El DANE acaba de confirmar que durante el primer trimestre del año 2019 la economía colombiana habría crecido a un ritmo del 2,8%. Un dato que sorprende a la baja y que evidencia la debilidad de la recuperación de la economía. Según una encuesta realizada por Bloomberg, el promedio de los analistas del país esperaba que el crecimiento del PIB del trimestre del año se ubicara alrededor del 3%, con un rango entre 2,7% y 3,4%. Esto significa que el ritmo de crecimiento del país estaría hoy en el rango bajo de las estimaciones. Con esto, también es claro que será muy difícil que la economía crezca alrededor del 3,5 por ciento este año, como espera el Gobierno. Ante el débil arranque en el primer trimestre, la economía tendría que comenzar a crecer a tasas cercanas al 3,8 por ciento en los próximos trimestres. Le recomendamos: La economía sigue a ritmo lento El bajo ritmo de crecimiento se explica fundamentalmente por el débil comportamiento del sector de la construcción de edificaciones que decrece a un ritmo del -5,6% pues, según el mismo director del DANE, Juan Daniel Oviedo, “las licencias de construcción solicitadas no se han traducido en actividad de construcción”. En contraste, las actividades económicas que más contribuyeron al crecimiento del primer trimestre de 2019 fueron comercio y administración pública. Además, resalta la contribución del sector minero e industria que el año pasado significaron un lastre para el nivel de actividad, una buena noticia. Por el lado de la demanda, es claro que el consumo sigue jalonado por el gasto del gobierno y que la actividad de comercio exterior no está contribuyendo al crecimiento de la economía. Las exportaciones crecen a un ritmo mucho menor que las importaciones, lo cual tiene un lado bueno pues representa un repunte de la inversión y las importaciones de bienes de capital. Lea también: Gobierno el más optimista con el crecimiento de 2019 Sin duda, estos datos muestran el impacto que está teniendo sobre la actividad económica dos factores: los bajos niveles de confianza y el contexto internacional. La confianza podría estarse viendo golpeada por la incertidumbre política y la fuerte polarización que dificulta el tránsito de las leyes y las reformas. Mientras esto persista será difícil convencer a consumidores y empresarios que reactiven sus planes de consumo e inversión. Y la economía no puede seguirse jalonando a punta de gasto público. Otro factor que preocupa es el deterioro del mercado laboral y el incremento reciente en la tasa de desempleo a niveles de dos dígitos, lo cual limita la capacidad de compra de los hogares colombianos. En este sentido, habrá que mejorar la forma en que se está respondiendo a la migración venezolana y pensar en un plan de reactivación del empleo. Por otra parte, la tendencia de desaceleración en las exportaciones no tradicionales en los últimos meses podría deberse a la desaceleración mundial. Sin duda, el escalamiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China representa un riesgo y un reto que hay que monitorear y para el cual hay que prepararse. El bajo nivel de crecimiento con que arrancó la economía podría tener repercusiones para la política económica. No solo podría poner a reflexionar a la Junta del Banco de la República sobre un eventual recorte de las tasas de interés, sino poner a pensar al Gobierno en un plan estructurado de diversificación y reactivación de la economía. Lo fundamental será mandar señales claras del rumbo político y económico del país. PUede leer: Banco de la República redujo expectativa de crecimiento 2019