SEMANA: ¿Cómo les fue el año pasado? ¿Qué resultados obtuvieron?

RICARDO GAVIRIA (R. G.): El 2023 no fue un año fácil, fue un año con vientos en contra. Desde el punto de vista de producción, estuvimos por debajo de 2022. Ese año hicimos 41.800 toneladas, mientras en 2023 fueron 38.700. Esto, básicamente, por una situación que se sabe: este es un depósito ya de más de 40 años, donde el grado de níquel viene bajando. Pero sí tuvimos algunos inconvenientes de temas operacionales, también inconvenientes relacionados con el suministro de gas, que nos afectó un poco la producción.

El 2023 no fue un año fácil. Ese año Cerro Matoso produjo 38.700 toneladas de ferroníquel, mientras en 2022 hizo 41.800 toneladas,

Pero en líneas generales, la producción estuvo bastante alineada con el presupuesto que teníamos. Pagamos unas regalías muy similares a las de 2022. En el año 2023, pagamos 486.000 millones de pesos, y en 2022, unos 465.000 millones, más o menos en la misma línea.

SEMANA: ¿Y en impuestos?

R. G.: Interesante el tema de impuestos. En el año 2023, pagamos los impuestos de nuestro negocio del año 2022, por 733.000 millones de pesos versus 262.000 millones que habíamos pagado en el año anterior por la ejecución de 2021. Cuando se comparan los impuestos que pagamos en 2022, que fueron 733.000 millones, los que vamos a pagar este año por las operaciones y por los resultados financieros del año 2023, solo pagaremos más o menos 20.000 millones de pesos.

SEMANA: ¿Por qué?

R. G.: Ahí viene el tema y se resumen los vientos en contra. Primero, los precios colapsaron porque Indonesia llenó el mercado de lo que se llama agravio de níquel, y los chinos están comprando eso, un ferroníquel de baja calidad, más o menos 18 % níquel, 82 % hierro, versus el ferroníquel que nosotros producimos, que es 28 % níquel, 72 % hierro.

El segundo punto, también tuvimos inconvenientes con la tecnología; cuando nosotros hicimos el presupuesto para el año 2023, la tasa de cambio la presupuestamos en 4.450 pesos, y cuando tomamos el promedio de la tasa de cambio del año 2023 fue de 4.050 pesos.

SEMANA: ¿Y en impuestos por qué van a pagar tan poco, frente al año anterior?

R. G.: Porque, precisamente, al tener un precio tan bajo, nuestras utilidades fueron muy bajas, porque pues los costos nuestros siguen siendo los mismos, independiente de si producimos 38.000 o 42.000 toneladas, porque al final, lo que más nos cuesta es procesar material. Entonces, tenemos que procesar la misma cantidad de material para producir 42.000 toneladas, que para producir 38.000, porque lo que tenemos es un grado de níquel menor.

SEMANA: Y el año pasado entonces, ¿cómo fueron los ingresos y las utilidades?

R. G.: Como menciono, bastante bajos, porque solo vamos a pagar 20.000 millones de pesos de impuestos, versus lo que pagamos el año anterior, que fueron 733.000 millones.

SEMANA: ¿Ya tienen consolidadas las cifras?

R. G.: Estamos terminando de organizar los números. Pero lo complejo de todo es que este año 2024, como van las cosas, creo que el año entrante no vamos a pagar impuestos.

SEMANA: ¿Por qué? ¿Van a perder?

R. G.: Porque nosotros en este momento estamos operando relativamente un poco a pérdidas, estamos haciendo todos los esfuerzos para dejar el flujo de caja en tablas, o por lo menos algo en rojo.

Nos tocó embarcarnos en octubre del año pasado en una campaña de reducción de costos importante, y también en reducir las inversiones en capital que tenemos que hacer para capital de sostenimiento.

En esas estamos, porque los precios no han repuntado, y luce que hasta ahora se va a demorar tres años en que esto se mejore, porque la economía en China está bastante lenta. La economía en el mundo no está progresando y nosotros lo que producimos es ferroníquel, que solo sirve para hacer acero inoxidable.

Si la Corte Constitucional no hubiera declarado inexequible la deducibilidad de las regalías, Cerro Matoso hubiera tenido que reportar pérdidas en los resultados financieros del año 2023. | Foto: Colprensa

SEMANA: ¿Y el mercado internacional, entonces, sigue todavía muy deprimido?

R. G.: Muy deprimido. Nosotros estamos sobreviviendo con estos precios bajos y por eso tenemos que hacer estos recortes en costos.

Y algunas operaciones empiezan a cerrar, porque no pueden trabajar a pérdidas. Ya hay operaciones en República Dominicana, en Nueva Caledonia, algunas de Indonesia que también están cerrando, porque su perfil de costos está por encima del cuarto, quinto quintil de costos en el mundo.

Esperamos que eso reduzca la oferta en el mercado y entonces los precios empiecen a recuperarse un poco.

SEMANA: ¿Cómo fue el comportamiento de precios del año pasado versus 2022?

R. G.: El año pasado tuvimos un precio de alrededor de 13.000 dólares la tonelada, cuando en el año 2022 estábamos alrededor de 18.000 a 20.000 dólares la tonelada. Una diferencia importante. Lo que ocurre es que Indonesia antes exportaba su mineral de níquel, pero en algún momento hizo una restricción de no exportar más mineral y empezó a montar plantas de procesamiento de níquel. Y ellos hoy pasaron en el año 2006 de producir alrededor de 200.000 toneladas de níquel al año a producir alrededor de 1,4 millones de toneladas.

Y el mercado internacional es de 3,6 millones; es decir, hoy prácticamente ellos tienen algo menos de la mitad de la producción de níquel del mundo. Entonces, y este es un producto de baja calidad que, para los compradores asiáticos, les ha funcionado.

Y de nuevo, cuando la economía está lenta, pues se sigue produciendo acero inoxidable, pero de menor calidad. Hay acero inoxidable clase 1, clase 2, clase 3. Entonces empiezan a producir acero inoxidable clase 3, que se puede hacer con este tipo de ferroníquel.

Los planes para pasar a la producción de níquel que se usa, entre otras industrias, para la fabricación de baterías, están todavía en estudios.

SEMANA: Dentro de los planes de Cerro Matoso está la de producir níquel en el mediano y largo plazo. ¿Qué pasa con esas apuestas?

R. G.: Los estudios los estamos haciendo, ya tenemos prácticamente la parte conceptual hecha, que es pasar del ferroníquel que nosotros tenemos, 28 % níquel y 72 % hierro, al contrario, 72 % níquel y 28 % hierro, y eso sirve para precursores de batería. Con los precios que tenemos hoy el proyecto no se ve muy bien. Vamos a continuar con los estudios, porque igual, este es un tema de esperar a que los precios se reacomoden y el negocio se pueda hacer viable.

Pero esto, básicamente, es tomar el producto nuestro, que sale de nuestro proceso y a través de un proceso de sulfurización se hace ese cambio.

SEMANA: ¿Cómo recibieron la decisión de la Corte Constitucional, de tumbar parte de la reforma tributaria, sobre todo el tema de deducibilidad de regalías?

R. G.: Si eso no hubiera ocurrido antes de que se acabara el año, nos hubiera tocado reportar pérdidas bien materiales en los resultados financieros del año 2023, hubiéramos estado en rojo y este año estuviéramos aún más rojos.

SEMANA: El Gobierno avanza en tres iniciativas: el Decreto 044 del Ministerio de Ambiente, la Ley minera, que reforma el Código de Minas, y la creación de Ecominerales. ¿Qué trae el Decreto 044 y cómo los puede impactar a ustedes?

R. G.: Ese decreto tiene preocupaciones porque, por ejemplo, en el caso nuestro, tenemos una operación central que se ubica en los municipios de Montelíbano, Puerto Libertador y San José de Uré y tenemos una operación pequeña en Planeta Rica, que es donde traemos mineral que llevamos a la planta que está ubicada en Montelíbano.

Tenemos una licencia ambiental que cubre unas áreas importantes y si eventualmente este decreto entra en vigencia y funciona, pues pueden declarar algunas áreas que son reservas forestales y que no se pueden utilizar para lo que uno tenía establecido. Por ejemplo, proyectos de esas áreas destinarlas ya sea para procesos de restauración ambiental, procesos en los que hacer una minería adicional, hacer algunas obras civiles en sitios para poner algunos depósitos de mineral que hoy no podemos usar y los ponemos allá.

Entonces se queda un poco en el aire, porque queda con unas áreas que tienen definidas en el plan estratégico a mediano y largo plazo para usarlas para determinadas cosas, pero si quedan restringidas esas áreas, cambian los planes y eso puede tener unos impactos materiales en todos los proyectos que se tienen.

SEMANA: ¿Y hay algún riesgo de que las operaciones puedan verse muy afectadas frente a estas decisiones del Ministerio de Ambiente?

R. G.: Aquí lo que ocurre es que prácticamente se está dando libertad a que los derechos que tú tienes adquiridos a través de tus licencias ambientales, a través de la autorización del PTO que te da la Agencia Nacional de Minería, eso queda restringido o limitado a unas áreas o a unos espacios mucho menores. Entonces eso es preocupante.

SEMANA: ¿Han pensado instaurar ustedes o los gremios alguna acción jurídica frente al decreto?

R. G.: Sí, yo creo que todos los gremios que estamos en esta industria, pues no solo la industria minera, está la industria petrolera, hay una cantidad de industrias que tienen que ver con esto. Tenemos que revisarlo, lo estamos revisando, igual que revisamos el tema de la reforma tributaria y presentamos nuestras cosas ante la Corte Constitucional y demás. Entonces sí, lo estamos mirando, porque es riesgoso.

SEMANA: En el caso de la ley minera, ¿cómo quedan los minerales estratégicos? Es decir, ahí hay una prohibición al carbón térmico que no se puede ni explorar ni explotar. ¿Qué trae ese proyecto que a ustedes los pueda afectar o los pueda impulsar?

La exploración y explotación de carbón térmico quedaría prohibida en el nuevo código minero.

R. G.: Creo que esto está todavía muy en borrador y tendrá que terminar de perfeccionarse el documento y pasar por el Congreso. Creo que tenemos que esperar a que esto pase por el Congreso. Pero lo que yo veo hoy, así muy por encima y de una manera muy rápida, es que está tratando, y lo que luce que se espera, es que la minería que se haga sea para consumo en el país. Entonces cuando hablamos de transición energética, y hablo específicamente del níquel, que es nuestro producto, podemos seguir produciendo níquel, pero si es para consumo en el país, nosotros todavía no tenemos industrias que se encadenen con ese níquel para hacer otras transformaciones. Entonces, pues se demora.

Si queremos seguir produciendo ferroníquel para acero inoxidable, no tenemos las plantas para eso. Si queremos seguir produciendo níquel para baterías, no tenemos plantas para hacerlas. Entonces, es una decisión que, en el corto plazo, hoy el país, no tiene lo que se encadene aguas abajo de estas materias primas que nosotros estamos produciendo.

SEMANA: En el caso de ustedes, ¿están contemplados como mineral estratégico?

R. G.: Sí, claro. El producto nuestro siempre ha sido parte de la transición energética. Primero porque solo se puede usar para acero inoxidable, y para hacer paneles solares, y para hacer turbinas eólicas necesitas acero inoxidable. Para nosotros esto no es nada novedoso. Pero, desafortunadamente, hoy el país no tiene una industria aguas abajo de la materia prima que nosotros producimos para que el producto se quede en el país.

SEMANA: ¿Qué pasa con la creación de Ecominerales? ¿Cómo queda el sector privado con este nuevo competidor?

R. G.: Creo que es una iniciativa importante, que es donde se espera que el Estado tome control de algunas operaciones ya existentes o algunas nuevas. La complejidad del tema es que la minería es diversa. Tienes minería a cielo abierto, tienes minería subterránea, tienes minería de alta tecnología, tienes una minería artesanal. Entonces, es un tema que hay que estructurar muy bien y definir muy bien cómo será la operación de esta compañía y también su gobernanza, porque la minería es muy diversa. A diferencia del petróleo, hay una diversidad tremenda en los productos y en la forma como se manejan las operaciones.

SEMANA: ¿Y cómo quedan las empresas en este nuevo escenario, con este nuevo modelo?

R. G.: Las empresas que están establecidas tienen sus concesiones, tienen sus títulos. Yo pensaría que las empresas que van terminando sus concesiones, que tienen que entregarle al Estado colombiano la operación y la instalación, pues eso es lo que está pasando. No tengo los detalles de esto, pero es una tarea titánica.

SEMANA: ¿Es fácil que se pueda transformar el Código Minero? Lo digo porque llevamos con el código actual muchos años y no se ha podido hacer.

R. G.: Creo que hay que esperar a que tengamos el documento para mirar los detalles, porque al final ahí es donde está el diablo: el diablo está en los detalles y hoy no tenemos los detalles completos.

Esto tiene que pasar por el Congreso, porque es una ley. Es mejor no adelantarnos tanto a los asuntos. Como sector ya hemos venido teniendo algunas reuniones con el Ministerio de Minas para darles comentarios al proyecto de ley y esperamos que se puedan tomar en cuenta algunos de ellos.

SEMANA: ¿Usted siente que se está estatizando el sector minero?

R. G.: No, hoy no estamos estatizados. Hoy seguimos operando. Llevamos operando más de 40 años. Hay unos proyectos interesantes. Aquí, lo que no podemos olvidar es que esta es una industria que requiere alto capital. Desafortunadamente, nosotros no tenemos hoy en el país ese capital que se requiere para desarrollar esta industria. Pero volvemos al tema: ¿queremos hacer minería para exportación, para ser parte de la globalización o queremos hacer solo minería para que estos productos se queden aquí en el país? Entonces, yo creo que estamos todavía muy en las primeras de cambio en esto. De nuevo, el tema de la minería tiene unas grandes complejidades por la diversidad, tanto de los productos como de las operaciones y las diferentes jurisdicciones donde se opera.

SEMANA: ¿Las condiciones están dadas para seguir? ¿El escenario de incertidumbre, de cambios de reglas del juego, están llevando a que el sector se empiece a marchitar?

R. G.: Lo que creo es que nosotros tenemos que seguir insistiendo en conversar, independiente de las diferencias. En cualquier relación hay diferencias. Pero lo importante es que tengamos el mismo norte. Y si lo tenemos, pues debemos tratar de ir acercándonos.

Pero tampoco podemos olvidar la responsabilidad social que tenemos en la industria. Como presidente de Cerro Matoso, tengo una responsabilidad social de que la empresa siga operando, independiente de los vientos en contra. Porque yo tengo más o menos dos mil empleados entre directos e indirectos, cada empleo encadena cuatro o cinco.

Prácticamente hay diez mil personas que de una u otra manera en el territorio del sur de Córdoba dependen del negocio nuestro. Y si cada persona como esta tiene una familia de cuatro o cinco personas, estamos hablando de que hay cincuenta mil personas que dependen del negocio.

En la cabecera municipal de Montelíbano, que es más o menos noventa mil personas, más de la mitad de la gente de una u otra manera depende de esto. Entonces, nosotros tenemos una responsabilidad social.

Porque, además, tenemos unas inversiones importantes en temas sociales, como el año pasado, que la inversión social fue de 13.000 millones de pesos. Todos estos programas que tenemos de educación, de temas productivos, de entrega de tierras, de fortalecimiento institucional. No podemos olvidarnos de esa responsabilidad social que tenemos. Por supuesto, tenemos que pagar las regalías, por supuesto que tenemos que pagar los impuestos, pero tenemos una responsabilidad social en los territorios donde operamos. Nosotros no operamos en sitios donde hay unas grandes oportunidades de trabajo.

Esa responsabilidad social debemos siempre tenerla en mente. Y yo creo que en la medida que, independiente de si es empresa de gobierno, si tenemos ese norte, yo creo que vamos por el buen camino, vamos por el camino que es.

SEMANA: ¿Y qué le dicen sus accionistas?

R. G.: Los accionistas siempre están preocupados, porque nosotros desafortunadamente no somos una jurisdicción fácil. Tenemos reformas tributarias con frecuencia. Esto no es de este gobierno. Y estos cambios en las regulaciones, en la normatividad les genera inquietudes. Hay jurisdicciones más fáciles de operar, y nuestros accionistas buena parte son australianos y porque en Australia el tema minero está muy bien definido, muy claro y estas discusiones no se dan, como se dan en nuestra jurisdicción con tanta frecuencia.

SEMANA: ¿Y hay mucha preocupación? ¿Tanto como para irse?

R. G.: La tarea nuestra es darles tranquilidad para que sigamos aquí operando, porque, de nuevo, tenemos una tremenda responsabilidad social en el territorio.