En lo que fue una zona rural, en el centro de Bogotá, un área de 24,4 hectáreas, que se ubica sobre la Avenida El Dorado, en camino hacia el aeropuerto, y que limita al norte con la calle 53, se abre espacio uno de los nuevos escenarios para eventos en la capital.
Se trata de Distrito Verde, una iniciativa liderada por la firma mexicana Ocesa, una de las compañías más importantes de entretenimiento y eventos en el país, que hoy está bajo el control de una poderosa multinacional del sector: Live Nation.
“Distrito Verde se concibe como un espacio de cultura viva, comprometido con la responsabilidad ambiental, social y de seguridad. Es un lugar que, tras 50 años de ser inutilizado, vamos a recuperar para combinar espacios verdes al aire libre, con estructuras temporales y graderías modulares y versátiles, las cuales permiten el desarrollo de varias actividades y diversos formatos de eventos”, resalta Luz Ángela Castro, presidenta de Ocesa Colombia.
El proyecto, que ya arrancó, tiene una inversión superior a los 22 millones de dólares y responde, como explica Castro, a la necesidad de crecer la industria del entretenimiento en el país, pero esta dinámica está marcada por el aumento o el desarrollo de infraestructura.
“Nosotros compramos hace un poco más de un año el 51% de Páramo, ya en esa composición Live Nation-Ocesa, con el fin de crecer el estanque. Necesitamos crecer la pecera porque hay que poner los pies en la tierra y entender que siempre será grande o pequeño de acuerdo con lo que se compare. Y si nosotros nos comparamos con el mercado mexicano ¿sabe cuánto pesamos? El 2%”, advierte Castro.
Según ella, es una apuesta para lograr el desarrollo de nuevos espacios para la cultura. Asegura que el público está ávido de tener buenas experiencias, no solo de ver un buen artista sino de todo lo que representa ese proceso desde la compra de la boleta hasta el sitio de parqueo o de acceso. Distrito Verde brinda una oferta en la ciudad para la realización de eventos para todo público como: exposiciones, conferencias, eventos familiares, musicales, gastronómicos, de moda, de recreación y entretenimiento, entre otros.
Castro se acercó a la anterior administración de la Gobernación de Cundinamarca y empezó el diálogo con la Beneficencia del departamento, propietaria del lote, en el que históricamente solo han estado vacas y caballos.
Se realizaron mesas de trabajo con especialistas porque, según el Plan de Ordenamiento Territorial de Bogotá, el lote es parte de la estructura económica principal de la capital. “Eso significa, dice Castro, que su uso es contemplativo. Es decir, que el 75% del lote debe permanecer verde, con un entrecomillado, agrega, y el 25% se puede adecuar y adaptar”. Y agrega: “Distrito Verde será un espacio para todos los bogotanos. Es pionero y una solución cultural y ambiental, que permite que coexistan armónicamente la cultura con la activación y protección del medio ambiente. Vamos a regalarle un nuevo pulmón a Bogotá, que suplirá las principales problemáticas medioambientales actuales”.
Solo tres tipos de actividades pueden hacerse allí: recreativas, gastronómicas y culturales. “No se puede hacer nada distinto a eso”, advierte la presidenta de Ocesa Colombia.
Por ello, el desarrollo del proyecto generó varios desafíos, pues no se trata de construcciones ni edificaciones nuevas sino de recuperar el 75% verde y que cumpla con las especificaciones. Eso se traduce, como explica Castro, en recuperar 180.000 metros cuadrados del suelo, sembrar especies nativas, poner estructuras que permitan la recolección y la fluidez del agua para que subterráneamente se conecte, que pueda albergar las especies de fauna que están en la zona, incluso aves migratorias, entre muchos retos.
“La apuesta de Ocesa en este proyecto es recuperar este espacio multipropósito, volverlo verde, y apoyar esa iniciativa de que sea sostenible, biodiversa y que cumpla el propósito fundamental sin que eso signifique que no podemos hacer actividades culturales”, manifiesta Castro.
¿Cómo adecuar este espacio versátil? Por ejemplo, desde Ocesa explican que el área tendrá el primer parqueadero verde de la ciudad, con estructuras que lo hacen ecosostenible y permiten que fluya el agua. También hay un espacio en el que se puede montar un escenario para unas 15.000 personas, pero son gradas móviles, que se pueden hacer modulares y que cuando no estén puestas quedará una explanada verde. Lo mismo sucede con un área llamada El Pabellón en donde se expondrán contenidos culturales para toda la familia.
Allí también estará la carpa para los eventos del Circo del Sol en los que en el pasado han tenido una capacidad para unas 3.000 personas, pero en este montaje podría llegar a 5.000 el número de asistentes.
“¿Cuál es la razón por la cual estamos haciendo el proyecto? Empezamos al revés: qué permite el lote y no qué quiero hacer allí. No se puede hacer vivienda, ni comercio. Comenzamos por el compromiso ambiental”, señala Castro.
Sin embargo, dentro de la comunidad se han generado inquietudes y preocupaciones de distinto tipo. Por ejemplo, en materia ambiental sobre los cuerpos de agua, también factores como el ruido, la movilidad y hasta la seguridad.
Castro asegura que desde hace 7 meses se llevan a cabo mesas de trabajo permanentes con la comunidad para entender cuáles son sus preocupaciones. Frente al tema ambiental asegura que se va a cuidar para que sea “un ecosistema responsable”; con respecto al ruido ya se adelantan los planes para mitigarlo con expertos de Colombia y el exterior; en materia de seguridad cambiaron el enmallado de púas y palos por una malla, cuyo montaje va en el 77%; para la movilidad se ha diseñado un plan y con los 1.600 lugares de parqueo se facilitará la operación, pero reconoce que toda aglomeración tendrá efectos.
La empresa le apunta al desarrollo de diferentes tipos de contenidos culturales, conciertos, festivales gastronómicos, exhibiciones, entre otras actividades. “Lo que se busca es poder traer contenidos que difícilmente hemos podido tener porque no hay dónde hacerlos”, dice Castro y ante la pregunta de si competirá con los otros escenarios de la capital, asegura que no: “Lo que tenemos que hacer es buscar cómo abrir la mente y traer nuevos contenidos, porque la pecera es pequeña. Y si hay o no público suficiente, eso lo determinará la demanda”, afirma.
Con una economía apenas repuntando, pero con una desaceleración fuerte, Castro señala que el renglón que más está creciendo es el entretenimiento, con un concepto más amplio que solo los conciertos. “Eso muestra que hay un potencial. El público es totalmente apasionado y conectado con la vigencia conceptual y de contenidos que va alrededor del mundo, que se vuelve cada vez más exigente y eso es parte de poder ofrecer mejores experiencias. Es un trabajo que toca construir”, agrega. Sin embargo, señala que ha sido un periodo retador por temas macroeconómicos, como la volatilidad del dólar, pues sus contratos con los artistas son en esa divisa, pero las boletas se pagan en pesos.
Para este año, sin este proyecto y teniendo en cuenta que Páramo concentra todo lo que tiene que ver con música son cerca de un centenar de eventos en el portafolio de Ocesa en el país y, según Castro, no van a dejar de pasar en recintos tradicionales. Anuncia que tendrán una exhibición de Jurassic World que dura 6 meses, ya está el espacio para el Circo del Sol y buscan avanzar en ferias de emprendimiento.
Sobre la inversión en momentos en que este rubro lleva varios trimestres en terreno negativo, Castro concluyó: “Nada es perfecto, todo podría ser mejor, pero si nos embarcamos en esa visión de que no pasa nada, o que no evoluciona, o que mejor esperemos, pues puede que las cosas no pasen”.