"Todos los riesgos que observamos nos llevan a un terreno peligroso para el crecimiento, pero también para el empleo", advirtió Laurence Boone, economista jefa de la Ocde, durante la presentación de las previsiones de crecimiento para la economía mundial.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), que revisa sus datos cuatro veces al año, prevé para 2019 el crecimiento mundial "más débil desde la crisis financiera" de 2008, cuando se situó en 2,9% antes de caer con una recesión del 0,5% al año después. Según las previsiones de la Ocde, el crecimiento mundial en 2019 será del 2,9%, tres décimas por debajo de lo que preveía en mayo y debería mantenerse estable en el 3% en 2020. Con estos datos, la Ocde es más pesimista que el Fondo Monetario Internacional (FMI) que en julio apostaba por un crecimiento del 3,2%. "Las tensiones comerciales y políticas alimentan los peligros de un débil crecimiento durante más tiempo", considera la Ocde, que teme que se acentúe la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y que un Brexit sin acuerdo "represente un golpe para la ya frágil economía británica y que esto tenga efectos perturbadores en Europa". ¿Cómo reimpulsar el crecimiento? La institución teme que "los elevados niveles de deuda privada, cuya calidad empeora, acentúen las eventuales sacudidas" de la economía. "Si los gobiernos no actúan a partir de ahora, el crecimiento mundial durante el próximo año podría ser inferior al 2,9% que prevemos para este año", alertó Boone, quien pidió a los Estados que "aprovechen los bajos tipos de interés para invertir". Según la economista jefa, los gobiernos deberían "aumentar el gasto público" para "salir de la trampa de un persistente crecimiento débil", unas declaraciones que resultan una enésima advertencia a países con un importante superávit comercial y presupuestario, como Alemania. La primera potencia económica europea experimentó una de las correcciones más severas de parte de la Ocde, que solo espera que el PIB alemán crezca un 0,5% este año (dos décimas menos que en las previsiones anteriores) y el próximo año se situaría en un 0,6%, la mitad de lo que preveía en mayo. La economía del Reino Unido, en plena inestabilidad por el Brexit, solo crecerá un 1% (dos décimas menos) este año, y un 0,9% en 2020.
Más allá de las economías europeas, la situación más crítica es la de Argentina, que padecería en 2019 una recesión del 2,7%, y cuyo PIB volvería a caer en el 1,8% en 2020. La economía estadounidense, que conoce uno de los ciclos de crecimiento más largos de su historia, también debería ralentizarse, y el PIB aumentaría un 2,4% (cuatro décimas menos) y se situaría en un 2% en 2020. La Ocde prevé para China un 6,1% para el 2019 (una décima menos) y su crecimiento el año que viene se situaría por debajo de la barrera simbólica del 6%, al retroceder hasta el 5,7%.