Ya no es necesario un gran arsenal de armas para poner contra las cuerdas a una sociedad. El simple y artesanal bloqueo de vías con llantas quemadas o carros atravesados es suficiente para generar un colapso en el abastecimiento de alimentos, medicinas, combustibles y otros productos de primera necesidad.

Eso ha quedado en evidencia durante las últimas dos semanas, cuando se han visto afectadas la movilización de insumos y productos, así como miles de trabajadores de la industria, el campo y el sector hospitalario. Esto amenaza la tímida recuperación de la economía.

Aunque el país es cada vez más digital, también es más vulnerable a los hechos de fuerza. Con la masiva urbanización del último siglo, los grandes centros urbanos dependen cada vez más del campo. El mejor ejemplo es lo que sucedió en Cali. En solo una semana de parálisis y bloqueos viales se agotó el combustible, se paralizaron las exportaciones e importaciones por el puerto de Buenaventura, mientras que la prolífica producción agroindustrial de la región se puso en serio peligro.

Según la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), en el Valle se levantan en granjas industriales 1,2 millones de cerdos, 30 millones de aves de corral y está el 30 por ciento de gallinas ponedoras del país.

Allí se producen el 78 por ciento de la uva, el 30 por ciento del banano común y el 25 por ciento de los cítricos. Bastó una semana de violentos bloqueos para agotar el combustible y la paciencia de los vallecaucanos.

El presidente de la SAC, Jorge Bedoya, advirtió que esta situación pone en peligro la sostenibilidad de las empresas agroindustriales y los miles de empleos que generan.

Jorge Bedoya, Presidente de la SAC

El sacrificio de miles de animales, la pérdida masiva de fruta, leche, hortalizas, tubérculos y demás bienes no solo afectan la oferta y el precio de los alimentos durante estas semanas, también ponen en jaque a cientos de empresas productoras.

Fenavi, el gremio de los productores de pollo y huevo, advirtió que casi 12 millones de colombianos podrían tener dificultad para abastecerse de pollo y huevo, las dos proteínas de más fácil acceso.

El gremio estimó que 60 millones de aves están en riesgo de muerte por falta de alimento; 16.000 toneladas de pollo y 120 millones de huevos represados que no están llegando a los puntos de distribución y 48.000 toneladas de alimento para las aves bloqueadas sin poder llegar a las granjas. Un total de 350.000 familias que dependen de la industria avícola están a la deriva.

Fedegán, el gremio ganadero, calculó pérdidas en una sola semana de paro en 93.000 millones de pesos, mientras que la industria lechera del país se declaró en máxima alerta ante la imposibilidad de distribuir el producto.

Bogotá es otra de las ciudades con serios problemas de abastecimiento. Los Llanos Orientales producen el 25 por ciento de la carne de cerdo del país; unas 17 tractomulas salen de esta zona todos los días hacia destinos como la capital. Por el norte, la papa que viene de Villapinzón y Boyacá vio limitado su acceso por los cierres viales en Gachancipá.

Los bloqueos viales también están afectando a la industria nacional. El presidente ejecutivo de Acesco, Felipe González, explicó que en los últimos días no se pudo despachar al sur del país y hay problemas para llevar productos a Medellín y a Bogotá. La compañía, como muchas otras en el país, prevé cierres temporales de operaciones debido a las manifestaciones.

Los bloqueos y cierres viales les pasan una muy costosa factura a millones de familias y empresas. | Foto: Esteban Vega La-Rotta / Publicaciones Semana

El fundador y presidente de la ensambladora Busscar de Pereira, Roberto Gálvez, aseguró que el ausentismo laboral aumentó y que la compañía decidió no exponer a los colaboradores en largas caminatas de regreso a sus hogares. “Los proveedores de Bogotá están nerviosos y no despachan camiones con materias primas”, dijo.

A su vez, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, aseguró que solo en los días de “paro y vandalismo” se han registrado pérdidas por 880.000 millones de pesos en el comercio. Por su parte, los gremios de energía y gas pidieron facilitar sus actividades para garantizar el abastecimiento de los servicios y el suministro de combustibles.

El efecto

Los bloqueos viales le pasarán factura a la débil recuperación económica. Paros y cierres viales anteriores generaron un grave efecto sobre la producción: Anif indicó, en uno de sus informes, que entre 2012 y 2019 los paros representaron pérdidas por 9 billones de pesos.

El 22 de julio de 2016 se puso fin a 46 días del paro camionero, el cual dejó pérdidas estimadas en 2,8 billones de pesos (equivalente a 2 por ciento del PIB trimestral de ese año). Los paros judiciales de 2008, 2013 y 2014 pasaron una ‘cuenta de cobro’ por 2,2 billones de pesos.

Un informe de Anif del 18 de junio de 2015 hizo una proyección y encontró que los beneficios salariales logrados entre 2015 y 2019, luego del paro de educadores de ese año, borraron de tajo los 6 billones del supuesto recorte presupuestal que había realizado el Ministerio de Hacienda en los inicios de ese año por cuenta de las afugias fiscales.

Problemas fiscales que se han exacerbado en el último año por los efectos de la pandemia. De hecho, este paro se diferencia de los demás por la crisis sanitaria sin precedentes en el último siglo.

La economía viene de caer 6,8 por ciento en 2020 y justo cuando intentaba recuperar el aliento, en el primer trimestre de este año, llega una reforma tributaria nada oportuna que terminó por detonar las movilizaciones.

La inflación sigue siendo un indicador que inquieta a las autoridades económicas. El Banco de la República evaluará el impacto de las movilizaciones y cierres en la meta de inflación, que sigue para este año en 3 por ciento.

Aunque algunos productos de la canasta básica ya presentan algunas alzas derivadas de los cierres, para impactar sensiblemente el dato de inflación se requiere que la situación se prolongue por más tiempo.

¿Cuáles son las salidas?

Muchas empresas no han podido abastecerse de insumos o tienen problemas para realizar entregas. | Foto: Juan Carlos Sierra

Los empresarios piden medidas estructurales que eviten más estrangulamientos de la producción y la economía.

Para Fenavi, el primer paso es “desbloquear las vías; el segundo, dialogar: esa es la única herramienta capaz de resolver las diferencias para construir nuevos escenarios en conjunto. La violencia solo causa destrucción. Hay que desbloquear las vías y promover el diálogo social”, dice el gremio.

Se puede decir que cada paro nacional deja sentadas las bases del próximo. Es muy rentable para sus organizadores por la vulnerabilidad del sistema de transporte y las enormes necesidades de abastecimiento de ciudades, cada vez más grandes y dependientes de la infraestructura de transporte y la producción rural.

Pero, al final, solo benefician a unos pocos y las pérdidas son para todos.