Cuando los jóvenes terminan su formación secundaria, muchos padres les apoyan, a través de un experto en orientación profesional, para ayudarlos a tomar la decisión acerca de su futuro académico, del cual, en el largo plazo, dependerá una exitosa actividad laboral. Sin embargo, después de una crisis que ha planteado fuertes cambios en los trabajos y ha dejado a muchos en el desempleo, el tema también se volvió relevante para los adultos.
Conseguir una nueva plaza y lograr así navegar con éxito en el mercado laboral resultará más fácil si el cesante, mientras espera una oportunidad, recibe la orientación profesional sobre las nuevas necesidades en mano de obra que hay en el nuevo escenario en el cual, se usa más la tecnología y los servicios digitales.
Es decir, la orientación profesional que, por lo general, solo se busca para empezar la vida laboral, se volvió clave para continuarla.
En la adultez, la orientación profesional puede establecer la diferencia entre ser empleado o desempleado. Así se desprende de un estudio de la Ocde, que concluye que el 82 % de los adultos quisieran tener esa oportunidad.
De hecho, la orientación profesional por la que claman los adultos, es para conseguir trabajo, según confirmó el 32 % de los encestados, porcentaje que ya se ubica por encima de la tradicional razón para buscar una guía experta: elegir la primera carrera universitaria (25 %).
Según la investigación de la Ocde, muchos de los grupos que encuentran más dificultades para insertarse en el mercado laboral son los que han tenido menor orientación profesional.
En contraste, tres cuartas partes (75 %) de los adultos que reciben orientación profesional informan estar satisfechos o muy satisfechos en su vida laboral, en la cual, suelen permanecer por más tiempo; mientras que el 70 % experimentó una mejora en su empleabilidad seis meses después de haber recibido la orientación.
¿Por qué funciona? Existen varias razones por las cuales la orientación profesional se conecta con el éxito para lograr un empleo.
La primera proviene de la acertada escogencia de la formación que se quiere tener. Esto asegura el grado de confianza en la actividad que se realiza y la firme decisión de seguir evolucionando en el mismo campo, lo que garantiza el crecimiento profesional del ciudadano y, a su vez, es la mejor carta de presentación para obtener o mantener un empleo.
Otra razón, esta vez más externa al ciudadano, es que los servicios públicos de empleo son precisamente uno de los principales proveedores de servicios de orientación profesional para adultos, es decir, forman y reclutan. Esa coincidencia puede resultar favorable para el que busca una oportunidad laboral.
En el informe de la Ocde se destaca también la ventaja que tiene el empleador, cuando el trabajador recibe orientación profesional. En esos casos, es mayor su participación en los objetivos de la compañía y también su permanencia en la misma.
Además, los adultos que están más informados acerca de sus habilidades -lo que suelen identificar luego de una orientación profesional- pueden encontrar mejores coincidencias entre la búsqueda de habilidades por parte del empleador y la oferta individual de habilidades que tienen para ofrecer en el mercado laboral.