Es claro que el crecimiento económico es motor del recaudo tributario. De ahí que se esté presentando una contracción que afecta el ingreso de recursos a la bolsa pública de la que se sostiene el Estado y la política pública en beneficio de la población.
Colombia tuvo una subida económica impresionante entre 2021 y 2022, luego de haber tocado fondo en la crisis sanitaria de la pandemia. El recaudo tributario se trepó, aumentando 62,7 % entre 2021 y 2023, según documento elaborado por Anif, con lo cual los recursos que entran por cuenta de los impuestos pasaron de ser el equivalente al 13,6 % del PIB, al 16,6 % del PIB.
Pero el debilitamiento de la economía ha sido evidente, lo que de inmediato se ve reflejado en el ingreso tributario, que, si bien sube algo, lo poco que incrementa termina absorbido por la inflación, como sucedió en el primer bimestre del año. “El recaudo creció 2,5 %, la inflación en febrero fue de 7,74 %; por lo tanto, se presentó un decrecimiento de 5,2 % en los dineros que aportan los contribuyentes”, según cuentas realizadas por el exdirector de la Dian, Lisandro Junco.
No es solo el bajo crecimiento
El centro de pensamiento económico Anif, en un análisis divulgado el lunes 8 de abril, señala que, además del impacto que causa en el recaudo la precaria expansión de la economía, también se le agrega lo que sucede en los distintos sectores que hacen parte de la medición del crecimiento, es decir, la llamada divergencia sectorial.
Implica que, “sectores que tienen tasas de tributación más altas, o mayor formalidad y por tanto contribuyen de manera importante al recaudo, están teniendo un peor desempeño”, advirtió Anif.
Es el caso de ramas de la economía como Minas y Canteras, o la Industria y el Comercio, que tuvieron un 2023 prácticamente catastrófico y son los que ponen buena parte de la plata que se recauda por impuestos.
“El valor agregado del sector de Minas y Canteras tuvo una caída en términos nominales del 27,1 % anual durante el cuarto trimestre de 2023, cuando en el mismo período de 2022 exhibía un crecimiento de 32,4 %. Esta caída se explica en buena parte por la reducción en los precios de petróleo con un perfil de producción relativamente constante que no alcanzó a contrarrestar el efecto precio”, argumentó Anif.
En la industria las cosas no fueron distintas. Este sector se encogió en un 1,3 % en el último trimestre del año pasado, mientras que en 2022 se movía a un ritmo del 15,9 %.
Y como las apuestas con el crecimiento para 2024 no son precisamente expansivas, es mejor tener cuidado a la hora de planear el gasto.
Cuidado con el plan presupuestal 2025
La situación amerita tener cuidado con la propuesta presupuestal para 2025, de la cual, ya hay un anteproyecto de presupuesto radicado, en el que se anotaron cifras abultadas que surgen de las peticiones que hicieron los distintos sectores que hacen parte de la carta financiera para el próximo año.
El análisis de Anif establece que “la dinámica de crecimiento de toda la economía y el desempeño sectorial en 2024 continuarán presentando un reto para las finanzas públicas”. Por ello, a la hora de construir el presupuesto del próximo año se debe tener en el horizonte la situación de este año, en el cual, la economía no tendrá mucho ritmo, y el año entrante se aportan los impuestos con base en los ingresos de la presente vigencia.
El centro de pensamiento económico pone en el visor que el Gobierno espera un recaudo tributario de 290 billones de pesos este año, lo que implica una variación del 10,3 % frente a la de 2023, pero ya se tiene el antecedente de lo sucedido en 2023, cuando se tenía un estimativo de 263 billones de pesos y en la práctica no se logró, pues el resultado definitivo fue una reducción, en 11 billones de pesos, en comparación con la cifra proyectada.
Alerta con los ingresos públicos
Son varios los riesgos que los expertos advierten sobre el recaudo tributario y, por ende, sobre los ingresos disponibles para el gasto público. Es el caso que ha sido ya parte del debate nacional, y es el relacionado con los ingresos esperados por arbitramento de litigios. Mientras se tiene la expectativa de obtener 10 billones de pesos en 2024 por esa vía, dependerán de una ley que ni siquiera ha iniciado su trámite en el Congreso de la República.
Pero no es todo. Anif recopila otras presiones que hay para el gasto que requerirá hacer el Gobierno, y entre ellas menciona al sector salud, que, por demás, no dará espera, luego de las intervenciones a dos de las más grandes EPS.
Y todo, en medio de un país que tiene que respetar la llamada Regla Fiscal, que establece un límite en el déficit fiscal que puede tomar.
Semáforo en amarillo
Por el momento, ya el semáforo de los impuestos está en amarillo, anunciando su proximidad al rojo, toda vez que los ingresos por aranceles e IVA externo cerraron el último trimestre del año pasado con una caída anual del 29,7 %. Otros impuestos, además de la actividad interna, como el 4x1.000, si bien tuvieron un crecimiento anual del 5,5 %, estuvieron por debajo de la inflación, y muy lejos del 25 % que registraron en el último trimestre de 2022, cuando la gente salió a gastar a manos llenas, luego de haber permanecido frenada en la pandemia y en la pospandemia.
El mensaje final entonces es el de la mesura con el gasto previsto, tanto para este año como para el próximo, porque los impuestos ponen gran parte de los ingresos necesarios para que el Estado funcione. Así que, los presupuestos no se pueden basar en cuentas alegres.