Los latinoamericanos cambiaron de la noche a la mañana muchos de sus hábitos de consumo. Casi todas las plataformas de venta online se vieron ampliamente desbordadas por cuenta de una avalancha de pedidos debido a la cuarentena obligatoria derivada de la covid-19.  No solo se trató de la pizza o el almuerzo, los ciudadanos que cuentan con dinero y salario están pidiendo desde el mercado, celulares, computadores, muebles, hasta el regalo para la madre. Eso ha generado un problema para las ciudades de América Latina que no están preparadas para atender ese flujo adicional a sus ya caóticas ciudades.

En un informe de la CAF, denominado Logística Urbana Sostenible y Segura (Logus), el organismo plantea las serias dificultades que esto representa para las ciudades y sus habitantes.    “La covid-19  abre una invaluable oportunidad para abordar con más atención la logística urbana, que aún es un debate pendiente en las agendas políticas. Hasta ahora el sistema de carga se ha presentado muy flexible, adaptándose continuamente a las necesidades de las empresas y de los consumidores, pero se requeriría replantear los logros en eficiencia del sector a costa de condiciones económicas y laborales precarias, de externalidades ambientales, del desacato normativo o del abuso de la economía informal”, aseguró el coordinador del programa Logus, Andrés Alcalá. El desarrollo de la logística urbana impone retos sustanciales en América Latina: más movimientos de cargas y más frecuentes; impactos en la movilidad, la contaminación del aire o la seguridad vial; necesidades diferentes de consumidores y empresas, escasa calificación en el sector, economía informal; nuevos canales de distribución, comercio electrónico, economía colaborativa; que requieren de una mejor respuesta por parte de los hacedores de políticas públicas. La investigación concluye que este tipo de despachos se realiza mayoritariamente con vehículos pequeños como furgonetas y pequeños camiones y con vehículos más antiguos y más contaminantes.

También plantea un problema estructural y es que no hay un uso óptimo de la capacidad de carga y que los retornos se hacen en vacío, lo que aumenta la congestión y reduce eficiencias. Además, la actual pandemia está llevando a un rápido cambio en los hábitos de consumo y compra por internet con una concentración de repartos en horas de la mañana.

La CAF prevé que el transporte de mercancías en las ciudades se triplicará en 2050 respecto a 2010.  Una experiencia que ya padecen otras ciudades del mundo como Nueva York, en donde se produce 1 millón de entregas y recogidas cada día asociados al e-commerce B2C (área municipal, 8,5 millones de habitantes), sobre un total de 2,2 millones de operaciones diarias de carga.  Y América Latina será protagonista de esta tendencia. Según datos del organismo multilateral, el comercio electrónico detallista movió 57.000 millones de dólares el año 2016 en Latinoamérica. Es un volumen aún reducido en comparación con Asia, Norteamérica o Europa. Sin embargo, se prevé que para el 2019, el e-commerce en América Latina generará ventas de alrededor de USD 85.000 millones.  La estrategia CAF-Logus busca el desarrollo competitivo y mejorar la calidad de vida en ciudades de América Latina mediante las experiencias piloto aplicadas en 6 ciudades de la región: Fortaleza (Brasil), Cali (Colombia), Quito y Guayaquil (Ecuador) Rosario y Córdoba (Argentina). Las proyecciones no son halagüeñas. La CAF prevé que el transporte de mercancías en las ciudades se triplicará en 2050 respecto a 2010.  Hoy esta cifra, al igual que las de otros sectores de la economía, va en aumento debido a que la covid-19, la tecnología y las nuevas tendencias de consumo permiten llevar a las viviendas comida, electrodomésticos, muebles, accesorios y hasta vehículos, entre otros; lo que ha multiplicado los envíos y convertir  cada domicilio en un potencial punto receptor.

Entregas fallidas, devoluciones, y fechas especiales como el día de la madre, Navidad, San Valentín, Black Friday y CyberMonday, son un desafío para la logística en las ciudades en un entorno de congestión, restricciones viales y con un alto impacto ambiental. Cada día una persona genera 45 kg de mercancías en Nueva York, 35 kg en Pekín y 32 kg en Bogotá.  Entre las soluciones planteadas, la CAF menciona la necesidad de contar con infraestructuras de acceso a puertos, infraestructuras para la multimodalidad en la última milla, estacionamientos para camiones de gran tamaño, reubicación de mercado central, plataformas logísticas de distribución urbana y metropolitana, microplataformas de distribución urbana y terminales logísticas urbanas (hoteles logísticos). También una mejor política de control y fiscalización, una nueva normatividad que reglamente la circulación y los itinerarios de los despachos y camiones, promoción a la carga y descarga nocturna, acuerdos público-privados sobre estrategia de logística urbana y hasta medidas para reducir las entregas del comercio electrónico.