A pesar de que la tasa de desempleo se duplicó en abril y alcanzó el 19,8 %, el nivel más alto en este siglo, esta no es la cifra que más les preocupa a los analistas, ni la que mejor estaría reflejando el dramático efecto de la cuarentena sobre el mercado laboral. Si bien estos números sorprenden y significan que la cantidad de desempleados en el país pasó de 2,5 a 4,1 millones de desempleados en abril, lo que más inquieta a los analistas es la destrucción de alrededor de una cuarta parte de los empleos formales en el país. Por efectos de la pandemia y las medidas de aislamiento, el número de ocupados en el país pasó de cerca de 22 millones de personas a unos 16,5 millones, lo que significa que se perdieron 5,4 millones de empleos.

Según algunos cálculos, si todas estas personas que perdieron su empleo se contabilizaran como desempleados, la tasa de desempleo sería hoy del orden del 32,6 %. Es decir, que la cifra está “subvalorada” y no se duplicó, sino que se triplicó por efectos de la cuarentena. Cabe recordar que alguien que pierde su empleo no es automáticamente considerado un desempleado, pues para serlo tiene que haber realizado una búsqueda activa de trabajo en las últimas semanas. Si no la ha hecho, pasa a ser identificado dentro de la población inactiva. Entonces, mucha gente que perdió su empleo en abril no pudo buscar trabajo por efectos de la misma cuarentena, por lo que en su mayoría pasó a la inactividad y no al desempleo. Más del 70 % de las personas que perdieron su empleo en abril pasaron a estar inactivas (3,8 millones), mientras que algo menos del 30 % pasaron a ser desempleados (1,6 millones), según un estudio de Corficolombiana. En marzo, solo el 18 % de quienes perdieron su empleo (1,6 millones de personas) pasaron a ser desempleados (287 mil personas), mientras que el otro 82 % pasó a la inactividad (1,3 millones de personas).

Para considerar desempleada a una persona tiene que haber realizado una búsqueda activa de trabajo en las últimas semanas. Si no la ha hecho, es identificada como inactiva. Foto: Getty No obstante, es claro que, en la medida que estas personas comiencen a buscar empleo, presionarán las cifras de desempleo al alza. Según esta entidad, la tasa de desocupación en los próximos meses se ubicará entre 21 y 24 % —aun si se detiene la destrucción de empleo—, en la medida que parte de la población inactiva empezará a buscar trabajo y se reportará efectivamente como desempleada. “A pesar de que el Gobierno ha permitido la apertura de algunos sectores, los pésimos datos de abril nos permiten anticipar que la tasa de desempleo nacional se ubicará entre 21 y 24 % en mayo. Este cálculo supone que si bien se pierden menos empleos en ese mes que en abril, cerca del 40 % de los 3,8 millones de personas que dejaron de estar ocupadas en los meses anteriores y permanecían inactivas (es decir, 2 millones de personas) pasan a considerarse desempleados”, explica Corficolombiana en el informe “El mercado laboral, a cuidados intensivos”. Otro aspecto que destacan los expertos es que probablemente el impacto será mayor sobre los trabajadores formales, que tendrían mayores dificultades para ubicarse nuevamente en las mismas condiciones, mientras que quienes eran informales podrían retomar sus actividades con mayor facilidad.

Los sectores más afectados fueron entretenimiento, industria, comercio y construcción, los cuales explican en conjunto dos terceras partes del empleo perdido (3,4 del total de 5,4 millones de empleos destruidos). En los sectores de servicios públicos y minero-energético crecen levemente los ocupados, mientras que el sector agropecuario fue uno de los menos afectados. De ahí probablemente también la mayor afectación en las ciudades, donde el desempleo más que se duplicó y se ubicó en 23,5 %. Sin duda, los datos muestran el rápido y profundo deterioro que está causando la cuarentena sobre el mercado laboral. Cifras de este tipo no se veían desde la crisis económica que vivió Colombia a finales de la década de los 90. El país tardó prácticamente 15 años en volver a niveles de un dígito. Por esta razón, José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, afirma que la estrategia de mantener el aislamiento es insostenible, pues se corre el riesgo de sumir en la pobreza a buena parte de la clase media vulnerable que había mejorado su nivel de vida en los últimos 20 años. Además, afirma que el programa de subsidios a la nómina llegó tarde y es muy tímido, por lo que se requieren acciones adicionales ya no solo para proteger los empleos formales, que aún no se han perdido, sino para promover la generación de nuevos empleos y la recuperación de los que se han destruido.