La democracia es una forma de gobierno que se ha hecho popular en todo el mundo. La palabra, que proviene de la unión de los términos griegos demos y kratos, significa “el poder del pueblo”. Esto debido a que la democracia básicamente es un sistema político en el que la soberanía recae directamente sobre el pueblo, pues este es el que debe elegir a sus dirigentes a través de procesos democráticos como las votaciones.
Con los nuevos movimientos políticos y sociales, cada vez es más difícil garantizar el correcto funcionamiento de una democracia. En Colombia, este sistema está garantizado debido a la separación de los poderes públicos que establece la Constitución Política de 1991, más exactamente en el artículo 113.
Para evitar que se dé una dictadura, en Colombia el poder no se concentra sobre una única rama, sino que se reparte en tres. La Ejecutiva, encabezada por el presidente de la República, la Legislativa, encabezada por el Congreso, y la Judicial, en la que participan las altas cortes del país.
Son varios hechos sucedidos recientemente en el país los que han puesto en la cuerda floja a la democracia. Uno de los más graves fue el asedio del actual gobierno a la Corte Suprema de Justicia, al presionarla para que elija fiscal general de la nación, situación que para muchos es un antecedente grave para el funcionamiento del actual sistema político.
Ahora, un reciente ranking, revelado por la reconocida revista inglesa The Economist, dejó mal parado al país en cuanto a la democracia, pues este bajó algunas posiciones en el escalafón, a comparación de años anteriores.
En el reporte del ‘Democracy Index’, el país cayó dos puestos con respecto a la posición registrada para 2022. Por ello, este se mantiene aún en la categoría de democracias defectuosas, al ubicarse en el puesto 55 entre 165 estados independientes. La puntuación lograda en el escalafón fue de 6,55.
Es preciso recordar que este índice otorga una puntuación a cada país tras analizar cinco factores clave para la democracia, que son: libertades civiles y cultura política, funcionamiento del Gobierno, participación política y finalmente procesos electorales y pluralismo.
La publicación también realizó un desagregado del índice, incluyendo únicamente a los países de Latinoamérica y el Caribe. En esta clasificación, Argentina se llevó el primer puesto con un puntaje de 6,62. Sin embargo, también es considerada por la revista como una democracia defectuosa.
En contraste, el país que quedó de último en la lista del índice fue Venezuela, con un puntaje de 2,31, siendo considerado un país con un modelo político autoritario. Nicaragua, Haití y Cuba también fueron calificados de esta forma en el índice.
La publicación además asegura que la democracia electoral en la región se ha encontrado bajo una creciente presión. Afirman que la mayoría de las elecciones presidenciales en América Latina y el Caribe, en 2023, se vieron empañadas por conflictos políticos, violencia, intentos de golpe de Estado o hiperpolarización.
La revista se refirió a las recientes elecciones que se vivieron en Ecuador, que se caracterizaron por un alto nivel de violencia política. De hecho, la elección estuvo enmarcada por una creciente ola de homicidios producidos por la incidencia de los carteles de droga, que perpetraron el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio.
También se refirieron a la situación de Argentina, pues este país no es ajeno a la polarización. El libertario de derecha Javier Milei llegó al poder hace poco más de dos meses. Aseguraron que en este proceso electoral hubo una clara incidencia de otros líderes extranjeros que respaldaron al contendor de Milei, Sergio Massa, quien también fue respaldado por el Gobierno español y hasta por el mismo presidente colombiano, Gustavo Petro.