En septiembre, la tasa de desempleo se ubicó en 15,8 por ciento. Si bien había bajado en comparación con agosto, que fue de 16,8 por ciento, y con un cambio significativo en relación con lo sucedido en mayo, cuando la cifra se ubicó en 21,4 por ciento, nuestro país sigue siendo el del mayor nivel de desocupación entre los países de la Ocde.

Esta es la gráfica más reciente del desempleo en países de la OCDE | Foto: Ocde

Aparte de la alta cifra, también está el hecho de que las características del mercado laboral en el país son extremadamente precarias, con el mayor porcentaje de ciudadanos en la franja del empleo cuenta propia, el cual, por lo general, está ligado al rebusque.

Por esa razón, además de bajar la cifra de desempleo, lo que seguramente se irá logrando a medida que se reactiva la economía, el gran tema en Colombia es la dificultad que ha tenido el país para crear un mercado laboral que permita generar bienestar al trabajador, con una remuneración adecuada y el debido aseguramiento.

Más aún, si la población más afectada por la pérdida de empleo en la pandemia son las mujeres y los jóvenes, y, más aún, los de menores ingresos. Muestra de ello es que, Asocajas, el gremio de las cajas de compensación, en un informe reciente sobre peticionarios del subsidio al desempleo, dejó ver que el 52 % de los beneficiarios del subsidio de desempleo son mujeres; el 40 % de los beneficiarios gana menos 2 salarios mínimos; del total de beneficiarios el 24 % solo ha alcanzado educación media.

Colombia frente al mundo

En los países de la Ocde, club en el que ya figura Colombia en las mediciones, el desempleo ha aumentado, pero las cifras están muy lejos de las que tiene Colombia. Esto ha llevado a algunos analistas a poner de presente que el deterioro del mercado laboral en nuestro país, venía de tiempo atrás, y fue golpeado más por la pandemia. En agosto, por ejemplo, el desempleo bajó 1,8 puntos porcentuales en Estados Unidos y 0,7 puntos en Canadá. Que esos países tengan cierto porcentaje de desempleo no es lo mismo que lo sucedido en Colombia. Estados Unidos, por ejemplo, llegó a tener pleno empleo antes de la aparición del coronavirus.

Hablar de que países de la zona Euro tenían tasas de paro en julio, del 8,0 %) y en agosto, del 8,1 %, es distinto a lo que sucede en los países emergente. Se trata de naciones que tienen más o menos equilibradas sus economías y que, en parte, las cifras, en parte, las dispara España, con un 16,2 por ciento en el octavo mes del año, y Grecia, con un 18,3 por ciento. También esos dos países europeos venían por una senda de incremento en la tasa del desempleo desde antes del coronavirus, debido a políticas laborales poco eficientes.

Algunas propuestas de la Ocde

El contexto para una recuperación del mercado laboral no podía ser más complejo. El crecimiento de la economía es el que anima a impulsar la inversión para que se puedan generar más puestos de trabajo. A ello se le agrega que la pandemia planteó una transformación del mercado laboral más rápida de lo que se esperaba. Puestos de trabajo que parecían tener un futuro a corto y hasta mediano plazo, ahora ya quedarán obsoletos.

En ese contexto, la Ocde pone en el visor que la formación continua de los trabajadores y su adaptación a un mercado de trabajo en constante cambio será clave para mejorar la productividad de un país.

Las recomendaciones de la Ocde fueron expresadas en el informe Buenos empleos para todos en un mundo laboral cambiante.

No todos están preparados para el cambio acelerado en las necesidades laborales que trajo la pandemia.

Las conclusiones del documento señalan que debe haber un esfuerzo conjunto entre gobiernos y empresas para que los trabajadores logren insertarse en un nuevo mundo laboral, que vive un proceso de cambio acelerado.

Es así como se requiere dejar de apostar solo a la flexibilidad laboral, tema que, si bien ha sido útil para estimular la creación de nuevos puestos de trabajo en los últimos tiempos, no puede ser la única estrategia de los gobiernos, toda vez que se necesita mejorar la calidad del empleo.

Uno de los puntos en los que más subraya la Ocde es en invertir en educación y formación eficiente, de manera que los trabajadores estén preparados en las competencias requeridas por los empleadores y les aporte oportunidades e incentivos para educarse y formarse a lo largo de su vida laboral.

Será clave que la política de cada país apunte a prevenir la exclusión del mercado laboral y proteger de sus riesgos a las personas, pues, si bien los avances tecnológicos están creando nuevas oportunidades laborales, esto no aplica para todos. El foco debe ponerse en los que más riesgo tienen de quedarse atrás.

El trabajo flexible, incluidos los empleos temporales y el autoempleo, están convirtiéndose en alternativas laborales para los ciudadanos, por lo que la política laboral debe apuntar a garantizar la protección social, independientemente del tipo de contrato que tengan las personas.