Hace ya mes y medio que el dólar no ha tenido la ‘loca’ volatilidad que registró a finales de marzo, durante todo abril y parte de mayo. Después de su histórica trepada, por encima de los 4.000 pesos, una vez que se conoció el primer caso de coronavirus en Colombia, y en el entorno mundial el petróleo llegó a tener un precio negativo, la tendencia parece ser de estabilidad. En la jornada de este jueves 20 de agosto de 2020, la moneda estadounidense se cotiza, en promedio, a 3.786 pesos. Desde finales de mayo, hasta ahora, el vaivén en el precio de la divisa se aquietó, pese a que en los inicios de la pandemia algunos analistas estimaban que se mantendría por encima de los 4.000 pesos. Pero, ¿qué tan estable es el panorama para el dólar? ¿Qué conviene ahora y en el mediano y largo plazo? SEMANA consultó a varios expertos, quienes empiezan por recordar la insistente idea de que con el precio del dólar no hay nada seguro.

El punto de partida es que el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, hizo este miércoles la presentación del proyecto de Presupuesto para 2021 en el Congreso de la República, en donde sustentó que las cuentas de las finanzas de Colombia en el próximo año se habían hecho, estimando un precio promedio del dólar para este año, de 3.960 pesos. Para el año entrante, la expectativa es que la divisa se cotice en 3.747 pesos en promedio. A Colombia le entran recursos en dólares por cuenta de la venta del petróleo y el café en el exterior. Pero si la moneda está al alza, al país se le encarece la deuda y las importaciones de productos para la industria nacional. El hecho de que suba o que baje el precio del dólar depende de muchos acontecimientos y, en la actualidad, se están juntando varios fenómenos, tanto internos como externos. Por ejemplo, este año habrá elecciones en Estados Unidos y lo que sucede allá sigue afectando mucho a las economías de América Latina, en particular a la colombiana, que tiene una relación comercial muy estrecha con el país del norte. En ese contexto, los analistas empiezan por aclarar que la volatilidad en el precio del dólar no empezó con la pandemia. Ha estado presente durante todo el año, apuntalado por las guerras comerciales entre China y Estados Unidos, las decisiones de los países petroleros de aumentar o no la disponibilidad de combustibles, entre otras. Y ahora, al impacto sin precedentes que puso la pandemia en la moneda se suma la incertidumbre por el futuro, algo que aún no se despeja.

Por lo tanto, lo que hoy sucede con la estabilidad del dólar, según sostiene Felipe Campos, gerente de estudios económicos de Alianza Valores, es una especie de ‘anestesia’ que empezará a desvanecerse cuando pase el efecto de la inyección de recursos, por más de 7.000 millones de dólares a la economía, para financiar, entre otras, las ayudas sociales a la población o las garantías para que los bancos puedan ofrecer periodos de gracia en los créditos. “A medida que se den los ajustes, el dólar puede terminar más parecido al pronóstico del Gobierno, muy cercano a los 4.000 pesos”. Daniel Velandia, de la firma Correval, también expresa que es difícil pensar que la tasa de cambio pueda seguir cayendo más en el corto plazo. “Lo que esperamos para los próximos meses es que el rango de negociación se mantenga entre 3.650 y 3.850 pesos. Para fin de año hemos fijado un estimativo promedio de 3.550 pesos, pues ahí ya las cosas estarán más claras en términos de la pandemia”. ¿A quién le conviene alto y a quién no? Los puntos de vista sobre el nivel adecuado en el precio del dólar, para un país como Colombia, son diversos y dependen del momento. Javier Diaz, presidente de Analdex, gremio de exportadores, señala que un dólar alto ayuda no solo a los que venden en el exterior, sino a todos los productores nacionales que compiten con importados. “Para la recuperación de la economía resulta mejor un dólar al alza que un dólar barato, pues los productores locales pueden atender el mercado interno y los importados se hacen más costosos; además, es un incentivo a la exportación. Tampoco se trata de que el dólar se eleve exageradamente, pues el aparato productivo requiere insumos y materias primas importadas”, sostiene Díaz. Felipe Campos también es partidario de que el dólar con un precio al alza se ha satanizado. “En los próximos 12 meses va a ayudar a ser parte del ajuste de la economía. Lo necesitamos alto”.

Si no va a viajar, no le afecta Al ciudadano colombiano, entre tanto, le sirve el dólar bajo cuando puede viajar y adquirir paquetes turísticos hacia ciudades en las que esta moneda es el referente para las compras. Esta actividad, pese al anuncio de una posible apertura de vuelos internacionales en el segundo semestre de este año, no entrará tan fácilmente en la agenda de las personas: no solo porque los que tengan ingresos disponibles —que serán pocos— se cuidarán de hacer gastos innecesarios, sino porque aún no se recupera del todo la confianza en la cercanía social y exposición al contagio con el virus, que podría suponer un viaje largo en avión. Por el lado del recibo de remesas del exterior, que es otra de las ventajas de un dólar alto para los colombianos de a pie, tampoco es tan factible que entren muchas divisas, teniendo en cuenta que la crisis económica ha golpeado a la población en todos los lugares del mundo. En el largo plazo, horizonte en el cual los analistas estiman que se esté moderando y tienda a la baja el precio del dólar, habrá que contar otra historia.