Desde que comenzó la pandemia y durante la etapa más dura del confinamiento en Colombia, Alimentos Polar no ha parado ni un minuto.
Al ser una empresa dedicada a producir bienes de consumo de la canasta básica, su operación requirió un ajuste en tiempo récord y un compromiso de los trabajadores para mantener a tono las fábricas y las ventas.
El gerente general, José Antonio Pulido, confirma que todos sus empleados siguen activos; asimismo, mantienen el plan de reinvertir el ciento por ciento de las utilidades para crear más puestos de trabajo y continúan apoyando al campo colombiano.
Desde hace más de una década, la compañía promueve un programa de compra local de maíz en las diferentes regiones del país y, a la fecha, cerca del 50 por ciento de sus necesidades las suplen en Colombia.
Pero van más allá. Según el directivo, también tienen activos descuentos para la compra de insumos por parte de los campesinos, además de un programa de acompañamiento técnico para antes y durante la cosecha. En la práctica, su plan consiste en aumentar la productividad del campo a fin de que todos los actores de la cadena se vean beneficiados.
Las donaciones no han sido ajenas a su línea de responsabilidad social empresarial. De hecho, de acuerdo con Pulido, a raíz de la pandemia y los recientes desastres en Providencia y Chocó, triplicaron los apoyos. Este trabajo lo realizan por medio del Banco de Alimentos, al cual han donado aproximadamente 1,5 millones de desayunos. Y como no desconocen su origen venezolano, de la gerencia para abajo vienen respaldando a migrantes de la nación vecina.
“Muchas personas preparadas han llegado al país con el fin de buscar un mejor futuro para ellos y sus familias. Entendiendo esta situación, venimos apoyándolas con alimentos básicos”, dice.
De forma paralela, el negocio se ha mantenido a flote y ha logrado cifras importantes, a tal punto que este año crecerá a doble dígito. La manera de lograrlo fue sencilla, pero efectiva: el compromiso del recurso humano y el respaldo que la empresa les ha dado a cada una de las 1.000 personas que trabajan en Alimentos Polar.
Esa fue la piedra angular que sacó adelante a la compañía, que también tuvo apoyo constante de los proveedores locales para asegurar que los alimentos llegaran a las mesas de los colombianos. Lo anterior, sumado a los respaldos del Gobierno y a la confianza de la firma en el país, se convirtió en la fórmula mágica para que la empresa se mantuviera en medio de un año tan complejo.
“Seguimos invirtiendo en nuestras instalaciones, de tal forma que estemos preparados para el rebote que pensamos se dará el año que viene. Seguimos siendo optimistas y estamos comprometidos con Colombia”, concluyó el gerente.