A finales de este mes, un consorcio conformado por dos empresas chinas –China Harbour Engineering Company Limited (Chec) y Xi’an Metro Company Limited– firmará el contrato para construir y operar la primera línea del metro de Bogotá, el proyecto de infraestructura individual más ambicioso que se haya emprendido en el país. Su construcción requerirá inversiones por 16,4 billones de pesos. Este es el más reciente ejemplo de la creciente presencia de empresas del gigante asiático en el país, pero no el único. De una manera casi silenciosa, el dragón chino ha aumentado sus apuestas por el mercado colombiano. En los últimos cuatro años, el número de compañías chinas en el país se ha cuadriplicado y hoy suman alrededor de 80, afirma el director ejecutivo de la Cámara Colombo-China, Jaime Suárez. Tienen presencia en sectores como el petrolero, energía, infraestructura, renovables, industria y hasta manejan un porcentaje de las pensiones de los colombianos. Además, actualmente ese país es el segundo socio comercial, detrás de Estados Unidos.

La presencia de la segunda potencia mundial, que sorprende con sus megaobras de infraestructura, para algunos garantiza que el metro será por fin una realidad. Sin embargo, despierta gran inquietud en otros sectores debido a la corta historia de negocios con ese país y por algunos problemas que empresas chinas han registrado en la región. ¿Cuál es el panorama?

Wu Yu, representante legal de Chec, compañía que participará en el consorcio que construirá y operará el proyecto metro de Bogotá, con Hildebrando Rojas, director de Chec Colombia. Más que un metro El proyecto del metro definirá la percepción y el rumbo de la inversión china en Colombia, pero no es su única apuesta. Los asiáticos protagonizaron la reciente subasta de generación de energía renovable al ganar cinco de los nueve proyectos. Trina Solar, uno de los mayores proveedores globales de energía renovable, obtuvo tres obras en Valle, Tolima y Córdoba. También ganó en la subasta Energías de Portugal (EDP), empresa con 25 por ciento de propiedad de China Three Gorges, que desarrollará dos trabajos de energía eólica en La Guajira. Con esto, alrededor de la mitad de la inversión requerida para instalar los 2.250 megavatios de energías renovables, que el Gobierno prometió a 2022, tendrán capital chino. Es decir, más de 3,7 billones de pesos. No solo harán esa apuesta en el sector energético. Desarrollarán, junto con Sloane Energy, una termoeléctrica en el departamento del Cesar, con más de 1.000 megavatios, cerca de 10 por ciento de la energía que hoy produce Colombia. El metro tampoco es la única jugada en transporte. La china BYD proveerá los componentes para fabricar un lote de buses eléctricos para el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) de Bogotá.

Además, este año llegó al país la plataforma de transporte compartido Didi, competencia de Uber, que ha tenido una aceptación creciente. Y también en tecnología Huawei participa en forma importante en el mercado de teléfonos inteligentes y en el desarrollo de redes. Menos conocida es la presencia de los chinos en el sector financiero, al que llegaron hace un par años al comprar el negocio de pensiones y cesantías de Old Mutual en la región, por medio de China Minsheng Investment Group (CMIG). Con esto, tienen hoy alrededor de 118.000 afiliados y administran más de 17 billones de pesos. Por medio de esta compañía han reforzado su presencia en el sector de la infraestructura y su financiación, en el que también están presentes los bancos estatales China Development Bank y el Banco de China. Estos financian importantes proyectos viales de 4G como Pasto-Rumichaca y la Autopista al Mar 2, respectivamente. Además, forman parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde hace cerca de una década. Antes, sus mayores inversiones habían estado en el sector petrolero y minero con empresas como Sinopec, la compañía estatal dedicada a suministrar equipos para perforar pozos y todo lo relacionado con la industria de los hidrocarburos. Hace poco, la compañía china JCHX Mining Management adquirió, por 8,3 millones de dólares, el 20 por ciento de la canadiense Cordoba Minerals.

Entre 2000 y 2018 la inversión extranjera directa de China alcanzó 243,9 millones de dólares, según datos del Banco de la República. Sin duda, estas movidas recientes multiplicarán la cifra. Y van por mucho más. Algunos afirman que están también interesados en la planta de tratamiento de aguas residuales de Canoas, en el Regiotram de Occidente y hasta en Electricaribe. Es decir, en los proyectos de gran tamaño.

¿Y la apuesta colombiana? La creciente presencia china también se evidencia en el aumento de las importaciones. El año pasado, las compras de bienes provenientes de ese país alcanzaron el 20,6 por ciento, solo detrás de Estados Unidos, con todo tipo de aparatos y material eléctrico, de grabación o imagen, así como máquinas y partes. También, vehículos, plásticos, químicos, juguetes, accesorios y fundición de hierro y acero, entre otros. Esto hace altamente deficitaria para Colombia la relación comercial bilateral. China es hoy el principal destino de las exportaciones del país con el 10 por ciento del total y un crecimiento a doble dígito. Sin embargo, el 93 por ciento es petróleo y otro buen porcentaje, chatarra. Para aprovechar este mercado de más de 1.400 millones de consumidores con un PIB per cápita que supera los 9.600 dólares, ProColombia llevó a cabo hace un par de semanas la primera Macrorrueda Internacional de Colombia en China.

En la macrorrueda de Shanghái cerraron negocios por 44,7 millones de dólares, en sectores como agroalimentos y confecciones. También hubo presencia de compañías nacionales de la industria 4.0. Los 98 exportadores colombianos realizaron más de 1.000 citas y “la mitad de ellos están dando sus primeros pasos en materia de internacionalización”, afirmó Flavia Santoro, presidenta de ProColombia. Explica que tienen el gran propósito de convertir a China en uno de los diez principales destinos de exportaciones no mineras. En la visita de Estado del presidente Iván Duque a China, a finales de julio, firmó un acuerdo para el sector bananero, así como para la admisibilidad del aguacate hass y la autorización del uso de plataformas de e-commerce en ese país. Sin duda, se trató de un buen comienzo y un esfuerzo por sostener. Pero el crecimiento de las exportaciones, inversiones y negocios con los chinos parece responder hoy más a una iniciativa de ellos que del Gobierno nacional.

Colombia tiene el reto de diversificar sus exportaciones no minero–energéticas. Y, sin duda, China se convierte en una oportunidad gigante para hacerlo.