Siguen los pronunciamientos, tras conocerse la semana pasada los modestos datos de crecimiento económico del primer trimestre en el país, cifras que apenas llegaron a 0,7 % frente al mismo periodo del año pasado, y en medio del debate sobre la propuesta del Gobierno de flexibilizar la regla fiscal y permitir un mayor endeudamiento, como parte de su estrategia de reactivación económica, pero mientras los ingresos fiscales no alcanzan las metas previstas.
Bajo este escenario, Bloomberg, la prestigiosa firma analista de información financiera, hizo una preocupante advertencia: “Colombia está entrando en un ciclo vicioso de crecimiento económico débil y bajos ingresos fiscales, con el gobierno del presidente Gustavo Petro considerando déficits presupuestarios más amplios y los inversores navegando por el deterioro del panorama fiscal”, señaló en un reciente informe.
Recordó que, desde 1999, el año pasado fue el peor para el crecimiento del país, sin contar la pandemia y que las cifras del primer trimestre de este año evidenciaron un crecimiento del producto interno bruto de apenas el 1,1 % con relación al trimestre anterior.
“Eso es apenas la mitad de la tasa esperada y profundiza las preocupaciones de que la economía enfermiza afectará las finanzas del Gobierno. El ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, está intentando gestionar la crisis latente buscando retrasar un pago ordenado por el tribunal, haciendo lobby entre los legisladores y criticando al jefe de su propia agencia tributaria por los menores ingresos”, agregó la firma.
Bloomberg mencionó el pronunciamiento del mandatario colombiano alrededor de la responsabilidad del bajo crecimiento, que dijo recae sobre las altas tasas del Banco de la República. Petro ha culpado a las altas tasas de interés del banco central por frenar la demanda y restringir el crecimiento.
Al mismo tiempo, manifestó la firma que el Gobierno informó a los mercados que esperaba un déficit presupuestario equivalente al 5,3 % del PIB este año, “pero Bonilla ha planteado la posibilidad de pedir al Congreso que cambie una regla que busca prevenir el endeudamiento excesivo del Gobierno”.
Hay expectativa porque, el próximo mes, el Gobierno publicará nuevas estimaciones macroeconómicas como parte de su plan fiscal nuevamente revisado. Bloomberg citó a William Snead, estratega del BBVA, quien aseguró que a los inversores no les gustan las sorpresas y una actualización financiera a medio plazo que venga con números peores de lo esperado podría hacer bajar los precios de los bonos como reacción inicial.
Según Bloomberg, los bonos de la nación han sido algunos de los peores en rendimiento en América del Sur este año, con pérdidas del 3,2 % para los inversores, mientras que los bonos soberanos de mercados emergentes ganaron un 2,1 % durante el mismo periodo.
“Aunque los rendimientos han mejorado en el último mes, más señales de alarma en el lado fiscal podrían poner una presión adicional sobre los precios. Algunos inversores creen que los riesgos fiscales actuales ya están reflejados en los precios, dado que los diferenciales de los bonos colombianos son más amplios que los de pares con calificaciones similares”, añadió la firma en su análisis.
Ante este panorama, empiezan a aparecer preocupaciones en torno a la calificación crediticia del país. Fitch y S&P Global ya han degradado a Colombia a la categoría de “bono basura”, mientras que Moody’s Ratings aún la tiene clasificada en Baa2 —la segunda calificación más baja de grado de inversión— con una perspectiva estable.
De acuerdo con el análisis de Bloomberg, las agencias calificadoras están observando de cerca la situación del país. De hecho, Fitch Ratings advirtió la semana pasada que ve un aumento del riesgo de que el Gobierno incumpla su objetivo fiscal existente.
“Si no hay cambios en la regla fiscal que impliquen un deterioro continuo, lo que llevaría a más degradaciones, seguirá siendo un país con calificación BB barato”, dijo Armando Armenta, estratega de mercados emergentes en AllianceBernstein a Bloomberg.
Por su parte, Renzo Merino, analista de Moody’s, señaló: “Si observamos cambios en la regla fiscal que puedan conducir a un deterioro en las métricas de deuda en los próximos años, eso podría ejercer presión sobre el perfil crediticio”.
Según el Gobierno, la economía de Colombia crecerá 1,5 % en 2024, lo que marcaría un segundo año de bajo crecimiento. A principios de mayo, el ministro de Hacienda dijo: “Una cosa es tener una regla fiscal con un país que crece al 3, 4 o 10 %. Otra cosa es una regla fiscal en un país que creció el año pasado solo un 0,6 %”.
Por si fuera poco, Colombia está lidiando con las tasas de interés más altas entre sus pares con objetivos de inflación. De hecho, el Fondo Monetario Internacional en un informe aseguró que la fuerte contracción en inversión que ha registrado Colombia probablemente refleja no solo una política monetaria estricta, sino también una mala calibración de la política fiscal y la incertidumbre en torno a las ambiciosas reformas del gobierno de Petro.
“La principal preocupación de las agencias de calificación es si la deuda comienza a aumentar hasta el punto en que se vuelve insostenible. Gracias en parte a la reciente fortaleza del peso colombiano, que se ha recuperado más del 18 % en los últimos 12 meses, la relación deuda a PIB del país cayó al 52,8 % el año pasado desde un pico del 60,7 % en la peor parte de la pandemia. Pero el Gobierno espera que vuelva a subir al 57 % este año”, señaló Bloomberg.
Además, advirtió que las cuentas de Colombia están bajo presión porque los ingresos fiscales están por debajo de las expectativas. Y puso en evidencia un hecho reciente: un sindicato de trabajadores fiscales reveló que los ingresos hasta abril fueron 3.100 millones de dólares —o 0,8 % del PIB— más bajos que la previsión del Gobierno, lo que llevó al jefe de finanzas a exigir públicamente una explicación al director de la Dian.
En medio de su afán por conseguir recursos, el ministro de Hacienda, la semana pasada, intentó convencer a la Corte Constitucional de retrasar la ejecución de un fallo que obliga al Gobierno a devolver 1.800 millones de dólares en regalías a empresas petroleras y mineras, tras un fallo de este alto tribunal que se pronunció sobre la deducibilidad de las regalías, contemplada en la reforma tributaria de 2022. “Una decisión sobre esa solicitud llegará en aproximadamente dos semanas, pero después de la audiencia, la junta judicial parecía escéptica de que la sostenibilidad fiscal del país estuviera en riesgo, como había argumentado el ministro”, agregó el análisis.
Cuando Fitch le quitó a Colombia su calificación de grado de inversión en 2021, incorporó el deterioro de las métricas fiscales y de deuda que el gobierno está enfrentando ahora. “Pensamos que Colombia ya había perdido credibilidad en la política fiscal, así que no es una sorpresa”, dijo el analista de Fitch Richard Francis en una entrevista, citado por Bloomberg. “Ya no decimos que la credibilidad de la política macro sea una fortaleza para Colombia”, señaló.
La agencia califica a Colombia en BB+ con una perspectiva estable, con otra revisión programada para alrededor de julio. Fitch está atenta a señales de que el crecimiento económico pueda recuperarse al 3 % y a una estrategia creíble para al menos estabilizar los niveles de deuda.
S&P otorga a Colombia la misma calificación que Fitch, pero en enero bajó la perspectiva del país a negativa, citando el riesgo de un periodo prolongado de débil expansión económica. Manuel Orozco, un analista con sede en México de la agencia, dijo –referenciado por Bloomberg- que la perspectiva negativa podría resultar en una rebaja de crédito si la inversión privada languidece y el crecimiento es lento.