La transición hacia una economía circular en el mundo ya no es una propuesta que pasa desapercibida para los empresarios y líderes de distintas áreas en las organizaciones. Según los analistas, este nuevo modelo de producción y consumo de productos será uno de los de mayor impacto en el mercado en los próximos años, puesto que cada día, hay consumidores más conscientes y que buscan marcas que le apuesten a los temas de sostenibilidad. Además, será fundamental para ahorrar en costos, ya que permite la reducción del consumo de materias primas y al aprovechamiento de los residuos.
Según algunos estudios reunidos por las Naciones Unidas, la transición a una economía circular podría generar un beneficio económico neto de 1,8 billones de euros para Europa en 2030, y un valor anual de aproximadamente 624.000 millones de dólares en la India para el año 2050. Mientras que en América Latina y el Caribe permitiría un incremento neto de 4,8 millones de puestos de trabajo en la región.
Jessica Caicedo, coordinadora de gestión ambiental y desarrollo sostenible en ACD Consultores, explicó que el mundo viene de un modelo económico lineal tradicional basado principalmente en el concepto de “usar y tirar”, pero con la economía circular se busca aprovechar al máximo los recursos materiales de los que disponemos alargando el ciclo de vida de los mismos.
“Además, este tipo de modelos también pueden ser utilizados para aportar un valor inmenso y un impacto positivo en las comunidades, puesto que les ayuda a crecer, unirse y resolver diferentes problemas que hay en su entorno. Yo suelo decirle a las personas en los talleres en los que trabajamos de medioambiente que están sentados en una mina de oro, en los sitios de disposición de residuos y basureros satélite, porque en ese plástico, cartón, vidrio, entre otros objetos que para muchos son simplemente basura, se encuentra una alternativa que puede aportar al crecimiento económico del pueblo”, destacó Caicedo.
En los últimos años, compañías de diferentes sectores industriales, decidieron implementar diferentes proyectos de economía circular que generen un impacto positivo en las comunidades y los territorios en donde suelen trabajar.
Por ejemplo, el proyecto ‘somos ambiente’ que ya ha tenido resultados en otras regiones del país, se está llevando adelante en alianza con Zona Franca Argos, en la vereda Membrillal, que hace parte del corregimiento de Pasacaballos, jurisdicción de Cartagena, en donde habitan más de 6.000 personas.
La iniciativa busca fortalecer la cultura ambiental en temas de gestión de residuos sólidos por medio de diferentes capacitaciones, con el objetivo de cocrear con la comunidad participante un modelo inclusivo de gestión de los residuos a partir de los hallazgos de la caracterización.
Como prueba piloto, durante cuatro días, personas de la comunidad, llevaron adelante la recolección de residuos sólidos a 297 viviendas, 33 establecimientos y 2 instituciones educativas de la vereda Membrillal. Se trazó una ruta y se logró recolectar más de 74 kg de residuos sólidos, que fueron cuarteados para su manipulación, reunidos en bolsas y se vendieron a empresas.
Caicedo considera que uno de los mayores desafíos y problemas que encuentra en la implementación de proyectos de economía circular es poder educar y juntar a las personas hacia un mismo objetivo, ya que la mayoría suelen trabajar de forma independiente y eso reduce las posibilidades de construir una asociación que aporte al crecimiento general de la comunidad, por esa razón, es que también se vuelve clave el aporte que puedan llevar adelante compañías del sector privado, en materia de recursos y capacitación.
En el país, según cifras de Cempre, el Comité Consultivo del Pacto por los Plásticos en Colombia, la industria utiliza 700.500 toneladas de envases y empaques plásticos, de los cuales tan solo son aprovechados el 32%, es decir, 223.300, y al final, solo son reincorporados al mercado 23.200.
A su vez, las Naciones Unidas consideran que la economía circular ofrece abundantes oportunidades de creación de valor a nivel industrial. Por ejemplo, se espera que el mercado de los envases retornables crezca de 37.000 millones de dólares en 2018 a 59.000 millones en 2026.