En un hecho sin precedentes, las dos principales aerolíneas que operan en Colombia y América Latina se acogieron, con una diferencia de pocos días, al proceso de rehabilitación financiera previsto en la Ley de Quiebras de Estados Unidos. El famoso capítulo 11. Las compañías se mostraron confiadas en salir adelante de este proceso de recuperación financiera. Pero la noticia generó preocupación entre los viajeros que necesitan salir con cierta urgencia al exterior o los colombianos que quedaron varados en otros países.
En el plano local, la situación no es distinta, y muchas personas llaman todos los días a los call centers de las compañías aéreas para pedir información sobre los vuelos. Avianca operaba antes de la pandemia 40 rutas, lo que significaba el 53,8 por ciento del mercado doméstico. Mientras tanto, la firma chileno-brasileña Latam respondía por 20 rutas, otro 23 por ciento. Esto quiere decir que tres cuartas partes de los vuelos nacionales quedaron en vilo y a la espera de lo que pueda suceder con estas aerolíneas en un juzgado de Estados Unidos. Los directivos de las empresas dicen estar en capacidad de reiniciar los vuelos nacionales e internacionales inmediatamente. Aunque está claro que en el corto y mediano plazo la conectividad se verá muy afectada, pues tendrán que reducir frecuencias, rutas y aviones disponibles en sus flotas. Aún se desconoce la magnitud de los ajustes que implementará cada una de las compañías y los efectos que tendrán.
Andrés Uribe, country manager de la IATA en Colombia “Durante el proceso de reorganización en el marco del capítulo 11, estaremos trabajando para resurgir como una empresa redimensionada y ajustada a la realidad de la demanda; además de eficiente, liviana y ágil, para competir en un entorno especialmente complejo”, dijo Santiago Álvarez, presidente de Latam Colombia, a SEMANA. Latam y Avianca señalaron que estarán de 12 a 18 meses atadas a las condiciones y restricciones de salvamento que establezcan las autoridades de Estados Unidos. La parálisis de las operaciones aéreas en el país no solo afecta el turismo o el bolsillo de unas compañías y aerolíneas, también a las personas que utilizan sus servicios. “De los 35 millones de pasajeros que transitaron por El Dorado el año pasado, cerca del 50 por ciento eran personas de estratos 3 y 4 que viajaban en plan de trabajo y negocios. Se trata de ingenieros, asesores comerciales, agrónomos, en fin, de todo tipo de oficios y profesiones que utilizan el avión como herramienta de trabajo”, dijo el presidente de Odinsa, Mauricio Ossa, en un seminario web organizado por el banco Itaú.
El propio ecosistema de negocios y comercios del aeropuerto de Bogotá ocupa unas 28.000 personas, y otras actividades económicas, como la exportación de flores o la importación de algunos medicamentos, solo usan este medio de transporte. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) calcula que la aviación en Colombia genera unos 600.000 empleos entre directos e indirectos, e ingresos a la economía por 7.500 millones de dólares. Hoteles, taxistas, dueños de centros de convenciones y otros negocios son algunos de los afectados. Entre las soluciones planteadas por este gremio para hacer sostenible el sector en el largo plazo está convertir a los aeropuertos en zonas francas. Una medida en esa dirección reduciría los costos administrativos y operacionales, así como los de los insumos y repuestos de aeronaves. No se trata de un problema local. La industria en el mundo tiene un panorama preocupante. Según IATA, las deudas globales contraídas por las compañías aéreas podrían ascender a 550.000 millones de dólares a finales de este año. Incluso las ayudas de países, como los europeos y Estados Unidos, podrían resultar insuficientes ante el tamaño de la crisis. ¿Están listas? Las aerolíneas que operan en Colombia indican que ya cuentan con los protocolos de bioseguridad para reiniciar actividades y ponen como ejemplo a otros países de América Latina y del mundo que en junio encenderán sus turbinas.
Avianca anunció que reiniciará vuelos domésticos en Ecuador el 15 de junio, y entre el 9 y el 15 del mismo mes en El Salvador. Mientras tanto, las autoridades chilenas informaron que lo harán en los próximos días. Europa, que vive del turismo, también tiene prevista una reactivación gradual el mes próximo. En Colombia, la ministra de transporte, Ángela María Orozco, anunció hace unos días que está afinando los últimos detalles de los protocolos que permitirán reactivar progresivamente los vuelos. Los operadores y las agencias podrán vender tiquetes internacionales desde junio y los vuelos reiniciarán en septiembre. Frente a los nacionales no ha anunciado una fecha, aunque algunos prevén que será entre junio y julio. La reactivación de las ventas de tiquetes aéreos es una buena noticia para la caja de las aerolíneas. No obstante, la incertidumbre con los vuelos nacionales sigue generando zozobra en las compañías aéreas. La IATA calcula que las compañías aéreas de América Latina solo tienen caja para pagar salarios y cuentas esenciales por cerca de dos meses como máximo.
América Latina es el mercado con mayor flujo de pasajeros que entran y salen de Colombia. Siguen Norteamérica y Europa. Una fuente cercana al proceso de reestructuración de Avianca dijo que las aerolíneas de América Latina están en una carrera contrarreloj. Si no logran convencer a los Gobiernos de la urgente necesidad de liquidez y financiamiento y de reabrir poco a poco los vuelos, de nada va a servir estar en el capítulo 11 o en cualquier otro mecanismo de recuperación financiera. Así mismo, determina la actual situación que el proceso de reapertura de las actividades aéreas en el país será lento y progresivo. Lo más difícil será convencer a los viajeros que durante el chequeo, espera en sala y vuelo no se acelerarán los contagios. Los aeropuertos tienen mucho trabajo y ajustes por hacer antes de abrir sus puertas. El aeropuerto internacional El Dorado ha aprovechado este tiempo de receso para instalar 700 dispensadores de gel antibacterial, 482 lavamanos, 20 cabinas de desinfección, 9 cámaras térmicas y hasta tapete y mobiliario en las salas de espera con difusores que van descontaminando el aire periódicamente.
Las aerolíneas han dejado claro que no habrá acceso al aeropuerto o a un avión sin tapabocas y que controlarán la temperatura corporal en todos los espacios. La experiencia de vuelo cambió en los últimos meses, a tal punto que no habría distribución de alimentos, al menos en vuelos nacionales. Las autoridades, por su parte, tendrán que aprovechar un menor número de viajeros al día para optimizar los controles de bioseguridad en las terminales aéreas del país. ¿Y la conectividad regional? La actual coyuntura no solo deriva en un problema de conectividad entre las ciudades de Colombia. Se prevé que miles de vuelos que estas dos compañías ofrecían entre países de la región y del mundo resulten afectados. De acuerdo con cifras de la IATA, el 86,5 por ciento de los pasajeros que llegaron a Colombia el año pasado por vía aérea lo hicieron desde naciones de América Latina, es decir 23,5 millones de viajeros. Así mismo, estas dos empresas protagonizaron este mercado regional al contar con el mayor número de vuelos y rutas.
Ángela M. Orozco, Ministra de Transporte Los números de la IATA demuestran el grave impacto que tendrá para la industria aérea que Avianca y Latam no levanten vuelo y no se recuperen de la crisis. Además, si no hay conectividad entre los países, será más difícil propiciar nuevos negocios y turismo, lo que ralentizará la reactivación económica.
Es una buena señal el anuncio de MinTransporte de iniciar vuelos internacionales a partir del primero de septiembre. Pero también resulta necesario tomar decisiones similares y con antelación frente a los trayectos domésticos, siempre teniendo como prioridad la salud de los pasajeros, tripulaciones y trabajadores de los aeropuertos. El futuro del transporte está atado a la supervivencia de Avianca y Latam.