La reunión de economistas y personalidades latinoamericanas convocada por la Cepal para discutir en Bogotá la forma de pago más apropiada para la deuda de casi 300 mil millones de dólares que tiene Latinoamérica con los bancos de los países desarrollados dejó en claro que, si bien este problema unifica a los implicados, la situación concreta de cada país los separa.Mientras México tiene el 50% de su deuda contratada a corto plazo y con tasas de interés altas, Brasil tiene en esa posición sólo el 34% de su deuda y con tasas más bajas que las mexicanas. A su vez, Costa Rica, ubicada en la zona centroamericana, ha obtenido condiciones muy ventajosas de sus acreedores -aplazamiento de los pagos y tasas de interés más bajas- quienes han querido evitarle mayores problemas a este país, e impedir que caiga en la dinámica de sus vecinos. En situaciones distintas se encuentran el resto de países quienes, además, no quieren indisponerse con los financistas internacionales, y de ahí la razón de la parquedad de sus gobiernos al llamado de renegociación conjunta de la deuda.Las distintas características de cada país han constituido el argumento de los banqueros privados internacionales, a quienes se les debe el 70% del total, para no aceptar una renegociación global de los dineros prestados. Por el contrario, proponen un acuerdo particular con cada cliente.Sin embargo, el recrudecimiento del proteccionismo de los países desarrollados, la baja en el precio de los productos básicos y la magnitud de los servicios de la deuda -en 1983 comprometen el 45 % de las exportaciones latinoamericanas- han reavivado el espíritu regional y la unidad frente a las negociaciones con los países desarrollados. La quiebra de las finanzas internacionales de cerca de la mitad de los países latinoamericanos ha puesto nuevamente sobre el tapete la inequidad de las relaciones económicas internacionales y la desigual distribución del ingreso al interior de la zona. Esta fue especialmente destacada por la revista especializada "The Economist", que sostuvo en una de sus entregas recientes que parte de la deuda latinoamericana se había gastado en consumo suntuario, especulación con terrenos urbanos y fuga de capitales hacia los países desarrollados. Este último hecho significa que, en el largo plazo, la salida de divisas hacia el exterior es mayor que el flujo 11 neto de capitales hacia la región. En el corto plazo, la situación latinoamericana se agudizó por la disminución en un 28o de los flujos de capital en 1982, según lo informó la Cepal en la reunión de Bogotá. Esta situación originó un déficit para el año pasado de casi 14 mil millones de dólares, no obstante que en la balanza de bienes hubo un excedente de 9 mil millones para toda la región en conjunto.La situación colombiana se asemeja a la de una oasis en medio del desierto. A pesar de la recesión industrial, de la quiebra de las economías fronterizas debido a la devaluación de los países vecinos y otras calamidades, comparada con el resto de países la situación es buena. En el plano comercial, no obstante el déficit de los dos años anteriores (1660 y 1900 millones de dólares respectivamente), los términos de intercambio mejoraron en un 3% en tanto que para Venezuela bajaron 17%, para Brasil 11% y para toda Latinoamérica disminuyeron 6%. Esto se reflejó en que las exportaciones colombianas aumentaron en un 6% su poder de compra, al contrario de las regionales que tuvieron un retroceso en la misma proporción. Además, lo determinante para la buena situación colombiana se debe al prudente manejo de la deuda hecho por las autoridades nacionales.Con todo, la reunión organizada por la Cepal sentó el precedente de que un país de la zona tomara como suyos los problemas del resto y los planteara para su discusión frente a los países ricos, sin buscar ningún beneficio directo con ello. Así se entendió la actitud del Presidente Betancur y, si bien este hecho despierta reticencias en distintos sectores de los dos partidos tradicionales, es un anticipo del liderazgo que Colombia va a llevar en la reunión de la UNCTAD a celebrarse en Belgrado en junio próximo, como una de las cabezas del grupo de los No Alineados. Para Latinoamérica, el acuerdo al que llegaron los economistas y personalidades del encuentro, para solicitar una baja en las tasas de interés y plazos más largos para la amortización de la deuda, fue otro paso más para que esta región, tan igual y tan distinta, deje de ser una posibilidad y se convierta en una realidad.