La Superintendencia Financiera acaba de marcar el derrumbe de una nueva “pirámide” al ordenar la suspensión inmediata de las operaciones de captación ilegal al esquema denominado Comunidad Solidaria, que operaba en los municipios cundinamarqueses de Cachipay y La Mesa, principalmente, y que alcanzó a estafar —según la entidad de vigilancia— a más de 200 personas. La entidad dijo que, como partícipes, promotores y receptores de dineros de esta pirámide, figuran: Ángel Enrique Barragán Vargas, Celedonio Espinoza Navarrete, Esnéider Pachón Santos, Liliana Márquez Ortiz, Branndon Yair Tello Hernández y José Alberto Amézquita Millán. Comunidad Solidaria funcionaba como una pirámide típica: cada persona no solo se vinculaba mediante el aporte de 2,5 millones de pesos —en algunos casos, 1.250.000— y quedaba obligada a reclutar a otras dos personas dispuestas a invertir el valor acordado y a reclutar a nuevos aportantes, para asegurar el crecimiento de la estructura.

Todo esto con la promesa de recibir, en un lapso de 21 días, un retorno de entre 10 y 20 millones de pesos. Es decir, el 800 % sobre el monto entregado, siempre y cuando vincularan dos personas que se comprometieran a hacer lo mismo. Los recursos para pagar la ganancia prometida no se derivaban de una actividad económica que los generara, sino únicamente de los dineros que se exigían a quien se vinculara. En este tipo de esquemas, los dineros con los que se paga a los primeros participantes o a quienes se encuentran en los niveles más altos, provienen únicamente de los recursos que entregan los terceros que se van afiliando en la base de la pirámide, lo cual no es sostenible en el tiempo, por cuanto no es infinita la adhesión de participantes. Tarde o temprano, la construcción piramidal colapsa. Sin embargo, las pirámides permiten que algunos vinculados reciban los pagos prometidos en periodos cortos, generalmente personas reconocidas por la comunidad, con el fin de que den fe de la bondad y del cumplimiento del esquema, estimulando a otros a seguir el “ejemplo”.

Las pirámides son trampas para incautos. Ofertas de rendimientos fáciles del 800 % en 21 días, como en este caso, deben llevar a recordar que "de eso tan bueno no dan tanto". El esquema piramidal se promocionaba voz a voz y mediante grupos de WhatsApp. Según las autoridades, estas aplicaciones móviles y redes sociales son cada vez más utilizadas por los captadores ilegales, porque les facilita el anonimato para reclutar y aumentar el número de aportantes. La pirámide fue intervenida rápidamente gracias a denuncias de la misma comunidad. Una de ellas dice: “Me dirijo a ustedes con el fin de informarle que en el municipio de Cachipay, departamento de Cundinamarca, se encuentra funcionando una pirámide, la cual llaman (Grupo Solidario) en la cual el que ingresa entrega (o da un regalo) de $2.500.000 y en tan solo 21 días ese dinero se convertirá en la suma de $20.000.000, pero tiene que ingresar dos referidos más, y así sucesivamente, reuniéndose en sitios (conocidos...) en horarios de 7 p. m. a 9 p. m. Esto lleva en funcionamiento más de 3 meses. Lo han hecho en La Mesa, Cundinamarca, La Gran Vía, Madrid, entre otros, acabando con un final muy desagradable”.

La Superintendencia Financiera no solo ordenó a los responsables la devolución de la totalidad de los dineros captados del público sin autorización, sino que remitió copia de la medida a, entre otras autoridades, la Superintendencia de Sociedades, para la correspondiente intervención administrativa, y la Fiscalía General de la Nación, con el fin de que se adelanten las investigaciones en materia penal. Entre mayo de 2019 y junio de 2020, la SuperFinanciera ha adoptado 14 medidas administrativas contra actividades de captación ilegal de recursos (incluyendo la orden impartida contra Comunidad Solidaria) y ha emitido 17 advertencias por firmas que se hacen pasar falsamente como vigiladas por este organismo, sin serlo. Sin duda, esta nueva pirámide muestra que los estafadores no descansan ni en épocas de cuarentena.