Por estos días, los analistas y las entidades financieras reajustan sus proyecciones de crecimiento para este año, tras lo observado en el arranque de 2024, que –al menos en enero– estuvo por encima de las expectativas y del desarrollo de los indicadores y los negocios.
Pero, más allá de la cifra que estiman al cierre del año, también se empieza a aclarar el panorama, en medio de un tsunami de información, decisiones y hechos alrededor de la economía.
El más reciente análisis lo hizo Corficolombiana, que revisó al alza su pronóstico de crecimiento de la economía colombiana para 2024: de 1,0 % a 1,3 %.
Estima que el consumo de los hogares tendrá un crecimiento tímido en 2024, dado el deterioro del mercado laboral, la alta carga financiera y los bajos niveles de ahorro. Según la entidad, será clave la eficiencia del gasto público para aumentar lo que denominó su efecto multiplicador y contracíclico en esta etapa del ajuste.
Aunque la revisión de la proyección para este año fue al alza, persisten algunas preocupaciones en el mediano y largo plazo, una de las más importantes, el comportamiento de la inversión.
Según la firma, este año, la inversión volvería a contraerse, aunque a un menor ritmo que en 2023, pero la disminución de las tasas de interés y los costos de producción permitirán un repunte leve en el segundo semestre del año.
Los cálculos de Corficolombiana establecen que, si no hay medidas contundentes e inmediatas para reactivar la inversión, el crecimiento potencial del país caerá del rango 3 % - 3,5 % al que se ubica entre 2,2 % y 2,5 %. De hecho, recuperar la tasa de inversión de 2022 requerirá que la formación bruta de capital crezca por encima del PIB en los próximos años. Es fundamental la inversión en sectores clave como infraestructura, energía e hidrocarburos.
“El contexto global ofrece grandes oportunidades para Colombia. Para aprovecharlas, se necesita mejorar el ambiente para invertir en el país (estabilidad macroeconómica y fiscal), respeto a condiciones regulatorias y mayor competitividad tributaria. Un menor crecimiento potencial en los próximos años reduciría el nivel de ingreso per cápita y generaría presiones fiscales adicionales”, señaló la firma en su informe.
Precisamente, destaca el análisis que el desempeño de la economía mundial ha sido mejor de lo previsto. El escenario de recesión que se temía hace un año para los países desarrollados hoy luce poco probable. El “aterrizaje suave” de Estados Unidos es consistente con la postura de “tasas altas por más tiempo”. Considera Corficolombiana que la inflación se aceleró a 3,5 % en marzo y parece difícil que descienda en el corto plazo a la meta del 2 %, en un contexto donde el mercado laboral se mantiene sólido y el crecimiento económico en 2023 fue superior al 2,0 %.
Bajo ese escenario, la Reserva Federal (Fed) empezaría a reducir su tasa de interés en el segundo semestre de 2024 y realizaría máximo dos recortes de 25 puntos básicos este año. “La postura monetaria de la Fed será más restrictiva que la del Banco Central Europeo (BCE), favoreciendo la fortaleza del dólar frente al euro y el apetito por activos de riesgo. Adicionalmente, en China, los problemas estructurales del mercado inmobiliario y la débil confianza de los hogares mantendrán el crecimiento económico por debajo de 5,0 % en 2024″, advierte Corficolombiana.
Por otro lado, en el campo local, de acuerdo con la firma, los riesgos sobre la sostenibilidad fiscal vienen en aumento. “En ausencia de un recorte adicional en los gastos, proyectamos que el déficit del Gobierno nacional ascenderá a 5,6 % del PIB, superior al 5,3 % permitido por la regla fiscal. Los ingresos del Gobierno serían inferiores en 0,7 % del PIB a lo establecido en el plan financiero. El menor crecimiento potencial de la economía puede tener un efecto “bola de nieve” y llevar a una senda creciente de la deuda como porcentaje del PIB en los próximos años”, anota el análisis.
En materia de inflación y su impacto en las decisiones del Banco de la República frente a las tasas de interés, al país aún le queda un largo camino para alcanzar la meta de inflación del 3 %. Corficolombiana estima que el proceso desinflacionario continuará en los próximos meses y la inflación cerrará 2024 en 5,5 %, aunque moderará su ritmo de caída en el segundo trimestre ante los efectos transitorios del fenómeno de El Niño sobre los precios de los alimentos, en especial los perecederos y la energía eléctrica.
La entidad revela que el 68 % de la desinflación esperada en 2024 (-3,8 puntos porcentuales) se explica por los grupos de servicios y regulados; “estimamos que la mayor parte de la desinflación de bienes y alimentos ya tuvo lugar, mientras que las inflaciones básicas mantendrán su tendencia a la baja en los próximos meses”, manifiesta.
Considera que la tradicional postura de cautela de la junta directiva del Banco de la República siga prevaleciendo en las decisiones que tome. Los cálculos de Corficolombiana son así: la tasa de política monetaria disminuirá del 12,25 % actual a 8,0 % al cierre de 2024. En abril, la tasa se reduciría en 50 puntos básicos a 11,75 %, debido a la incertidumbre por los efectos del fenómeno de El Niño, los ajustes en el ACPM y el proceso de indexación. “Anticipamos que, a partir de junio, se acelerará el ritmo de disminución de la tasa de política monetaria a 75 puntos básicos por reunión”, señala la entidad.
A su vez, Corficolombiana considera que el déficit externo se ha ajustado, con vientos de depreciación. El déficit en cuenta corriente disminuyó de 6,2 % del PIB en 2022 a 2,7 % del PIB en 2023, la mayor corrección desde que se tiene registro. “Proyectamos –explica– que el déficit externo se mantenga estable en 2,7 % del PIB en 2024, en la medida en que la balanza comercial reflejará nuevamente un bajo desempeño de las importaciones y un crecimiento modesto de las ventas externas”.
Agrega la firma que la inversión extranjera directa (IED) financió más que proporcionalmente el déficit en cuenta corriente en 2023 y seguirá haciéndolo en 2024. La reducción de la demanda de divisas –reflejo de las menores compras externas por la debilidad de la demanda interna– viene impulsando una apreciación importante de la tasa de cambio, la cual se ubicó en los primeros días de abril por debajo de $ 3.750, su nivel más bajo desde junio de 2022.
Advierte que el precio del dólar en Colombia no ha incorporado el deterioro reciente de los fundamentales macroeconómicos, algo que sí captura la prima de riesgo. “El deterioro en las cuentas fiscales del país, las perspectivas de menor crecimiento de largo plazo, los riesgos sobre la producción petrolera y el menor diferencial de tasas de interés frente a Estados Unidos, presionarán una depreciación de la tasa de cambio a niveles entre $ 4.000 y $ 4.300 durante el segundo semestre”, concluye su análisis.