Con ventas que superan 3,5 millones de unidades al año y más de 20 plantas de producción de marcas norteamericanas, europeas y asiáticas, México logró en dos décadas tener una de las industrias más fuertes del sector automotor de América Latina y el mundo.Hoy es el séptimo fabricante de vehículos y el cuarto exportador mundial, gracias a las inversiones millonarias recibidas en los últimos años. Este ramo es el segundo renglón económico del país azteca, después de la industria de alimentos, y es uno de los mayores generadores de mano de obra con cerca de 800.000 empleos directos y otros miles indirectos.Pero el sector, uno de los principales orgullos del país, comenzó a recibir en los últimos días golpes que lo pueden desestabilizar y tirar a la lona. La amenaza proviene del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que advirtió que cobrará aranceles (impuestos) hasta del 35 por ciento a las compañías estadounidenses con plantas en México que exporten su producción al país del norte.Con la llegada de Trump al poder, la situación podría pasar de castaño oscuro porque el nuevo mandatario pretende a su manera fortalecer la economía del país del norte, generar más empleo, impulsar la infraestructura, poner en marcha incentivos fiscales y revisar los acuerdos comerciales.En este último tema aparece México, que desde hace 20 años ha incrementado su participación en el mercado estadounidense al exportar toda clase de productos, entre ellos vehículos, gracias a los beneficios del tratado de libre comercio (TLC). Trump ve en México una amenaza por el desplazamiento de mano de obra y el crecimiento en el déficit comercial del país.Por eso, el miércoles pasado, durante su primera rueda de prensa como presidente electo, volvió a dejar en claro que tomará acciones decididas para, según él, evitar la pérdida de empleos y la fuga de capitales hacia otras naciones.Las palabras del mandatario no cayeron en saco roto. Ford fue la primera en dar reversa a sus planes en México al anunciar que cancelaría la construcción de una planta en San Luis Potosí, en la que tenía previsto invertir cerca de 1.600 millones de dólares y crear 3.000 empleos directos. Además, decidió no trasladar la producción de una de sus camionetas de Kentucky a la nación azteca. A cambio anunció que construirá una planta en Michigan a la que destinará 700 millones de dólares.A Ford se sumó la semana pasada Fiat Chrysler, que anunció inversiones por 1.000 millones de dólares en Estados Unidos. Su director general, Sergio Marchionne, sostuvo que “sería una gran locura” hablar de nuevos proyectos en México debido a la incertidumbre actual.Hasta el momento la más reacia a acatar las amenazas de Trump es General Motors, que tiene cuatro plantas de producción en México y que en 2014 anunció inversiones por 5.000 millones de dólares hasta 2018 en ese país. La presidenta ejecutiva de la gigante automotriz, Mary Barra, ha señalado que la compañía está comprometida con el crecimiento económico de Estados Unidos y que lo prueban más de 40 fábricas en esa nación, que generan más de 100.000 empleos. Considera que sus plantas en el país latinoamericano no representan un riesgo para la economía del norte.Las amenazas de Trump han calado tanto que llevaron a que automotrices asiáticas como Nissan y Toyota consideren seriamente sus inversiones en México. Toyota, por ejemplo, anunció millonarias inversiones en sus plantas en Estados Unidos, pero no se pronunció sobre sus fábricas en México. Nissan, por su parte, canceló un proyecto en México con Daimler AG con el que esperaba fabricar vehículos de lujo, según informaciones del diario El País, de Madrid.Las decisiones de estas compañías y de otras que podrían seguir el ejemplo de Ford impactarán negativamente en esta industria en México, que tomó gran impulso gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado en 1994 con Estados Unidos y Canadá. En estos años pasó de producir cerca de un millón de vehículos a más de 3,5 millones, según la Organización Internacional de Constructores de Automóviles (Oica). De ese volumen exporta el 70 por ciento a Estados Unidos.Ha crecido tanto esta industria que en 2014 desplazó a Brasil y se posicionó como el principal productor de América Latina. Los medios de comunicación llegaron a comparar a México con Detroit, la meca de la industria automotriz de Estados Unidos. Según el diario The Wall Street Journal, en cinco años México recibió más de 17.000 millones de dólares. Además, las automotrices estadounidenses anunciaron estar dispuestas a abrir por lo menos nueve plantas en su territorio. Por ello el país saltó al cuarto lugar en el escalafón mundial en la venta de carros al exterior, después de Alemania, Japón y Corea del Sur, no solo gracias al TLC sino también a su posición privilegiada y a sus costos y mano de obra barata.Impacto en ColombiaLo que está pasando en el sector automotor de México tendrá impacto en Colombia, que ha aumentado considerablemente las importaciones de carros provenientes de esa nación. Hoy el 20 por ciento de los que se venden en el país provienen de ese Estado centroamericano, con más de 48.000 unidades comercializadas al año (ver gráfico), gracias al acuerdo de libre comercio entre ambos países.Oliverio García, presidente de la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores (Andemos), sostiene que la política de Estados Unidos puede llevar a una sobreoferta en México que bajaría los precios para fortalecer sus exportaciones hacia otros mercados, entre ellos los de América Latina.Pero también se puede esperar una mejor oferta de vehículos provenientes de Estados Unidos, en especial los que incluyen nuevas tecnologías como carros híbridos y eléctricos o de alta gama no producidos en México. “Cabe recordar que en la pasada reforma tributaria impulsamos un IVA del 5 por ciento para todos los vehículos eléctricos e híbridos, lo que abre nuevos horizontes para desarrollar el mercado de tecnologías limpias”, afirma García.La industria automotriz colombiana es pequeña si se tiene en cuenta que las ventas el año pasado solo produjeron 253.000 unidades. Los ensamblados en el país han ido cediendo terreno ante los importados, que representan más del 60 por ciento de las unidades vendidas.Pero mientras Colombia está a la expectativa de lo que pueda pasar en este mercado, con el que tiene una relación muy estrecha, lo cierto es que la industria automotriz mexicana vivirá momentos muy amargos. Pero no sería la única si se tiene en cuenta que el presidente Trump afirmó que revisará todo el TLC firmado con México.Estos anuncios y amenazas repercutieron en el precio del dólar en el país latinoamericano, que la semana pasada volvió a llegar a niveles históricos. Por cada dólar se pagaban más de 22 pesos mexicanos, es decir, una devaluación de más del 16 por ciento desde el triunfo electoral de Trump. El país azteca se prepara desde ya para vivir tiempos turbulentos y amargos, con impactos que se sentirán en toda la región.