Más allá de la incertidumbre que hay con la segunda ola de contagio con coronavirus; de la fuerte polarización política que se presenta en el país y que no permite ver la claridad en medio de la bruma; y hasta del recrudecimiento de la inseguridad, la mayor parte de los analistas socioeconómicos coinciden en que el desempleo es el fenómeno transversal a todos estos problemas.
Este viernes, el Dane dará a conocer nuevas cifras de la desocupación, la cual, en agosto, fue del 16,8 por ciento. Si bien ese número indica que la situación mejoró en comparación con lo ocurrido en meses anteriores (en mayo fue de 21,4 por ciento), al desempleo lo siguen acompañando varias características complejas: alta informalidad; empleo precario y una fuerte afectación a las mujeres.
Entre marzo y agosto, de 3,8 millones de empleos perdidos, 2,1 millones eran ocupados por mano de obra femenina. Esto implica que el 56 por ciento de los puestos de trabajo que se destruyeron, casi 6 de cada 10, dejaron a las mujeres en la desocupación.
Para dónde se fueron las mujeres
Una de las realidades que se desprende de las estadísticas consolidadas del desempleo en pandemia, está relacionada con lo sucedido alrededor de la posición ocupacional. En el caso de las mujeres, la precariedad del empleo es notoria. De 7 de las categorías de posición ocupacional que mide el Dane, hubo pérdida de empleo en 6, mientras que en la única que hubo oportunidades para ellas fue en la casilla de jornalero o peón, en la que aumentaron 7.000 puestos de trabajo.
En el caso de los hombres sucedió algo aún más curioso: se perdieron empleos en casi todas las modalidades de posición ocupacional, menos en la de empleo doméstico, en la que hubo una diferencia positiva de 2.000 puestos de trabajo para ellos. En el segmento de jornalero o peón, al que entraron 7.000 mujeres, el empleo masculino perdió 48.000 cupos, al pasar de 722.000 en los mismos seis meses del 2019, a 674.000 en el 2020.
Si se mira la categoría de patrón o empleador, en la que podría suponerse que las condiciones laborales son buenas, la mujer ocupaba 221.000 puestos de trabajo en ese sentido, entre marzo y agosto del 2019, y la cifra pasó a 143.000 en igual periodo de este singular 2020. Esto implica que la mano de obra femenina perdió 78.000 posiciones como patrón o empleador.
La pérdida mayor de empleos en el caso de las mujeres, estuvo en la modalidad ocupacional de empleado particular. En 2019 la cifra era de 3.642.000 y en los mismos seis meses de este año, los del furor de la pandemia, pasó a ser de 2.782.000, es decir, se destruyeron 860.000 empleos en dicha posición.
Y ni qué decir del trabajo por cuenta propia, en el que valga decir que no siempre está relacionado con el rebusque. Los empleos en esta categoría eran 3.707.000 en 2019 y pasaron a 2.978.000 en 2020, lo que equivale a una pérdida de empleos de 729.000. Allí se incluyen desde la señora que vende flores en el semáforo hasta la odontóloga que abre por su cuenta un consultorio privado. En consecuencia, estas cifras reflejan la parálisis de actividades económicas que hubo en los seis meses de mercado laboral consolidados por el Dane (marzo a agosto) y que afectaron tanto a los profesionales como al rebuscador.
Otras curiosidades de la desocupación femenina
Cuando se observan las cifras de destrucción de empleos femeninos por sectores, se evidencia que la actividad en la que más se destruyeron empleos en los 6 meses fue la del entretenimiento. De 1.405.000 mujeres ocupadas en esa área, se pasó a 919.000 en el 2020, con una pérdida de puestos de trabajo de 486.000. La lectura de estas cifras encaja con la situación que se ha presentado en los teatros, cines, recreación; servicios que, a diferencia de otros, no pudieron operar en la época de confinamientos y aislamientos decretados por las autoridades nacionales y locales.
En todos los 13 sectores económicos que desagrega el Dane para medir el mercado laboral hubo pérdidas de empleos para las mujeres, pero el de menor cifra es el de minas, que también es el que tiene menos mano de obra femenina. En esa rama se destruyeron 2.000 puestos femeninos y, coincidencialmente, la cifra fue igual para el empleo ocupado por hombres.
El resultado del desempleo que dará a conocer este viernes el Dane es el de septiembre. La expectativa es total, teniendo en cuenta que en este mes, los números mostrarán si la reactivación económica y las ayudas del Gobierno, con subsidios a la nómina y estímulos a las empresas para que salven empleos, han tenido algún efecto o, por el contrario, el desempleo es un toro al que no tan fácilmente se podrá coger por los cachos.