Recomponer el sistema pensional, para que Colombia pueda corregir los graves problemas que hay en la actualidad, en los que la realidad no puede ser peor: baja cobertura, subsidios inequitativos, desamparo de más de 3 millones de adultos mayores que no tuvieron para aportar y, para rematar, sin recursos que financien todas las necesidades para este tema tan sensible.
Ese es el escenario que llevó al planteamiento de una reforma pensional, por parte del gobierno, para intentar alinear las variables.
La controversia alrededor de la propuesta legislativa, que se basa en un esquema de pilares parece haber bajado un poco, pues a los fondos privados ya se les escucha más resignados, eso sí, sin dejar de poner en el horizonte los puntos que hay que atender y que, probablemente no quedarán en esta reforma.
Una de las grandes negociaciones que intentan hacer es que se baje el umbral de ingresos de los cotizantes que se van a pasar de manera automática a Colpensiones.
Durante la instalación del 17avo Congreso de Asofondos, gremio de fondos privados de pensiones, Miguel Largacha fue uno de los encargados de hacer la instalación.
De la mano de las estadísticas mostradas, enfatizó en que, además de que la mejor reforma pensional sigue siendo la laboral, expresó que un buen sistema pensional requiere cotizar más, por más tiempo y de manera regular.
Esos son precisamente los tres talones de Aquiles que hay en el país, donde el promedio de cotización es de 9 años (la gente aporta cuando trabaja y no es regular).
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