La cuarentena ha tenido efectos devastadores sobre el mercado laboral colombiano: la desocupación se disparó al 19,8 por ciento en abril y destruyó casi una cuarta parte de los empleos del país. Por eso, este debe empeñarse ahora en revertir ese resultado, y eso exigirá medidas más agresivas para evitar perder más empleos y, al mismo tiempo, generar nuevos puestos de trabajo. Las medidas adoptadas por el Gobierno nacional para apoyar la economía han estado bien encaminadas, pues el subsidio a la nómina y a la prima de junio para los salarios mínimos van en la dirección correcta. Pero aún resultan insuficientes, tímidas y tardías ante el desafío que enfrenta el país. Como si fuera poco, la reglamentación dejó por fuera algunas de las empresas y sectores más afectados.
El presidente Iván Duque ha dicho que los apoyos del Gobierno en esta crisis alcanzan el 11 por ciento del PIB (más de 110 billones de pesos), aunque en sus cuentas suma subsidios, ayudas y créditos. Pero no todos son recursos fiscales nuevos. Del cupo total de 15,7 billones de pesos en créditos garantizados, por ejemplo, han reservado 8,32 billones y solo han desembolsado 2,43 billones, pues la gente no desea endeudarse mientras haya incertidumbre sobre su capacidad de generar ingresos. Tampoco quiere solo aplazamientos de impuestos, sino verdaderos alivios a su flujo de caja. Incluso, los desembolsos del subsidio a la nómina no alcanzaron siquiera los 200.000 millones de pesos en mayo. Por tanto se requieren medidas más ambiciosas.
El ministro del Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, ha propuesto desde su llegada una misión para el empleo. Pero se requieren medidas inmediatas. A medida que los 5,4 millones de personas que perdieron su empleo en abril salgan a buscar trabajo, los niveles de desocupación podrían llegar al 24 por ciento o más en mayo. Hasta podrían volverse permanentes si el Gobierno no actúa con mayor contundencia en los próximos días. El país vivió un desempleo similar en la crisis de finales de los años noventa y le tomó cerca de 15 años revertirlo. Por ende, los colombianos reclaman medidas más audaces, como subsidios condonables para las mipymes más afectadas o un plan de choque liderado por nueva inversión en infraestructura. Estas son cinco ideas para luchar contra el desempleo.
REABRIR ¡YA! La medida más importante para reactivar el empleo implica continuar con la apertura gradual de sectores económicos. Por más planes de subsidio o empleo nada reemplazará el papel de los empresarios, pues el Estado no puede cubrir la nómina de los colombianos, que vale alrededor de 30 billones de pesos mensuales. Además, la cuarentena no evita el virus, solo lo aplaza para permitirle al sistema de salud prepararse. “Con tres meses parece suficiente”, dice Mauricio Santamaría, presidente de la Anif. El peor escenario es quedar con una economía destruida y con la enfermedad. Es necesario aprender a vivir con el virus, obviamente, de manera gradual y con todos los protocolos y las medidas para proteger la salud y la vida. Los alcaldes tienen que concientizarse de que el país corre el riesgo de perder los avances sociales de las últimas décadas. Por eso deben concentrarse en controlar más la informalidad. Créditos condonables Algunos sectores tardarán más en reabrir y, aunque lo hagan, seguirán con una demanda resentida. Por consiguiente, se necesitará un programa focalizado en los sectores más vulnerables, como restaurantes, hoteles, entretenimiento y comercio, para evitar una destrucción definitiva de los empleos, dice Corficolombiana.
Juan Martín Caicedo - Presidente de la CCI Se trata de un esquema de subsidios y préstamos condonables hasta del 100 por ciento de las nóminas formales de las mipymes más expuestas, por un periodo de hasta tres meses, todo ello condicionado a que no despidan trabajadores. El costo fiscal de esta medida oscila entre 10 y 13 billones de pesos (1 a 1,3 por ciento del PIB) y permitiría proteger entre 2,7 y 3,2 millones de empleos formales, según calcula la entidad. Esta medida tiene la ventaja de que produce un impacto inmediato en la protección del empleo mientras difiere el costo fiscal.
¿Hora de una reforma laboral? Los empresarios han insistido en reducir los costos a la contratación formal al establecer jornadas por turnos, pagar en proporción al tiempo laborado, eliminar los recargos festivos, dominicales y nocturnos, así como cotizar a pensión por horas. Pero los sindicatos han rechazado que se aproveche para hacer una reforma laboral amparados en la emergencia que vive el país. El Gobierno acaba de adoptar algunos de estos cambios en el Decreto 770 expedido esta semana. Pero se trata de medidas temporales que solo tendrán vigencia durante la emergencia. José Manuel Acosta, de Human Capital, cree que ha llegado la hora de que la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Salariales y Laborales muestre su utilidad en un debate proactivo y pragmático. Plantea suspender transitoriamente las horas extras y recargos, desburocratizar la formalidad del teletrabajo, hacer donación temporal de aportes a fondos sindicales, disminuir el aporte empresarial a las cajas de compensación familiar, entre otras medidas transitorias. También propone reducir los aportes parafiscales a las empresas que generen nuevos empleos. Más infraestructura Acelerar el paso y adoptar un nuevo plan de vías terciarias resulta clave. Las obras civiles siguen impulsando la economía, pues el sector creció el 9,1 por ciento en el primer trimestre. Además, hay consenso en que es el ramo ideal para liderar una política contracíclica por su potencial de generar empleos y encadenamientos productivos.
De hecho, se encuentra en marcha un programa de vías 5G, que comprende 28 proyectos por más de 52 billones de pesos. Incluye terminar los corredores de comercio exterior y avanzar hacia un transporte intermodal con obras como la alianza público-privada del río Magdalena, la recuperación del ferrocarril y algunos aeropuertos regionales, entre otros. La mitad son iniciativas privadas que no requieren recursos públicos. También están los proyectos que realizarán las ciudades con sus nuevos planes de desarrollo, algunos recién aprobados, que solo en Bogotá suman más de 40 billones de pesos para el próximo cuatrienio.
Jaime Alberto Cabal - Presidente de Fenalco Asimismo, esta inversión pública nacional y regional acelerada debe complementarse con un plan de obra pública tradicional, que podría financiarse con regalías. La Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI), liderada por Juan Martín Caicedo, le propondrá al Gobierno un gran programa de intervención de vías terciarias. Sería un convenio interinstitucional del Invías con los entes territoriales. Agilizar las consultas previas, licencias ambientales y la gestión predial será clave. Invertir bien las regalías Hoy el país tiene billones de pesos en regalías literalmente guardadas en cuentas, que podría invertir con mayor dinamismo. El Plan Bienal de Regalías 2020-2021 cuenta con 18,5 billones de pesos. Como históricamente cerca de la mitad de los recursos se invierten en infraestructura de transporte, esto permitiría un programa de inversión en carreteras de entre 9 y 10 billones de pesos. Sin embargo, a la fecha no ha terminado el trámite del proyecto de ley reglamentaria de reforma al Sistema General de Regalías (SGR). En la actualidad, se encuentra en consultas previas con los grupos étnicos. Si al 30 de agosto de 2020 el Congreso no aprueba esta ley, el presidente podría expedir el presupuesto del SGR. La nueva reglamentación entrará en vigencia en 2021 e implica mayor responsabilidad de las entidades territoriales en definir y ejecutar la inversión.
El país debe tomar decisiones audaces y oportunas para generar más empleo. Solo así evitará una agonía mayor.