Cuando todas las noticias anticipaban que la reactivación en Colombia había perdido fuerza, la recuperación del empleo llegó para darle un nuevo respiro al país.Los datos son alentadores, sin desconocer que miles de familias aún viven en una situación crítica.

Según el Dane, entre abril y agosto la nación recuperó más de 3,2 millones de puestos de trabajo. La cifra resulta de comparar que en abril salieron más de 5 millones de personas del mercado laboral, mientras que en agosto lo hicieron 2,4 millones. Sigue siendo un dato preocupante, pero muestra que la destrucción de empleo viene disminuyendo.

La reapertura de algunos sectores y el inicio de pilotos en municipios con baja o nula afectación de coronavirus resultaron determinantes para acelerar la recuperación del empleo. A tal punto que llevaron a una tasa de desempleo de 16,8 por ciento para el total nacional y de 19,6 por ciento para las principales ciudades. Es un avance frente los peores meses de la pandemia, cuando esas cifras llegaron casi a 20 y 25 por ciento en la nación y en el nivel urbano, respectivamente.

En agosto Colombia comenzó a dar pasos firmes para reabrir la economía tras cinco largos y duros meses de confinamiento. Barranquilla lideró con otras ciudades el regreso paulatino a la normalidad, y esto se reflejó en las cifras de desocupación. La capital del Atlántico tuvo un desempeño destacado, por encima del promedio: registró la menor tasa de desempleo del país en agosto, con 13,2 por ciento. En los últimos cuatro meses ha crecido en número de ocupados, al tiempo que se han reducido los inactivos y desempleados. El alcalde Jaime Pumarejo destacó que entre junio, el punto más bajo, y agosto han recuperado 81.000 puestos de trabajo.

En contraste, los aislamientos por localidades, que se extendieron casi hasta finales de agosto, pusieron en jaque la actividad productiva en Bogotá, que exhibe una tasa de desempleo por encima del promedio nacional. “Gracias a las cuarentenas sectorizadas, el comportamiento de Bogotá fue muy malo y evitó una mayor recuperación en el ámbito nacional (…). Hace un año, la ciudad aportaba el 19 por ciento de los desocupados, y en agosto, aportó el 23 por ciento. Los resultados de la capital no le ayudan al país”, dice Mauricio Santamaría, presidente de Anif.

Sin duda, los datos del mercado laboral muestran la importancia del reinicio de actividades. Por eso los sectores con restricciones como el comercio, las actividades artísticas y de entretenimiento, y el turismo y la gastronomía lideraron la pérdida de empleos en agosto. No obstante, al mirar la película completa, las noticias permiten el optimismo. En abril, cuando todo tocó fondo, se destruyeron 943.000 puestos en el ramo comercial, pero en agosto la cifra bajó a 516.000. En la industria manufacturera llegaron a prescindir de más un millón de trabajadores; no obstante, ahora solo sacaron a un poco más de 100.000.

Y en la construcción ni se diga. “Ante el incremento de ventas, ha subido la contratación en áreas comerciales, de apoyo y de estructuración de proyectos, llevando incluso a que se registre un aumento de empleo frente a los registros prepandemia”, le dijo a SEMANA el presidente de Constructora Bolívar, Carlos Arango.

Con la economía en marcha, de cada colombiano depende ahora que el país no vuelva al escenario fatídico de las restricciones. Falta mucho por recorrer, pero si la reactivación se mantiene con el uso del tapabocas, el lavado de manos y el distanciamiento, el empleo seguirá al alza.

A empezar de ceros

Los resultados mejoran, aunque no como para cantar victoria. Una tasa de desempleo del 16,8 por ciento es enorme frente a los niveles prepandemia. Significa que alrededor de 4 millones de personas carecen de un trabajo. Además, el desempleo en las principales ciudades sigue por encima del 20 por ciento. Y preocupan los altos niveles de desocupación en los jóvenes y las mujeres, con tasas del 27,9 y 21,7 por ciento, respectivamente.

La menor contracción del trabajo señala indirectamente que el mercado laboral retoma su dinámia prepandemia. Pero, por ende, empiezan a salir las debilidades estructurales del mercado laboral que vienen de los últimos años, dice el director del Dane, Juan Daniel Oviedo. El presidente Iván Duque fue más allá: planteó el jueves que este año el país podría terminar con una tasa de desempleo del 14 por ciento.

Con esto en mente, al igual que con la pandemia, no hay que bajar la guardia, y en cambio, es fundamental seguir en busca de medidas que garanticen la reactivación del empleo. Continuar con la reapertura de la economía es una condición necesaria pero no suficiente para que el empleo repunte.

Por eso, los empresarios insisten en la necesidad de un debate para aprobar una reforma laboral. Sin embargo, decirlo es más fácil que hacerlo, aunque su trámite es fundamental. La prueba está en que la última gran reforma que aumentó los puestos de trabajo fue la tributaria de 2012. Esta ley redujo el pago de parafiscales a las empresas, lo cual abarató la contratación y llevó a que la tasa de desempleo se ubicara en un dígito durante varios años.

El Gobierno tiene sus esperanzas puestas en la Misión de Empleo. De acuerdo con el ministro del Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, de sus recomendaciones saldrán planes de choque a corto, mediano y largo plazo. Sin embargo, los sindicatos se levantaron de esa mesa, lo que deja más dudas que certezas sobre sus resultados. Las centrales obreras piden hacer esos debates en el marco de la Comisión de Concertación Laboral. También, derogar el decreto que creó el piso mínimo de protección y no expedir más cambios laborales con una eventual tercera emergencia económica.

Pero, ante un desempleo tan alto y una informalidad boyante, este rifirrafe no le sirve a nadie. No obstante, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) oficializó ya su respaldo a esta misión y ofreció su apoyo técnico y económico. Esta semana la entidad confirmó que América Latina ya ha perdido 34 millones de empleos por la pandemia. Sea cual fuere el espacio de discusión, el fin de la cuarentena manda un mensaje: llegó la hora de reactivar los sectores restantes sin bajar la guardia en lo sanitario. Pero también de atacar los problemas de fondo del empleo en Colombia.