Sin embargo, no es inédito que, luego de ocupar altas posiciones del Estado, un funcionario quiera ir a la junta.
En 1996, por ejemplo, Antonio Hernández Gamarra fue nombrado codirector tras desempeñarse como ministro de Agricultura. Igual pasó con Carlos Gustavo Cano, quien se retiró en febrero de 2005 de la cartera de Agricultura para ingresar a la junta. Además, dos exviceministros de Hacienda dejaron su cargo para ser codirectores: Leonardo Villar en 1997 y Sergio Clavijo en 1999. Y casi la mitad de los codirectores han salido previamente de un alto cargo público.
Eso sí, la eventual llegada de Carrasquilla a la gerencia podría alterar el sistema de pesos y contrapesos de la junta. Pero eso mismo ocurrió en los Gobiernos anteriores, que tuvieron reelección y nombraron cuatro de los cinco codirectores.
Esta vez, sin reelección, el Gobierno Duque también podría nombrar cuatro codirectores porque dos de ellos renunciaron: en 2019 escogió a Roberto Steiner para reemplazar a Juan Pablo Zárate; y en febrero de este año, a Arturo Galindo, tras la renuncia de José Antonio Ocampo. Asimismo, en febrero de 2021 elegirá los dos que le corresponden. Y haría moñona si la junta designa a Carrasquilla.
No será fácil: tendrá que competir con el actual gerente, con otros candidatos y con la fuerte oposición de quienes temen que el Gobierno se quede con otra plaza clave del Estado. Pero, como en otras ocasiones, la junta hará valer su autonomía. Uno de los codirectores le aseguró a SEMANA que su trabajo es “votar en conciencia para escoger el mejor candidato. Por eso nuestro cargo es de alta responsabilidad”.
¿Quién será el sucesor?
Independientemente de sus aspiraciones en el Emisor, todo indica que Carrasquilla planea dejar el Ministerio de Hacienda. Esto abre espacio a otro grupo de especulaciones: y ahora, ¿quién podrá reemplazarlo? Algunos han mencionado nombres, pero entre los más opcionados estarían el director de Planeación Nacional, Luis Alberto Rodríguez, quien fue su viceministro hasta septiembre del año pasado y es su gran escudero. Igualmente, suena el actual ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, quien ha cumplido una destacada tarea. Sin embargo, su juventud y falta de recorrido genera preocupaciones en momentos en que la pandemia plantea grandes desafíos al país.
También mencionan con insistencia al actual viceministro general, Juan Alberto Londoño, quien ha mostrado gran habilidad para manejar el Congreso, es un gran conciliador y tiene respaldo en la Casa de Nariño. Pero es abogado y para algunos analistas esa puede ser una desventaja frente a la tecnocracia.
Quizás el candidato más fuerte es el viceministro técnico, Juan Pablo Zárate, quien el año pasado dejó su cargo de codirector del Banco de la República para devolverse al Viceministerio. Esta movida fue interpretada como la cuota inicial para suceder a Carrasquilla, pues pocos aceptan bajarse de cargo y volver a uno que desempeñaron en el pasado.
Zárate dijo entonces que iba a respaldar a Carrasquilla en un momento clave para la economía. Pero lo cierto es que, para garantizar la autonomía del Banco, la Constitución fijó a los codirectores una inhabilidad de un año para ser ministros de Hacienda. Y acaba de cumplir este plazo.
No obstante, tiene poca habilidad política, aunque es un gran técnico y genera confianza en los mercados y las calificadoras. Por eso, hay quienes creen que, de ser elegido, haría la dupla perfecta con Londoño.
Ahora que la pandemia impuso nuevos desafíos al manejo económico de los países, los movimientos en altos cargos del área económica son de gran trascendencia. Por ende, los nombramientos que vienen deben garantizar la autonomía del Emisor y que las decisiones técnicas primen por encima de las políticas.